Luces y sombras de un día sin coches en el centro de Cáceres
Tres avenidas. La ciudad entre retenciones y quejas de residentes y repartidores la principal jornada de la semana de la movilidad
Caminar por las avenidas de España, Clara Campoamor y Virgen de la Montaña permitía este jueves a los peatones gozar de un pequeño respiro de silencio y tranquilidad y la posibilidad de adueñarse de la calzada. En estos tres puntos se desarrolló durante 12 horas, de ocho de la mañana a ocho de la tarde, el Día sin Coches en Cáceres, la principal jornada de la Semana Europea de la Movilidad.
Todo lo que no fueran servicios de emergencia, bus urbano e interurbano, taxis, patinetes, bicicletas y residentes no pudieron circular durante la mayor parte del día, una experiencia con una parte positiva (autobús gratis, menos humo y ruidos de motores, más bicis y cierto relax para los peatones) y algunos 'efectos colaterales' asociados, como los problemas para los repartidores y las dificultades para los trabajadores en la zona e incluso para algunos residentes.
Agentes de la Policía Local apostados en la intersección de Avenida de España con la Plaza de América aseguraban por la mañana que la jornada estaba siendo tranquila y que, en general «salvo despistes», todos los conductores seguían las vías alternativas. La peor hora la de la entrada a los centros educativos, las nueve de la mañana, un pico complicado, igual que las dos de la tarde, a la salida.
Uno de los efectos colaterales del corte al tráfico es que en las zonas previas se incrementaba el movimiento habitual de tráfico rodado, lo que provocó embotellamientos en zonas como Hernán Cortés, la Plaza de América o la de Conquistadores. Hacia las seis de la tarde de ayer calles como Gil Cordero o adyacentes, como Sanguino Michel, mostraban considerables retenciones.
Jorge, un residente en la avenida de España, lamentaba «la vuelta» que tuvo que ejecutar para llegar a su garaje al regreso de su trabajo, fuera de la ciudad. «He contaminado más que cualquier día, porque los coches no desaparecen por arte de magia», indicaba, y sugería al Ayuntamiento mejorar la movilidad con «verdaderos carriles bici por el centro». Un trabajador de una oficina de Clara Campoamor indicaba que el Ayuntamiento está «para hacer la vida más fácil a la gente, no para complicarla».
Autobuses
A falta de una valoración del Ayuntamiento, que estimará hoy la repercusión de esta jornada, sí se veía movimiento en las paradas de autobús, en donde más de un usuario hacía por inercia el movimiento de sacar su bonobús para canjear un viaje y el conductor le informaba de que era gratis. En las paradas no todo el mundo sabía que ayer era el Día sin Coches.
Si para el peatón que transitaba el centro el Día sin Coches es un pequeño lujo, para el reparto se convirtió en un infierno. Álvaro Tobías iba sin resuello por la avenida de España a eso de las once de la mañana. Explicaba que no podía acceder a las tres calles cortadas con la furgoneta , lo cual ralentizó su jornada laboral. Otro compañero que no dio su nombre tildó la jornada de «horrible, muy complicada». Los vehículos para el suministro no estaban autorizados a acceder a esas calles, por lo que tuvieron que dejar sus automóviles en los puntos en los que se cerraba el tráfico, como la Plaza de Colón.
«Han tenido que subir los repartidores con la fruta en las banastas por la Avenida de la Montaña, está siendo difícil», explicaba a este diario un hostelero del centro, que proponía que este tipo de jornadas se realicen en días no laborables, para evitar este tipo de complicaciones, como ha sucedido en otras ocasiones. «Todo son dificultades y problemas para nosotros», señalaba, haciendo alusión a la situación general de la economía. La tormenta perfecta.