Los clientes regresan a la barras con cautela

La eliminación de las limitaciones para contener el virus se notaron poco en el primer día de lo que parece que será la nueva normalidad. Solo había que darse un paseo por los establecimientos de hostelería para comprobarlo y ver la imagen de las barras. Su apertura es una de las principales novedades que llegan con el fin de las restricciones y, además, son por tradición un buen lugar para pulsar la opinión. Ante todo se palpó precaución. Los extremeños entran con calma en la nueva libertad.

A primera hora de la mañana, en Cáceres la cautela era la tónica reinante. Tanto es así que muchas barras de bar continúan cerradas. «Nuestro jefe nos ha dicho que vamos a esperar al menos una semana para ver cómo va», dijo uno de los camareros del Gran Café. Encima del mostrador un cartel anunciaba todavía 'barra no disponible'.

En el popular bar del Quiosco de la Música, en pleno centro de la capital cacereña, la barra también seguía precintada. «Hasta que el jefe no diga que se pueda abrir, nada. Además, la gente sigue prefiriendo sentarse en la terraza o en mesas separadas en el interior», comentó uno de los camareros.

Otros establecimientos sí la tenían abierta desde el miércoles por la tarde, que realmente es cuando entró en vigor la eliminación de las restricciones después de publicarse en el Diario Oficial de Extremadura. «Cuatro o cinco se pusieron en la barra. Poca cosa, la gente ya se ha acostumbrado al exterior», declaró el propietario del bar Garden.

La recomendación es que el interior de los establecimientos no pase del 80% de aforo, pero pocos hosteleros creen que sus locales vayan a superar esa capacidad.

Donde sí se veían más nostálgicos de la barra era en el bar Zani. «Yo la echaba de menos. Es mucho más cómodo», comentó Jesús Gómez mientras se tomaba el primer aperitivo de la mañana. A un metro y medio de él, había otro cliente. «Pero esto es distancia de seguridad suficiente o no. Hay que guardar un metro y medio o dos», se preguntaba el camarero, todavía con dudas y poca convicción de la que normalidad esté cada vez más cerca.

En Badajoz las barras se recibieron con alegría, especialmente para los hosteleros que supone un alivio. Es el caso de Marta Molina, camarera de La Plazuela, que tiene una enorme mostrador en forma de U. «Se ha notado bastante, esperamos que la cosa mejore». Esta hostelera cree que los clientes se animarán pronto a ocupar este espacio. «Nosotros tenemos clientes que son de barra, la cervecita a mediodía, que vienen solos y les gusta estar aquí, como que tienen más cercanía, es más distendido y puedes hablar con la gente. En una mesa estás solo».

Por su parte, Miriam Gómez Pérez explica que este año y medio ha sido duro. En su local, el bar Los Amigos de Ricardo Carapeto, los espacios en la barra suponen casi la mitad del aforo con el que cuentan. «Nos hemos amoldado a todas las circunstancias y mis clientes han sido muy buenos». Durante la pandemia, en Los Amigos, cerraron la barra con cintas de precintar y pusieron delante mesas altas, un recurso muy utilizado para imitar la sensación de estar en barra, pero cumpliendo las restricciones. De todas formas, Gómez admitió que será un gran alivio recuperarla. «La verdad es que da muchísima alegría y la gente está deseando. Ayer, por el miércoles, me decían: '¿Cuándo nos devuelven la barra?'».

Lidia Garaza, una ciudadana portuguesa que gestiona el Gran Vía de Badajoz desde hace tres meses, no sabe lo que es poder estrenar la barra, aunque explica que sus clientes lo echan de menos. «Muchas veces tenemos que decir, perdona, por favor, no te apoyes. Hasta ahora».

«A la gente le encanta la barra, la verdad», concluyó Diana Calderón, camarera del bar pacense Los Poetas. Mientras colocaba unos cafés en la bandeja para sacarlos a una mesa de la terraza afirma: «En cuanto se vea que están abiertas las barras, volverán a llenarse. Cuando la gente se vuelva a acostumbrar».

A la hora de comer la situación no era muy distinta a la de los primeros momentos de la jornada. Barras que seguían cerradas e interiores de locales casi vacíos. «En algunos casos han preferido seguir con las barras cerradas porque si las abren puede suponer contratar a más personal en sala y por ahora muchos hosteleros están esperando», reconoció uno de los camareros del bar Nuevo Cachito, en Cáceres.

La del suyo sí estaba abierta, pero con apenas tres clientes. «Yo la echaba mucho de menos. Antes de la pandemia siempre me solía tomar algo y ahora, que ya se puede, volveré a recuperar la rutina», comentó Jesús Esteban.

El buen tiempo ha hecho que la eliminación de las restricciones se deje notar poco. De hecho, las terrazas sí estaban llenas, como en días anteriores. Eso sí, casi ninguna pasaba de los diez comensales y la mayoría se limitaba a grupos de cuatro o seis.

El siguiente reto será volver a bailar en una discoteca. Esa escena podría recuperarse este fin de semana. Así lo espera Manuel Moreno, de Cetex (Confederación de Empresarios de Turismo de Extremadura). «Hay bares que ya han anunciado que abrirán aunque con precaución», explicó este jueves.

La situación actual solo obliga a los clientes a llevar mascarilla en sus locales, aunque hay otra serie de recomendaciones. Moreno cree que los clientes aún tardarán en llegar. «Hay que darles confianza, al principio irán viendo cómo va y luego esperamos que se vayan adaptando a volver al ocio nocturno».