Topaz vende sus últimos libros 50 años después
La emblemática papelería junto a la plaza de los Alféreces cerrará a finales de junio porque su propietario, Fran de la Cruz, se jubila
Si un padre de Badajoz ha olvidado alguna vez comprar la cartulina que su hijo debía llevar ese día al colegio o ha tenido que ... buscar un compás a contrarreloj, sabía que podía contar con una pequeña librería cerca de la plaza de los Alférez. Porque Topaz abría muy pronto y tenían de todo. Sin embargo, esta mítica papelería del centro está vendiendo sus últimos libros 50 años después de su apertura.
Fran de la Cruz lleva el 39 años al frente del negocio, tiene 64. Cogió el traspaso en 1983 y aún no le toca jubilarse, pero ha adelantado la fecha por la crisis del sector. Lo hace con pena porque le gusta su trabajo y la relación con los clientes. Para muchos pacenses este negocio es emblemático, especialmente para comprar material escolar. «Abríamos muy tempranito, abríamos antes de la entrada de los colegios y atendíamos los olvidos de primera hora. La cartulina, el lápiz, el bolígrafo... Esas cosas. También los inicios de curso que venía bastante gente».
«Tras tantos años hay gente con la que tienes un vínculo más que comercial, es de amistad. Clientes de toda la vida»
Ahora las estanterías apenas tienen unos cuantos libros, las perchas sujetan unas pocas revistas y Fran de la Cruz atiende a un cliente que le pide una fotocopia. Ha hecho miles en cuatro décadas, pero esta será de las últimas. Topaz se traspasa, pero su responsable ve difícil que alguien se quede el negocio, así que sus puertas cerrarán a finales de mes.
Fran nació en La Zarza y estudió magisterio en Almendralejo. De allí era su mujer, que también se convirtió en maestra. Ambos se propusieron coger el traspaso de Topaz hace 39 años. «Surgió esta oportunidad de negocio y decidimos meternos en ella. Ambos éramos maestros, nos gustaban los libros y nos metimos en el año 83». Su mujer murió hace unos años, él lleva al cuello su alianza.
Se emociona cuando habla de ser librero. «Es muy agradecido. Está costando (jubilarse) porque hay clientes de toda la vida, de los 39 años. Hay gente con la que tienes un vínculo más que comercial, es de amistad. Gente del barrio y de la zona».
En estos años ha creado una relación muy cercana con algunos clientes «muy fieles». «Los de la prensa los ves a diario o la revista semanal. Se crean clientes de toda la vida»
La zona de la plaza de los Alféreces era muy distinta cuando se quedaron el traspaso de Topaz. «Han cambiado muchísimas cosas, la propia plaza. Pero básicamente para nosotros era igual porque estaba el colegio Aneja (ahora Arias Montano) y Las Josefinas y el flujo de paso del colegio siempre ha sido parecido. Ha cambiado el negocio en sí, no la zona».
«Ocurre lo mismo que pasó con los discos. El mundo digital avanza, la gente lee prensa por Internet, lee el libro electrónico, por lo que el negocio va bajando. No tan rápido como los discos, pero va bajando», admite.
Este librero añade que la pandemia le ha dado otro golpe más al papel. «Antes lo bares compraban prensa, ahora no. Hay gente mayor que también ha dejado de hacerlo...».
Aunque es un apasionado de la lectura, reconoce que la papelería ha tenido más peso en su negocio estos 39 años. Por una sencilla razón: «el negocio de librería y papelería es muy pesetero», dice De la Cruz. Se refiere a que los márgenes de beneficios de los productos son muy bajos, por lo que hay que vender un gran volumen para mantenerse. Dentro de esta dinámica, los productos de papelería tienen un margen algo mayor. «Se sacaba algo más de negocio».
Reconoce que le gustaría jubilarse en su fecha. «Me hubiese gustado aguantar hasta finales de 2023 que es cuando me correspondía, pero no me merece la pena con la merma que hay. Estoy cansado y las cosas no van bien».
Planes en su jubilación
¿Y ahora qué? Tras su jubilación este comerciante tendrá más tiempo para su «pasión», que es la fotografía. De la Cruz, además de librero, es un conocido fotógrafo. Fue presidente de la AFE (Agrupación Fotográfica Extremeña). De hecho, uno de los libros que tiene en su tienda es '20 verdades fingidas' que cuenta con obras de conocidos poetas extremeños ilustradas con desnudos artísticos captados por Fran.
Sin embargo, no podrá dedicar todo su tiempo a la cámara porque en noviembre será abuelo. «La principal amenaza es esa porque va a ser la primera vez que sea abuelo», dice muy ilusionado.
Otra de sus pasiones, la lectura, también será un refugio tras su jubilación. Le gustan las novelas históricas y los relatos de viajes, pero desde julio los comprará en otra tienda.
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