El déficit de Tubasa aumenta en 1,8 millones de euros en dos años

Estas son las cifras cerradas después de que el Juzgado de lo Contencioso Administrativo Número 1 haya rechazado la reclamación de la empresa, que pedía 586.692 euros más por 2019 y 2020. La concesionaria, Tubasa, también presentó una reclamación judicial por los cálculos de 2021, aunque el Ayuntamiento solo reconoce los 6,6 millones de euros ya abonados.

La cuenta de 2022 está aún por cerrar y el concejal del área, Francisco Javier Pizarro, explica que aún está en estudio por parte de los servicios fiscales. Por lo que descarta ofrecer el dato. Aun así, las previsiones aprobadas por el Ayuntamiento y superan los 7 millones de euros.

El concejal, Francisco Javier, explica el incremento de 1,8 millones de 2019 a 2021 por la caída de los pasajeros y el aumento de los precios del carburante (duplicado) y la electricidad (triplicado). Ahora el servicio tiene autobuses que se mueven tanto con gasoil como eléctricos.

Además, se han ofrecido nuevos servicios como el bus a demanda y la mejora de la conexión con urbanizaciones y pedanías. «Se están desplegando servicios que aumentan la calidad que recibe el ciudadano y eso hay que pagarlo», apunta Pizarro. En 2022, además, se ha pactado un aumento progresivo del sueldo con los conductores en tres años del 8,5%, lo que acrecentará el desequilibrio.

Aun así, reconoce que la función del Ayuntamiento es tratar de contener el déficit. Y en ese sentido cree que ayudarán las cifras de viajeros. En 2019, cuando el déficit se quedó en 4,8 millones de euros, los pacenses picaron en el bus hasta 4,5 millones de veces.

La cifra cayó en 2020, con el confinamiento y el miedo posterior de muchas personas a permanecer en lugares cerrados. Aun así, en 2021 empezaron a remontar y llegaron a los tres millones de viajeros para subir hasta los 3,6 millones el año pasado. «En 2022 ha habido un millón de pasajeros más que en 2020», valora el edil, que confía en que los viajes vuelvan a subir en otro medio millón durante 2023.

Con cada viaje, el usuario paga parte de su billete, lo que aumenta los ingresos de la empresa y reduce el déficit.

Pizarro señala a dos cambios sociales que perjudican el bus. El primero, que aún hay personas que mantiene el miedo de meterse en lugares cerrados contraído en la pandemia y, el segundo, que cada vez más empresas permiten cierta flexibilidad en la presencialidad, lo que hace que no sea necesario acudir todas las jornadas a la oficina. Hay un tercer factor que en estos meses aún desanima y es que continúa siendo obligatorio el uso de mascarilla en el transporte público, lo que por un lado puede ser bien recibido por las personas más cuidadosas, por otras es recibido como un incordio. O no la llevan en el momento de subir y se quedan en tierra.

Ante este panorama, explica el concejal recién aterrizado en la delegación, descartan sumarse a la campaña de reducción de los precios a la mitad, como promete el Gobierno. Porque este subvenciona el 30% de esa mitad, pero obliga al Ayuntamiento a poner el 20% restante.

«Tengo que intentar contener el déficit, que prácticamente se ha ido en dos millones de euros más en dos años. Pero si me obligan a aportar ese 20%, añado otros 400.000 euros por los seis meses que se prolonga, además de adelantar el 30% que paga el Gobierno».

El edil explica que la subvención correspondiente al primer descuento del 30% financiado por el gobierno entre septiembre y diciembre ha llegado en enero a las cuentas municipales. Esto es, en el siguiente ejercicio económico.

El concejal tira de datos para asegurar que la primera reducción del billete en un 30% entre septiembre y diciembre de 2022 no ha animado a los pacenses a coger el bus. En diciembre de 2021, dentro del mes bonificado, los buses contaron con 32.000 pasajeros más en comparación con diciembre de 2022. Sin embargo, marzo (un mes sin bonificación) creció en 59.000 pasajeros, de 271.000 a 330.000. Enero de 2022 fue el mejor mes de toda la comparación, cuando se contaron 100.000 viajes más que en 2021.

El edil defiende que el Ayuntamiento lleva años sin subir las tarifas (desde 2014) y, en cambio, trata de mejorar el servicio con más líneas y que eso hay que pagarlo.