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Petri Monge, el pasado jueves en el aeródromo toledano de Camarenilla con un dron y su mando. E. URIARTE

Ella pilota drones en el campo

Extremadura en Femenino ·

Petri Monge Tejada, agricultora y ganadera profesional, es una de las 200 primeras mujeres españolas que han obtenido el permiso para pilotar esos pequeños aparatos

Lunes, 15 de noviembre 2021, 07:11

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Tiene dos pasiones. Una, el campo, heredada de su padre y de su entorno rural (es de La Zarza, pueblo de unos 3.400 vecinos de la comarca emeritense). La otra, «no dejar de aprender, de formarme. No sé ni cuántos cursos terminados y certificados tengo. Y no solo del tema agrario», relata Petri Monge Tejada, de 47 años, ganadera y agricultora profesional, que vive en el campo, en la vecina Alange, y que acaba de ser de una de las 200 primeras mujeres españolas que ha conseguido el certificado que le permite usar un dron para controlar explotaciones agrarias. Una mujer que siempre traslada un mensaje de igualdad en un sector, el agrario, masculinizado a pesar de que en los últimos tiempo la presencia femenina se ha agrandado.

El jueves pasado culminó su curso de formación de agricultura de precisión aplicada al uso de los drones en el aeródromo de la localidad toledana de Camarenilla. Fue el escenario de las seis horas de prácticas que tenía que realizar tras otras veintidós teóricas vía online. Una práctica en el ejercicio de drones reales dentro de un curso de pilotaje de estos pequeños vehículos aéreos no tripulados en campos de cultivo que ha organizado la Federación de Mujeres Rurales (Fademur).

Gracias a esa formación, en la que ha colaborado el sindicato de pilotos Sepla, ha aprendido a pilotar esos singulares aparatos y se ha iniciado en la interpretación y análisis de indicadores agrícolas a partir de imágenes multiespectrales. De forma concreta, para saber detectar, interpretar y monitorizar variables medioambientales que influyen en el crecimiento de un cultivo.

Solo el 1% de las personas que pilotan drones en España son mujeres. Un hecho relevante que ha empujado a esta agricultora activa de La Zarza a realizar ese curso formativo inédito para ella y para la inmensa mayoría de mujeres vinculadas con la profesión agrícola. «La vida avanza y la tecnología, también. No usarla para mejorar la actividad agraria no tiene sentido», relata esta zarceña que conserva ahora seis ovejas en su explotación cuando antes llegó a tener un rebaño generoso, focalizando su trabajo en la agricultura. En su cultivo de 5,5 hectáreas de pistacho, uno de los frutos secos más demandado en los últimos tiempos, en el vecino municipio de Alange.

Trayectoria

Con el papel bajo el brazo que le acredita como pilota de dron, tiene claro que para su pequeña explotación no lo va a usar ,pero no esconde que sí sirve para parcelas de mayor tamaño. «El dron en explotaciones pequeñas es complicado usar porque la inversión no compensa, pero no tengo dudas de que en las grandes, sí. Y para una gran empresa, también», relata.Lo que se ha conseguido con el curso de Fademur es un certificado que le permite poder manejar drones de un peso no superior a 250 gramos. Se lo ha sacado junto a otra extremeña, Milagros Sancho, de Villanueva de la Serena.

Petri Monje ha hecho de casi todo en la vida. Ha sido camionera, peón industrial en Holanda, conductora de autobús, auxiliar administrativa... «No me he aburrido, la verdad, ni me ha faltado iniciativa en ese sentido pero como en el campo, en ningún sitio», recalca. «Es mi vida, mi pasión. Y como mujer en una profesión en la que hay pocas mujeres, me ha hecho volcarme aún más», indica. Recuerda que la actividad agraria es una mezcla de alegrías y de sinsabores, fundamentalmente cuando el trabajo realizado no obtiene su recompensa en forma de precios dignos. No obstante, cree que se necesita resaltar las cualidades de la vida rural, algo que la pandemia, de alguna forma, ha revalorizado.

«Vivir y trabajar libremente en el campo mientras la mayoría de la gente estaba confinada o trabajando desde casa me ha hecho sentir, de alguna forma, una auténtica privilegiada», enfatiza la agricultora. Por su trayectoria y por su ejemplo de lucha por la igualdad, Petri Monge recibió en 2015 el primer premio nacional de Fademur. «Es un ejemplo de que con trabajo, esfuerzo, entusiasmo y solidaridad cada día se da un paso más hacia la igualdad», se justificaba en la concesión del galardón. Sostiene que las mujeres tienen un papel muy importante para poner en valor no solo el trabajo del campo sino, en general, los núcleos rurales.

«Se ha avanzado en los últimos tiempos en ese sentido pero debemos seguir avanzando más. No debe ser suficiente. Al menos, a mí me lo parece», remata Monge, que llegó a formar parte, en su faceta sindical, de la comisión de control económico de UGT Extremadura.

Tercera de cuatro hermanas, amante de los animales, el teatro, los viajes y de la lectura, cuando puede practicarla, Monge valora que gracias a colectivos como Fademur se visualiza la labor femenina lejos de los grandes núcleos habitados y, singularmente, la vinculada al campo. «Por si no se sabía, con la pandemia ha quedado de manifiesto lo básico que es la agricultura y la ganadería», culmina.

Algunos datos

Biográficos: Nacida en La Zarza, municipio de la comarca de Mérida, el 3 de abril de 1974. Es la tercera de cuatro hermanas. No está casada. Vive en el campo, en Alange.

Académicos: Estudió en el colegio zarceño 'Nuestra Señora de las Nieves'. Tiene numerosos cursos de formación tanto vinculados con la actividad agraria como con otras tareas profesionales. Recibió en 2015 el premio de Fademur (Federación de Mujeres Rurales).

Profesionales: Ganadera y agricultora, con una plantación de 5,5 hectáreas de pistacho. Además ha sido auxiliar administrativo, peón industrial, conductora de autobús y de camión.

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