María Varela recibió nueve cuchilladas hasta que el cuchillo se rompió y quedó en su cuerpo

María Varela, la mujer que el pasado 27 de mayo murió en Aldeanueva del Camino, recibió nueve cuchilladas. «Dos en el abdomen, otras dos defensivas en los brazos y cinco en la espalda hasta que el cuchillo se rompió, quedando 19 centímetros de la hoja en el interior de su cuerpo«, detalla Germán Ventura, el abogado que defiende a la familia de la víctima.

Así se recoge en el atestado elaborado por la Guardia Civil referente a este crimen machista en el que el presunto homicida de María, su pareja Javier Gil, «actuó de forma consciente, reiterada y desproporcionada, con frialdad, persistencia y ausencia de cualquier indicio de contención o humanidad».

El mango del cuchillo con el que Javier atacó a su pareja se encontró entre las plantas del patio donde, tras acuchillarla, tiró también el cuerpo de la víctima. «Él regresó al interior de la casa, como vieron dos peregrinos, cogió otro cuchillo más pequeño, se autolesionó y se arrojó igualmente al patio», explica el letrado.

La vivienda en la que residían Javier y María, que se conocían desde la escuela, tiene dos plantas. En la de arriba, y con salida independiente a la calle, era en la que la pareja vivía con su hijo de 14 años. En la de abajo, la que tiene el patio, viven la madre y un hermano del investigado.

Los sanitarios que le atendieron le derivaron al Hospital Virgen del Puerto para que se curara de la heridas que presentaba en el abdomen. Tras recibir el alta hospitalaria, el juez le envió a la cárcel de Cáceres, donde cumple la medida cautelar de prisión provisional.

Su defensa, SM Abogados Penalistas, había solicitado al Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Cáceres, donde se instruye la causa por este crimen machista, la declaración urgente de Javier Gil y el juez la había fijado para este viernes. «Tenía que declarar a través de videoconferencia desde la cárcel, pero no se ha podido celebrar por problemas técnicos», explican desde este despacho. El juez la ha fijado para el próximo 18 de agosto de manera presencial.

A pesar de esos problemas técnicos con el sonido, el juez ha formulado a Javier Gil dos preguntas. Primero le ha pedido que cuente qué ocurrió el 27 de mayo, pero el investigado ha dicho que no recordaba nada. Después ha tratado que recordara qué hizo tras llevar a su hijo esa mañana a la parada del autobús para cogiera el transporte hasta el instituto de Hervás, pero se ha encontrado con la misma respuesta. «Así que ha determinado no continuar con la declaración, que entorpecían los problemas de sonido, y posponerla», indica Germán Ventura.

Javier Gil no recuperará la patria potestad sobre su hijo al menos hasta que finalice el procedimiento. Se le había retirado por un mes, transcurrido este plazo su defensa ha pedido que se elimine la suspensión, pero el juez ha decidido mantenerla atendiendo también la petición de la acusación particular y la Fiscalía.

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