¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
Roca Rey durante la faena a su segundo toro, este domingo en Las Ventas. EFE
Corrida In Memoriam

Carácter y entrega de Roca Rey

Firme y sereno, defiende su papel de primero del escalafón con uñas y dientes, vuelca a su favor el ambiente y salva con éxito su tercer compromiso del año en Madrid

Barquerito

Domingo, 11 de junio 2023, 22:58

Se echaron por delante los dos toros más armados de la corrida de Victoriano del Río. Un primero, de amplio balcón, de los que no ... caben en la muleta, pero cupo, y fue sobre todas las cosas un toro pronto, y un segundo no tan ofensivo pero igual de aparatoso, y de menos voluntad que el primero. El Juli, resuelto pero precipitado con él, asentado en el recibo de capa -dos medias logradas en el remate-, apuró el primero sin obligarle, cobró sueltos bellos muletazos, perdió y ganó pasos a conveniencia, tuvo el toro en la mano y, con las opiniones divididas, cobró una estocada desprendida. Talavante le perdió pasos al segundo después de una prometedora apertura y luego de intentos con la mano izquierda sin demasiada fe y sin el de su fiel parroquia de otras tardes.

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El tercero, tocado de pitones, menos toro que los jugados por delante, salió con muchos pies pero sin galopar. Lo castigaron con un pequeño coro de miaus, hasta que en el primer lance de cata se acostó descompuesto por la mano derecha en apretón para los adentros y no se llevó por delante a Roca Rey de puro milagro.

FICHA

  • Madrid. Corrida In Memoriam. Homenaje a José Cubero «Yiyo». Primaveral, caluroso. No hay billetes. 23.800 almas. Dos horas y veinte minutos de función.

  • Seis toros de Victoriano del Río. Tres -2º, 5º y 6º- con el hierro de su nombre y tres -1º, 3º y 4º-, con el de Toros de Cortés.

  • El Juli, aplausos y ovación tras aviso. Alejandro Talavante, silencio en los dos. Roca Rey, oreja tras dos avisos y vuelta tras aviso.

El toro empujó y derribó en la primera vara, esperó y cortó en banderillas por la derecha, y se acallaron en seco las protestas. Tras meditarlo, Roca tomó una decisión sorpresa: irse a los medios, plantarse en el platillo y citar de largo al toro, que había avisado por la mano diestra, pero estaba sin definir y por ver. Se levantó algo de viento cuando el toro vino a la reunión.

Roca lo libró con sus armas infalibles: la quietud en vertical, las zapatillas atornilladas y una tanda mixta de cambiados por la espalda, cosidos con muletazos por alto a suerte cargada y un natural de salida. Fue eso lo que encendió la corrida, el ambiente, volcado en cuanto Roca cobró dos tandas ligadas con la zurda, de hasta seis y sus broches, el del desdén primero y el de pecho después. La segunda de esas tandas, trayéndose el toro hacía dentro, fue mejor que la primera, pero se encontró con los gritos reventones de una minoría censora, y a partir de ese momento, la faena se vivió en volcánico ambiente.

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Las alas de Roca

Pudieron los partidarios de rotunda manera. Y entonces desplegó las alas Roca muy en serio. Por la mano del peligro avisado se dejó ver y, sin rectificar, cobró una tanda de seis ligados, se trajo toreado al toro y no es que pusiera a todo el mundo de acuerdo pero se hizo respetar. No solo eso, sino que embalado, a toro ya rendido pero probón, decidió tragar en la distancia corta y asustar de verdad a la gente, y obrar el milagro de ponerla de pie.

El griterío fue en aumento, el 7 contra todos y todos contra el 7, pasó el tiempo, sonó un aviso antes de la igualada, en corto y por derecho una estocada delantera a capón, dos golpes de descabello, el segundo aviso, rodó el toro y, a pesar de ese segundo aviso, se poblaron de pañuelos blancos todos los tendidos menos uno. Una oreja.

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Antes de volver Roca a escena, El Juli se peleó con su sombra y con un cuarto que punteó con estilo defensivo, y Talavante consintió que el quinto se lidiara y picara de cualquier manera, y lo pagó. Se soltó y revolvió el toro, que manseó más de la cuenta. Así que Roca, a cuyo reclamo se había colgado el no hay billetes, acaparó de nuevo todo el protagonismo. Pesaba la corrida al saltar el serio sexto. Unos graciosos delantales en el saludo sacudieron el ambiente, que ya no iba a dejar de vibrar.

A favor de Roca, y más cuando el torero limeño hizo con la espada un gesto de protesta contra sus detractores. Gesto aclamado. Solo pasó que este último toro fue con diferencia el de peor trato de la corrida, el que más derrotes pegó, el más listo y artero, el que más se defendió. Genio. Bramaba. Roca aguantó impávido dos o tres parones cuando la única solución fue apostar por el tragantón, meterse en terrenos del toro. En una baza salió prendido y volteado por la mano izquierda, estuvo en el suelo entre las manos del toro, sólo fue la paliza. Al ponerse en pie, Roca se fue por el toro desafiante y a pelearse con él cuerpo a cuerpo. Un metisaca, una estocada, un aviso, una vuelta al ruedo triunfal. Todo carácter.

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