El SES explica cómo se diagnostica y qué tratamiento se da a los infectados de tuberculosis

Los casos de tuberculosis detectados en un colegio de Badajoz han avivado las dudas acerca de una enfermedad infecciosa que muchas personas consideraban un mal del pasado. Al primer contagio diagnosticado en una clínica privada de la ciudad se sumaron tres positivos dentro de los 24 contactos estrechos analizados en el centro educativo Juventud. De ellos, dos ya han sido confirmados con la presencia de la bacteria en las pruebas complementarias.

Los síntomas habituales de la tuberculosis son una tos intensa y prolongada que dura tres semanas o más, y a veces se manifiesta acompañada con sangre, dolor en el pecho, cansancio, pérdida de peso, fiebre y sudores nocturnos, según la información que proporciona la Organización Mundial de la Salud. Además, la tuberculosis puede provocar estornudos, falta de apetito o escalofríos.

El responsable de la Unidad de Patología Infecciosa del Hospital Universitario de Badajoz, Francisco Félix Rodríguez Vidigal, afirma que en su departamento no sienten «una preocupación grande ni creemos que se vaya a crear alarma»; si bien precisa que en las últimas semanas ha habido varios diagnósticos en Badajoz, cuando al año el cómputo global se sitúa entre diez y quince.

«La tuberculosis es una enfermedad infecciosa clásica, conocida desde hace siglos, se contagia por vía respiratoria, de una forma sencilla: a partir de aerosoles, de partículas muy pequeñas, y no hace falta tener un contacto directo muy cercano con la persona infectada, basta con que haya expulsado aerosoles en un espacio y luego estemos ahí», explica el especialista en Patología Infecciosa del SES.

Se debe tener presente, aclara, que no todas las personas con tuberculosis son contagiosas. Para que pueda contagiar es necesario que la persona infectada «elimine la bacteria a través de la tos o el esputo». El especialista detalla, además, que no todos los tipos de tuberculosis son contagiosas. «Solo se contagian la pulmonar o la laríngea», y añade que esta patología puede afectar a cualquier órgano del cuerpo: «el cerebro, la piel, las meninges o los gánglios».

Cuando se diagnostica un caso de tuberculosis, el protocolo indica que se realice un test a los convivientes o a las personas que hayan tenido un contacto estrecho -como ha ocurrido en un colegio de Badajoz-. «Si alguno de esos contactos da positivo, no significa que tenga la enfermedad», matiza el infectólogo.

Por ello, el especialista diferencia entre enfermedad tuberculosa activa y enfermedad tuberculosa latente, en cuyo caso no hay que aislarse. Únicamente habría que aislar (con mascarilla FP2 o FP3) a las personas que tienen la forma contagiosa de la enfermedad activa, cuando es pulmonar y laríngea.

En cuanto a los métodos de diagnóstico, señala Rodríguez Vidigal que se trata de «pruebas microbiológicas y existen en síntesis tres tipos».

«Está el cultivo, pero en este caso el resultado puede tardar varias semanas porque hay que esperar a que crezca la bacteria. Es más rápida la baciloscopia. En este caso se detecta la presencia de bacteria en una muestra de fluido, por ejemplo del esputo. Se visualiza su presencia mediante el microscopio con la ayuda de una tinción. Y en tercer lugar está la PCR, que es quizá la prueba más rápida y con mayor sensibilidad. «Se toma la muestra, por ejemplo de un esputo o de líquido cefalorraquídeo, y en cuestión de unas dos horas se sabe si hay restos genéticos de la bacteria de la tuberculosis».

El paso siguiente al detectar un positivo es hacer una radiografía de tórax, y si el paciente no presenta síntomas, «se asume que es una forma de infección latente y se decide el tratamiento o no». En el caso de que se trate de una persona que esté tomando inmunodepresores, el problema se da porque podría activarse la enfermedad tuberculosa, de ahí que se haga necesario tomar fármacos antibióticos. Además, indica el médico del Universitario, aplicaría siempre tratamiento cuando el infectado es un niño.

El tratamiento de la tuberculosis puede durar de cuatro a seis meses. Se administran antibióticos, fármacos que se toman por vía oral, aunque en algunos casos se hace por vía intravenosa.

«La tuberculosis activa se trata siempre, con tres o cuatro fármacos a la vez». Sin embargo, la infección tuberculosa latente no hay que tratarla siempre. «Sí hay que hacerlo -por ejemplo- si se trata de una persona que presenta alguna inmunodeficiencia, o si está tomando inmunodepresores porque se va a someter a un trasplante, o si suponemos que se ha contagiado recientemente, como es el caso de los niños». En estos casos, apostilla, se trataría con un único antibiótico.

Como cualquier fármaco, esos antibióticos pueden producir efectos secundarios. «Hay que vigilar la toxicidad hepática, porque da problemas en el 4% de los casos, por eso hay que monitorizar la función hepática con un control analítico enl as primeras dosis».

Hasta el pasado domingo 10 noviembre, en Extremadura se habían notificado un total de 67 casos de tuberculosis, sumando las infecciones conocidas en lo que va de año. De ellos, el mayor número se ha detectado en el área de salud de Don Benito-Villanueva (18), seguida de las áreas sanitarias de Badajoz (16), Plasencia (9), Mérida (8), Cáceres (7), Llerena-Zafra (4), Navalmoral de la Mata (3) y Coria (2).

En total, son más infecciones que las detectadas en todo el 2023, cuando se identificaron 51 casos: 13 en el área de salud de Badajoz, 12 en Don Benito-Villanueva, 6 en Plasencia, 4 en Cáceres, 7 en Mérida, 5 en Llerena-Zafra, 3 en Navalmoral de la Mata y uno en Coria.

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