Un menor de Cáceres con antecedentes, culpable de violar a otra adolescente de su pandilla

En el sofá del salón, a las cinco de la tarde, estaban dos muchachas y tres muchachos. Una de las menores de 16 años estaba en un lateral adormilada, y el procesado le empezó a tocar los glúteos. Ella le dijo que parara. El hijo de los dueños del piso llamó la atención al procesado, y le dijo a la amiga que se fuera a dormir a la habitación de él, acompañándola a la habitación para luego volver él al salón.

Ella se fue a la cama a dormir, pero a los pocos minutos llegó el acusado a la habitación y se echó a su lado. Empezó a tocarle los pechos y las nalgas, introduciéndole varios dedos en la vagina. La muchacha intentó incorporarse de la cama para irse, pero el que consideraba su amigo se puso encima de ella a horcajadas. La inmovilizo. Le bajó el pantalón del chándal y las bragas, se bajó él los pantalones y la violó mientras le sujetaba los brazos. Ella le repetía que parara, pero no le hizo caso, eyaculando sobre la sudadera que ella tenía puesta.

Según se refleja en la sentencia del Juzgado de Menores de Cáceres, el violador fue al salón y le dijo a los tres amigos que estaban viendo la película: «La he partido. Ella decía para, para».

Indica el tribunal que los que estaban en el sofá se quedaron perplejos, y el joven que vivía en ese piso le dijo al acusado que se fuera de su casa, mientras la muchacha que estaba en el salón se fue a ver a su amiga que estaba llorando en la cama, y le dijo que ella no había querido tener relaciones sexuales.

Luego se fueron los cinco a un parque, se encontraron con otro grupo y un muchacho se puso la sudadera de la agredida, lo que hizo que el violador se riera y le dijera que «estaba lefá», gritando que le había «echado un polvazo» a la dueña de la sudadera.

El agresor ha sido encontrado culpable de esta violación y de cuatro delitos de abuso sexual, en donde la víctima ha sido la misma joven. Estos abusos son tocamientos obscenos, uno de ellos lo cometió en el parque de Cáceres al que iban, y otro en un botellón de principio de curso. Los cuatro abusos sexuales ocurrieron entre el invierno del 2021 al verano del 2022.

Una vez denunciado, el violador ha sido presentado ante el Juzgado de Menores de Cáceres que ha señalado que cuando ocurrió la agresión sexual, el adolescente estaba sujeto al cumplimiento de una medida de 10 meses de libertad vigilada, impuesta por un delito de robo con violencia y cuatro delitos leves de lesiones.

El Juzgado de Menores le ha impuesto como condena, la medida de internamiento cerrado con tratamiento terapéutico por un tiempo de tres años, que se complementará con otra medida de libertad vigilada con asistencia educativa por el tiempo de dos años. A la medida de internamiento se acompaña la de educación sexual y para la igualdad.

No podrá comunicarse ni acercarse a su víctima a menos de 150 metros durante cinco años. Por otra parte, él y sus representantes legales deben de indemnizar a la agredida con 2.000 euros.

El procesado recurrió la sentencia del Juzgado de Menores en la Audiencia Provincial de Cáceres, alegando que la relación sexual había sido consentida. La Audiencia ha confirmado la condena.