«Si los clientes no nos abandonan, el Vaquerizo seguirá abierto, queremos luchar»
Antonio, propietario de este bar, cuenta cómo ha sido vivir un crimen en su local después de toda su vida trabajando en hostelería y pide más presencia policial en Badajoz
«Yo empecé secando vasos detrás de una barra cuando era un niño, pero he aprendido de grandes profesionales y la hostelería me parece el ... oficio más bonito del mundo». Así recuerda Antonio Vaquerizo sus inicios en una profesión que le encanta. Lleva 44 años en este trabajo y hace «17 años, dos meses y seis días» que abrió su propio negocio. El bar que lleva su apellido y en el que ha sido muy feliz. Cuando lo cuenta se emociona, tiene que levantarse de la mesa y salir a tomar el aire porque en los últimos tres meses dos delitos violentos han ensombrecido los recuerdos buenos y ponen el peligro el futuro de su negocio.
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Hace tres meses que el bar Vaquerizo fue uno de los negocios que sufrió un atraco con pistola de la llamada banda de la moto. El jueves pasado fueron el escenario de una asesinato a tiros en lo que parece un ajuste de cuentas y la primera intención de Antonio fue cerrar temporal o definitivamente. Sin embargo no hay una fórmula que le permita cerrar «sin perder dinero cada día» y perder su negocio o que sus tres empleados se queden sin trabajo. Por eso ha tenido que reabrir y pide apoyo. «Si los clientes no nos abandonan, el Vaquerizo seguirá abierto. En sus manos está que nos sentencien».
Unos años maravillosos ensombrecidos
Este empresario quiere «luchar» y seguir «adelante», pero tanto él como sus empleados, que vieron los sucedido, tienen secuelas. En su caso se emociona al recordar «años maravillosos», pero manchados por estos sucesos.
Antonio comenzó siendo menor de edad en la Venta el Caballo, desde entonces ha pasado por numerosos negocios conocidos de la ciudad, entre ellos el Hotel Río, la Esquina o la Venta Guerrero. Recuerda con mucho cariño a sus jefes, que le enseñaron el oficio. Por ejemplo, «José Luis Iniesta que me enseñó de cuentas y números, siempre estaba pendiente de todos los detalles del negocio». «Entonces me llamaban Antoñito».
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También recuerda a los hosteleros «Amancio y Guerrero». «Del primero aprendí la constancia y del segundo recuerdo las tres claves para que tu negocio tenga éxito: calidad del producto, limpieza y servicio». «Mi negocio, será una tasca, pero siempre está limpio», reivindica Vaquerizo.
Hace 17 años le surgió la oportunidad de quedarse con la cafetería de la gasolinera, «pasé de ser un camarero asalariado a jefe y no es fácil. Ha sido intenso».
El origen de las migas
Las migas, el plato más famoso de este local, se hacen desde hace 17 años y son una receta familiar. «Son las que hacía mi suegro. Cuando abrimos estaba jubilado y venía a ayudar. Por las tardes salía a caminar y luego se acercaba a preparar migas, estaba dos horas dándoles vueltas. Nos quedamos las cantidades y el sistema y seguimos haciéndolas igual. La verdad es que tienen mucho éxito».
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El negocio, con sus dificultades, ha ido bien estos años, pero los últimos sucesos han complicado mucho la situación. Vaquerizo pide apoyo a sus clientes para que no les abandonen y también recrimina la falta de seguridad en Badajoz. «El atraco en esta casa fue el séptimo y no los cogieron hasta que habían robado mucho más».
También lamenta la falta de presencia policial en las calles. «Antes robaban un bolso, gritabas y salía un policía. Yo noto que la ciudad está abandonada».
«Este ventanal que tenemos», dice Antonio señalando las ventanas que cubren dos de las paredes, «es como una cámara de Badajoz, lo vemos todo«. »Yo ya no veo patrullas de la policía pasar como antes«, se lamenta y pide que se aumente la seguridad en toda la ciudad, »no solo en el Casco Antiguo como dijo el delegado del Gobierno«.
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