¿Qué ha pasado este domingo, 7 de diciembre, en Extremadura?
Manolo García en el concierto que ofreció este domingo en Cáceres. Cristina Núñez

Concierto

Manolo García, insurrección y gloria en Cáceres

El cantautor barcelonés inició este domingo su gira en un Palacio de Congresos lleno en el que recorrió, ante más de 1.200 personas, su nuevo disco y sus grandes clásicos

Cristina Núñez

Cáceres

Lunes, 3 de noviembre 2025, 07:47

Es probable que el domingo por la tarde sea el momento más deprimente de la semana, esa hora violeta en la que ya se barrunta ... el maldito lunes, otra vez. En ese momento, ocho de la tarde, Manolo García consiguió hacer olvidar al público cacereño el reloj y el calendario. «El tiempo no existe», llegó a decir en un momento de su largo concierto (cerca de dos horas y media, con un pequeño descanso) este domingo, el kilómetro cero de la gira de presentación en teatros de 'Despaires poligoneros', su último disco, que llegará a 15 teatros o auditorios más aparte del Palacio de Congresos. Lo ha vendido todo, pero cualquiera que le vea actuar podría jurar que él mismo pagaría por paladear esa fusión con el público, ese cariño en vena que le entregan, a espuertas, sus fieles. Y los fieles de Manolo García no son, precisamente, de los que pasaban por ahí. Son de los que ya peinan canas y vivencias cocinadas al calor de esos ritmos pop con quejío y esas letras entre lo enigmático y lo inspirador. Himnos, realmente son himnos. Más de 1.200 personas se los gozaron la noche del domingo en Cáceres.

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El músico catalán traía bajo el brazo un disco calentito, pero planteó un pacto al respetable, ir combinando nuevas y viejas canciones, muy consciente de la comunión que permiten los grandes clásicos. De que es imposible llegar con 15 temas, por muy buenos que sean, soltarlos e irse. De que un concierto puede convertirse en un karaoke y no pasa nada.

Así que hubo clásicos, muchos clásicos que pusieron al público en pie. Clásicos con los que Manolo García bajó al patio de butacas, bailó, se dejó querer y escuchó todo tipo de piropos, piropos castizos, de los que salen solos directos del corazón. ¡Viva Manolo! ¡Grande, Manolo! ¡Gracias, Manolo! Manolo cambió su camisa por un pañuelo al final del concierto, firmó discos, recibió flores y sonrió sin parar sobre un escenario con círculos plateados, flamencos y cigüeñas y con unas pantallas que no dejaron de proyectar imágenes de naturaleza, animales y ciudades. El espectáculo no fue completo, explicó, ya que no se autorizó el uso de las luces que tenía previsto.

Canciones como 'Zapatero', 'Carbón y ramas secas', 'A quien tanto he querido', 'Como quien da un refresco', 'La sombra de una palmera', muchos de ellos del disco 'Arena en los blosillos' fueron enlazándose con los temas de 'Despaires', recibidos con respeto y alguno de ellos, como el single principal, 'No estás solo, tienes tu voz', levemente tareados. Pero claro, es difícil, y lo reconoció el propio Manolo García, competir con lo de toda la vida en estos tiempos de rapidez. «Ahora vamos pasando rápido las canciones, y si no se quedan en el corazón, se olvidan», dijo. Ya con 'San Fernando' o 'Pájaros de barro' el auditorio parecía venirse abajo, pero todavía quedaban, tras un breve descanso, auténticos pepinazos. ¿Cómo no sacar el móvil para recoger momentos tan irrepetibles como ver a Manolo García cantando 'Nunca el tiempo es perdido' o 'Hoy es viernes'? El Último de la Fila apareció con 'Insurrrección', uno de los grandes himnos de la banda, que vuelve junta a la carretera la próxima primavera. El público cacereño pidió, a voz en grito, que hubiera un concierto cacereño de 'El Último'.

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Durante sus dos horas de concierto el artista habló, siempre lo hace. Y alabó una región que conoce perfectamente. De hecho ha ensayado en Mérida dos semanas el directo de esta gira. Dijo que Extremadura es pura, virgen aún en muchas cosas. Quizás tirando del tópico ensalzó «la lentitud» que caracterizan estas tierras en donde, bajo sus ojos, hay menos estrés que en «Madrid o Barcelona». Y también pidió que se proteja esta tierra, que se cuide, que no se repitan incendios como los de este verano.

Manolo García cantó dos horas y media, pero pudiera haberlo hecho ocho y nadie se hubiera movido de allí. Y se fue con un tema que no es de su último disco, de su discografía clásica, del Último de la Fila ni de los Burros. Lo hizo a ritmo de ranchera, nada menos que con 'El Rey'. Y sí que lo es un poco.

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