Así vivió Cáceres la coronación de la Virgen de la Montaña el 12 de octubre de 1924
El acto, considerado uno de los acontecimientos del siglo en la historia local, se desarrolló en la Plaza Mayor
El 12 de octubre de 1924 la Torre de Bujaco tenía reloj, gran parte del lienzo de la muralla situado en las inmediaciones del Arco ... de la Estrella estaba oculto por edificaciones y la Plaza Mayor lucía su añorado jardín salpicado de árboles y pequeños quioscos en las esquinas. Ese 12 de octubre, además, el cielo estaba despejado.
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A las 13.07 horas se produjo el que está considerado uno de los acontecimientos del siglo en la historia local: la coronación canónica de la Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad. 100 años después la cofradía se ha volcado con los actos conmemoriativos, pero las previsiones de lluvia han impedido repetir el acto central en el mismo escenario, la Plaza Mayor, ahora bastante cambiada si se comparada con el recinto de las fotos en blanco y negro de hace un siglo. La misa pontifical se celebra este sábado bajo techo. No al mediodía, sino a las siete de la tarde en el interior de la concatedral de Santa María.
Las crónicas de la época hablan de que la coronación fue un evento multitudinario. «El 12 de octubre de 1924, día del Pilar, fue llevada procesionalmente desde Santa María la sagrada imagen de la Virgen de la Montaña a la Plaza Mayor, acompañada de los príncipes de la Iglesia, clero, autoridades y de un inmenso público, y depositada en un altar levantado en el centro de la Plaza. El cardenal Reig (arzobispo de Toledo y Primado de España) tomó en sus manos la corona depositada en la bandeja y la mostró al pueblo, en alto los brazos; la ovación estalló clamorosa, sucediéndose los vivas y aplausos. Su eminencia se adelantó, subió un peldaño del trono y colocó sobre la cabecita de la Virgen la corona de Reina de la ciudad. La ovación brotó en el corazón del pueblo y fue un homenaje de fe, una exaltación triunfal y magnífica de devoción, de respeto, de vasallaje de un pueblo bondadoso y creyente›.
Con estas palabras narra el inicio de la ceremonia de la coronación canónica de la Virgen el que fuera cronista de la ciudad, Miguel Ángel Orti Belmonte, en su libro 'Historia del culto y del Santuario de Nuestra Señora de la Montaña'.
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Tras este acto, prosigue el relato, «la voz del cardenal se levantó entonces como un torrente cantando las glorias de la Virgen, la labor del prelado, la fe del pueblo de Cáceres y las virtudes heroicas de nuestro Ejército. Al día siguiente, la imagen fue subida a su ermita acompañada, podemos decir sin exageración, de la ciudad entera».
Especial relevancia tuvo en esta celebración una pieza: la corona. Tal y como recoge Germán Sellers en su libro 'Cáceres, visto por un periodista', fue realizada por el orfebre Félix Granda en Madrid y fue bendecida por el cardenal primado en Santa María.
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La corona, la más valiosa de la imagen, costó 150.000 pesetas de la época y fue sufragada por suscripción popular
Su coste se elevó a 150.000 pesetas del año 1924, dinero aportado por suscripción popular. Una junta, presidida por el obispo Segura Sáez, se encargó no sólo de organizar los actos de la coronación para el 12 de octubre de aquel año, sino también de recoger los donativos. «Los donativos para la corona, unos humildes pero no por ello menos valiosos, y otros ricos afluyeron en cantidad suficiente para fundirlos en el crisol», recuerda Orti Belmonte.
La corona de la Virgen de la Montaña tiene ante todo un gran valor sentimental. Esta circunstancia, unida a su valor económico real, hace aconsejable su custodia a lo largo del año en una entidad bancaria, por lo que no son muchas las oportunidades que tienen los ciudadanos de verla adornar la imagen. La lleva durante el novenario de cada primavera en Santa María y, de manera excepcional, fue expuesta al público durante la última edición de la Noche del Patrimonio en el Palacio de la Isla como parte de la exposición dedicada al Centenario.
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La aureola que circunda la corona lleva grabada en su reverso los nombres de las personas y las fechas relacionadas con la coronación de la Virgen. En su anverso se pueden leer unas palabras de los libros Santos.
La Virgen llevaba hace cien años el manto obsequio de Isabel II. Es el más antiguo de su colección y fue confeccionado a partir de un traje de corte de la monarca. Es de raso blanco y está recubierto totalmente de encaje de fondo de malla e hilo de oro y plata, con aplicaciones de flores bordadas en seda de color.
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La agenda conmemorativa
La coronación como tal estuvo precedida de una serie de actos previos. La imagen bajó del santuario el 2 de octubre y mientras llegó la fecha de la coronación se organizó un amplio programa de actividades religiosas, literarias y musicales. Hubo un congreso mariano y unos juegos florales, que tuvieron lugar la noche del 11 de octubre en el Palacio Episcopal, en presencia del cardenal Reig, el obispo de Coria, Pedro Segura Sáenz y autoridades civiles y militares. El mantenedor de estos juegos fue el magistrado Diego Mª Crehuet.
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