Pequeñas fiestas que merecen un libro

«Aquel momento en Mesegal me marcó y le dije a Israel, que estaba conmigo, que había que hacer algo. Yo no puedo luchar contra la despoblación rural, pero sí hacer un libro que sirva de homenaje a esos abuelos para que los nietos vean qué es lo que celebraban ellos».

Armestar (Lima, Perú, 1983) reside en Mérida desde 2001. Un acontecimiento personal posterior como la muerte de su padre sin poder estar presente y la sensación de que le faltaron cosas que contarle fue el paso definitivo para poner en pie 'Alma y memoria', que pretende rescatar la esencia de pueblos en fiestas, un carrusel al que este fotoperiodista se subió con su cámara en 2010 con especial intensidad durante los inviernos, que es cuando los pueblos más pequeños celebran sus fiestas ancestrales. Entonces él aparecía con su cámara, la cual tarda en sacar de la mochila porque primero prefiere hablar con la gente y asegurarse de que es bien recibido. «Busco no ser invasivo, sin la energía que se requiere en prensa. A estos pueblos voy más como narrador que como cazador», explica.

Después de varios años revisitando varias fiestas cacereñas considera que solo tiene terminados los reportajes de diez: La Chicharrona, La Maya, El Capazo, Los Empalaos, Los Escobazos, El Peropalo, Los Negritos, Carnaval Hurdano, Las Carantoñas y Jarramplas.

Abordará toda la península

El trabajo es a medias con Israel J. Espino, licenciada en Ciencias de la Información y directora de 'Extremadura Secreta', empresa dedicada a la investigación, recuperación y difusión del patrimonio inmaterial extremeño.

Ella pone el texto y el resultado ha sido 120 páginas en edición de coleccionista con unas 200 fotos que verán la luz si superan la campaña de crowdfunding que iniciaron en la plataforma verkami. Concluye en dos semanas y ya han recaudado de 93 mecenas el 72% de los 6.000 euros que necesitan para que vean la luz los libros que editarían los cacereños de Atakama.

Dice Armestar que su archivo rebosa de imágenes –sobre 25.000– como para un segundo libro sobre Cáceres, y adelanta que la provincia de Badajoz protagonizará el siguiente volumen. Después le espera el resto de la península ibérica, donde piensa seguir fijando con su cámara aquellos festejos que una vez al año arrojan toda su luz sobre diminutos núcleos rurales amenazados por el despoblamiento y la desmemoria.