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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Sonia Fernández Holguín cree en la educación como herramienta para cambiar la realidad. :: HOY
Una matemática dedicada a la cooperación

Una matemática dedicada a la cooperación

Extremadura en femenino ·

Sonia Fernández Holguín es la coordinadora nacional del área de Personas y Equipos de Entreculturas

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Lunes, 16 de septiembre 2019

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Sonia Fernández Holguín ha vivido este verano una de las experiencias más impactantes de su vida. Mientras las selvas amazónicas ardían, esta trabajadora de Entreculturas, la ONG Jesuita para la educación y el desarrollo, realizaba en la ciudad brasileña de Boa Vista una experiencia de cooperación que todavía la tiene impactada. «No me creo que en 2019 sigan pasando estas cosas», confiesa.

En Boavista viven en la actualidad 320.000 personas. De ellas, unas 45.000 son venezolanos que han tenido que salir de su país huyendo de la crisis o de la persecución política. «Es fácil ver las calles llenas de bebés y niños a todas horas. Mirándoles, no dejo de pensar que puede ser una generación perdida por la duración de la crisis venezolana y las condiciones de vida en la frontera».

ALGUNOS DATOS

  • Biografía Nació el 24 de julio de 1981 en Madrid, pero con dos años su familia se trasladó a Castuera y con cinco, a Villanueva de la Serena. Vive en Badajoz y tiene una hermana melliza.

  • Formación Se licenció en Matemáticas por la Universidad de Extremadura pero su vocación era la enseñanza y desde 2010 trabaja en Entreculturas. En 2013 fue nombrada presidenta de la Coodinadora de ONG para el Desarrollo de Extremadura.

  • Aficiones Le encanta leer y escuchar música.

A Sonia, firme defensora de la educación como herramienta de cambio, le ha dolido comprobar que esos niños no van a la escuela, por lo que carecen de un lugar que los mantenga alejados de la marginalidad, la violencia, la trata de personas, el hambre y el deterioro de la salud.

«Generamos un mundo más justo o más injusto desde que nos levantamos hasta que nos acostamos»

Pero no sólo los inmigrantes venezolanos sufren las consecuencias de la marginación. También la población indígena de la Amazonía venezolana o brasileña busca en ese lugar un puente hacia el futuro. «En Boa Vista hay pueblos indígenas que han salido de sus tierras por la misma realidad que el resto: el hambre y la realidad del país. Pero al mismo tiempo se suma la presión de las empresas mineras, madereras y extractivistas que amenazan sus tierras y los expulsan», asegura.

«Yo me encontré indígenas venezolanos que se han marchado de su país porque ha habido incluso asesinatos. En febrero, por ejemplo, hubo una matanza que obligó a salir a un pueblo indígena, muchos acabaron en los hospitales de Boa Vista. Conocí a una chica que estaba embarazada y vivió cómo delante de ella asesinaban a su marido quemándolo vivo».

También ha podido comprobar que las instituciones que acompañan a los indígenas de Brasil, muchas de ellas ligadas a la Iglesia, han tenido que abandonar la incidencia política directa porque es imposible y peligroso, aunque lo hacen a través de otras instituciones como Naciones Unidas. «La realidad ahora es mucho más compleja porque Bolsonaro ha dicho que la Amazonía es un sitio donde las empresas tienen que campar a sus anchas porque eso va a enriquecer al país».

Sonia reconoce que desde que regresó a España está afectada por lo que ha contemplado, pero la Experiencia Sur que ha vivido -ese es el nombre que Entreculturas da a este tipo de experiencias de cooperación- le ha permitido comprobar sobre el terreno que son muchas las realidades positivas que se viven en lugares como el que ha visitado.

«Conocí a una chica que estaba embarazada y vio cómo asesinaban a su marido quemándolo vivo»

En el mes que pasó allí trató de echar una mano al Servicio Jesuita a Migrantes y Refugiados, «que hace un trabajo maravilloso y da una atención integral y personalizada a cada migrante».

También conoció el trabajo que realiza Fe y Alegría para atender a menores que sufren de una forma especial las consecuencias de la crisis. «Allí se ofrecen espacio para trabajar valores desde el juego y el deporte y se facilita una alimentación que no siempre está asegurada.

«Lo que yo he podido hacer en un mes es simbólico, sobre todo me he empapado de la realidad, me he dejado afectar por esta frontera que no me ha dejado indiferente y que me invita a un mayor compromiso y a visibilizar esta realidad que no sale en televisión, que no existe para los ojos de la mayoría de nuestro mundo y que, sin duda, es una tragedia humanitaria».

En este curso que ahora comienza, Sonia Fernández Holguín seguirá empujando para que realidades como esta vayan desapareciendo. Lo hará desde Entreculturas, la ONG para la que trabaja desde el año 2010. Antes ya colaboró con esta entidad de los Jesuitas como voluntaria, y en su etapa universitaria -estudió Matemáticas- formó parte de grupos de Iglesia con los que llegó a viajar a Perú para realizar una experiencia de misión.

Activista social

Su compromiso social la llevó a presidir entre 2013 y 2017 la Coordinadora de ONG para el Desarrollo de Extremadura y desde entonces es una activista habitual en las concentraciones que se realizan para defender los derechos de quienes menos tienen.

Cuando se le pregunta si los problemas de los que habla y a los que trata de dar respuesta tienen solución, su respuesta es clara: «Yo creo que sí, pero eso implica que primero conozcamos esa realidad y que después nos dejemos afectar por ella y nos queramos comprometer, porque las cosas que suceden en otros lugares, como la destrucción de la Amazonía, tienen que ver con el cuidado que todos hacemos de la Tierra».

«Tenemos que plantearnos cómo es nuestro consumo, nuestro uso del agua, de la energía, de todo lo que tiene que ver con nuestro estilo de vida más sostenible. Porque desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos generando un mundo más justo o más injusto», añade.

«Y luego está todo el tema de la inmigración. Yo he visto lo que ocurre en Venezuela, pero algo parecido ocurre también en España, en nuestra frontera sur se vive también una violación de derechos tremenda. Ahí lo fundamental es estar informados, porque hay muchos prejuicios y muchos bulos; es importante que nos creamos que necesitamos a los inmigrantes, porque son una riqueza cultural, una riqueza para trabajar y luchar contra el envejecimiento de nuestro país, y una riqueza de gente que necesitamos para cuidar a nuestros mayores.

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