Borrar
tParque de Monfragüe.Uno de los lugares favoritos de Konstantinos en Extremadura.

«Voy al Festival de Mérida pero muchas veces me salgo a mitad de la función»

La Extremadura de... Konstantinos Gianikellis | Profesor de Biomecánica de la UEx

Jueves, 13 de agosto 2020, 07:55

Comenta

Nacido en la mítica isla de Lesbos, este veterano profesor de la Universidad extremeña echa de menos el mar, y quizás los aires más modernos de Barcelona y Valencia, donde vivió anteriormente. Aún así, adora Cáceres.

–¿Por qué vino a Extremadura?

–Vine en 1995. El año anterior se creó la Facultad de Ciencias de Deportes y me invitaron a participar en el proyecto. Yo, en aquel entonces, trabajaba como investigador en el Instituto de Biomecánica de Valencia desde el año 1988. Me gustó el proyecto y me incorporé.

–¿Qué impresión tuvo al llegar?

–Todo era distinto y muy atrasado en comparación con Valencia y Barcelona, que también conocía. Es difícil de describir pero se resume en dos estados. Falta de autoestima colectiva y ambición y, en segundo lugar, falta de estructuras y procesos para salir de un estado de las cosas que distaba mucho de todas las medias del país. Al mismo tiempo, encontrabas gente muy preparada y muy interesante que se encontraba sola. Sobre esto tengo muchas experiencias vividas. Especialmente me llamó mucho la atención la situación en la UEx. Distaba mucho de la Politécnica de Valencia, donde yo estudié, aunque era del mismo tamaño y mismo año de creación. Aquí no había Universidad, había ocurrencias folclóricas y un control férreo del profesorado, incluso persecución de los que opinábamos distinto.

–¿Cuál es la mayor diferencia que ha encontrado entre el modo de vida de aquí y el de Lesbos?

–Eran épocas de vacas gordas. En general nunca me sentí extranjero en España. Ni en Valencia ni en Extremadura. Mi vida entonces era una vida familiar con dos niños pequeños y mucho trabajo, no había tiempo para nada más.

–¿Cómo le recibieron?

–En el ámbito social, muy bien. Tengo amigos y amigas que aprecio muchísimo. En el ámbito de la Universidad, todo lo contrario. Quizás porque, al ser griego, digo siempre lo que pienso y con claridad, ya sabes... el viejo complejo de Aquiles... es broma. En todo caso, que me traten a mí con más o menos tacto no es importante, pero la Universidad tiene que mirar mucho su democracia interna y el acoso laboral, que es una cosa muy seria.

–¿Tardó en habituarse a Extremadura o se adaptó enseguida?

–Yo me he adaptado enseguida. Los que me rodean, creo que no.

–¿Hay algunas costumbres o tradiciones que le hayan llamado especialmente la atención?

–Sí. Las procesiones de la Virgen de la Montaña y la Semana Santa, para mal. La cultura flamenca para bien. De hecho, soy miembro de la peña flamenca de Cáceres.

–¿Qué echa de menos en el lugar donde vive?

–Por ser griego, de Lesbos, el mar. En segundo lugar, es un insulto muy grave la falta de comunicaciones. Es inaceptable que dos capitales europeas estén desconectadas entre sí. Esto no es solamente un problema de transporte, sino que refleja la relevancia que tiene Extremadura para el Estado español. Es mucho más serio en su semántica.

–¿Cómo ha cambiado su visión de la región desde que está aquí?

–Cuando te haces mayor, relativizas mucho más, es inevitable. Estoy más tranquilo porque ya no me sorprende la realidad.

–¿Qué es lo que más le conquistó de esta tierra?

–La solidaridad de la gente es emocionante, no... lo siguiente.

–¿Suele recomendar a sus familiares y amigos que vengan a visitar Extremadura?

–Sí. Cuando organicé en el año 2002 un congreso mundial de biomecánica en Cáceres, que ha sido el acontecimiento científico mas importante de la UEx en toda su vida hasta hoy, llegaron personas de 50 países y 140 universidades. Se quedaron impresionados por Cáceres, Trujillo, Mérida... impresionados. Les trajimos de Barajas a Cáceres en autobuses fletados... Me temo que si organizo otro igual 25 años después, les llevaré a Cáceres de la misma forma. Una pena.

–¿Le gusta el clima extremeño?

–Es saludable el clima de Cáceres.

–¿Qué destacaría de los extremeños?

–Me llama la atención que no son conscientes de que sus antepasados... son los que quemaron las naves, especialmente los chavales universitarios, que no saben su historia. Esto es un déficit. En su haber, la solidaridad.

–¿Qué cree que necesita Extremadura para su desarrollo?

–Asumir que aquí, después del año 1978, la Dictadura no cuenta, y que las cosas se hicieron peor que en toda España porque es la única autonomía que es región objetivo 1. Cuando yo vine en 1995 había 8 regiones en la misma situación. Las otras 7 han salido. A veces Extremadura parece la Cuba castrista, donde no se hace nada que no lo controle el comandante, y esto no es ni moderno, ni audaz ni útil.

–¿Son suficientes sus servicios públicos?

–En esto, en mi opinión, son deficitarios. Pero a veces llaman mucho la atención las decisiones que se toman. Por ejemplo, el Festival de Teatro Clásico de Cáceres se hace en verano, cuando la función no puede empezar antes de las 11 de la noche porque hasta las 10.30 es de día, y hace un calor sofocante. Si se hiciera en otra estación, esto funcionaría mejor.

–¿Cuáles son sus sitios favoritos de la región?

–Trujillo es inagotable.

–¿Qué rincones recomendaría visitar de Cáceres

–El casco antiguo de Cáceres es un 'must'.

–¿Dónde ha viajado o va a viajar este verano?

–Dios sabe con el 'putovirus'.

¿A qué dedica su ocio?

–Soy de las personas para las que trabajo y ocio son un todo. Me gusta trabajar y aprender de Biomecánica. En esto tengo suerte. Pero también a la peña flamenca de Cáceres y a viajar.

–¿Acude a fiestas de interés turístico o acontecimientos culturales?

–Siempre voy al Festival de Mérida, pero muchas veces me salgo en la mitad de la función por no soportar la falta de respeto y la muy precaria preparación de los actores para hacer teatro clásico. Me gustó Nuria Espert en Medea, Pou en Sócrates y Cicerón, y la Iliada con actores griegos. La calidad de sus funciones es manifiestamente mejorable. Haría bien su director en ir a ver alguna función de teatro clásico en Grecia o en Inglaterra.

–¿La cercanía con Portugal es un aliciente?

-Sin duda. Me gusta mucho. En todos los sentidos. Igual, cuando me jubile, vaya a vivir a Portugal. Me encanta.

–¿Qué es lo que más le gusta de la gastronomía extremeña?

–Una vez en un restaurante muy conocido de Madrid le llamé la atención al chef por no tener Retinto de Extremadura en su carta. La mejor carne del mundo en mi opinión. El jamón de Higuera de Cayetano. El cordero y el bisquit de higo.

–Para terminar, defina Extremadura en tres palabras.

–No se define.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy «Voy al Festival de Mérida pero muchas veces me salgo a mitad de la función»

«Voy al Festival de Mérida pero muchas veces me salgo a mitad de la función»