Castelar quiere volver a sus orígenes
Rafael Ibáñez, maestro jardinero del Ayuntamiento trabaja para que el parque recupere su riqueza natural
Paloma Aceitón
Badajoz
Domingo, 17 de septiembre 2023, 07:50
«Tomo el parque de Castelar como si fuese mío, así que todos los proyectos con los que pueda contribuir a mejorarlo, bienvenidos sean», así ... define Rafael Ibáñez Blanco su labor en este jardín de Badajoz.
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Ibáñez es el maestro jardinero de Castelar y zona centro, un trabajo que desarrolla desde hace 20 años, cuatro de ellos en el parque. Padre de dos niños de 5 y 8 años, con un pasado como herrero y con estudios en Soldadura. Además, dedicó gran parte de su vida a la forja. «He vivido muchos años de lo que hacía con mis manos, y eso se refleja en el parque y en cada detalle que hago».
«He restaurado muchas cosas, tengo varios proyectos para mejorar el parque y hacer que vuelva a sus orígenes».
Entre las medidas que Ibáñez lleva a cabo para que este emblemático parque de Badajoz recupere su esencia original está la plantación de especies de plantas o atraer más diversidad animal.
«Me guío de fotos antiguas, de imágenes que encuentro en grupos, personas que me documentan... Hablo con mayores para recuperar la esencia perdida de Castelar, volviendo a sus raíces», explica.
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FOTOS | Así era Castelar
Los orígenes de este parque no se podrían comprender sin la presencia de animales y es que la fauna de Castelar no se limita a los populares patos o a las aves insectívoras que acogen los diferentes refugios de Ibáñez. En el parque se han llegado a ver nutrias pescando en el estanque. «Mientras trabajábamos un día vimos cómo se llevaba una carpa». Además, la arboleda de la zona cobija garzas reales, distintas variedades de ánades, jinetas, zorros...
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«La gente no se suele fijar en la cantidad de animales que habitan en el parque, pero hay decenas», añade.
También se pueden encontrar aves rapaces nocturnas como las lechuzas, aunque cada vez menos porque aparecen otras más predominantes como las urracas que desplazan a otras especies. «Por eso no paro de fomentar la lucha biológica y que haya un equilibrio natural».
Para que Castelar vuelva a sus orígenes, Ibáñez se ha planteado como objetivo atraer más fauna.
«Yo fomento hacer de este parque un lugar cómodo en el que encuentren refugio, comida. Quiero reducir al mínimo el uso de materiales nocivos para estos animales, como sucedía antiguamente». «Se trata de una cadena natural en la que una cosa va ligada a la otra para conseguir el equilibrio».
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Ibáñez es un apasionado del biocontrol de plagas, por lo que constantemente se forma en ello. Por eso, la inmensa mayoría de sus funciones en el parque se centran en crear cajas nidos y refugios para varias especies.
Proyectos
«Tenemos una pareja de cárabos viviendo en el parque y tal vez en un futuro me anime a hacerles una caja nido a esta especie». El maestro jardinero también pretende terminar con el incremento de roedores en la zona, dado que cada vez hay menos gatos que hagan esta labor.
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«Me encanta ayudar a que Castelar vuelva a ser como era, pero lo que me llena de orgullo es ver que a los niños les atrae cada detalle que ven».
Entre las obras que Ibáñez ha realizado para el parque se encuentran estructuras de metal en los troncos de varios árboles con forma de pájaros carpinteros, ardillas, patos... Otras aves creadas a partir de herraduras, veletas con función de pararrayos, más de una decena de casas nido, bancos que decoran el parque infantil, los refugios de control de plagas como el hotel para insectos que ya está dando grandes resultados. Próximamente sorprenderá con una gran propuesta.
«El trabajo que hace es increíble, a la gente le encanta todo lo que hace. Ojalá se pueda extender a más parques de Badajoz», comenta Rubén Galea, concejal de Turismo.
Refugios para murciélagos para controlar la población de mosquitos
El pasado 11 de septiembre se instalaron en Castelar seis refugios para estos mamíferos, el nuevo proyecto del maestro jardinero.
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El parque de Castelar tiene nuevas instalaciones de las que presumir. Se trata de cajas nido para murciélagos.
Estos refugios acogen pequeñas colonias o parejas de quirópteros, que ayudan al controlar las plagas de mosquitos.
Dentro de su cruzada para recuperar la diversidad animal del parque, este es el último proyecto de Rafael Ibáñez, el maestro jardinero de la zona centro que recientemente también construyó un 'hotel para insectos'.
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Estas casas de murciélagos son pequeñas casetas de madera instaladas entre los tres y los seis metros de altura, dado que es la distancia en la que los murciélagos suelen refugiarse.
La mayoría de ellas tienen orientación norte. «Antes de llevar a cabo un proyecto me informo para hacerlo lo mejor posible y que funcione. No tendría sentido hacer algo simplemente estético».
«En el proceso de investigación pude ver que esta orientación norte era la mejor para atraer a los murciélagos. De todas formas, he probado varias inclinaciones por si aquí funcionase otra mejor», añade.
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Según cuenta el maestro jardinero, cada colonia puede acabar con más de mil mosquitos por noche. «Es prácticamente su peso en comida, así que viene genial para reducir el número de estos insectos», explica.
La población de murciélagos ha descendido en todo el mundo por el uso de herbicidas e insecticidas que eliminan a los mosquitos, que son la alimentación principal de los quirópteros.
Estos pequeños mamíferos comen todo tipo de mosquitos: tigres, comunes o anopheles.
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Cómo se hacen
Las peculiares casas hechas por Ibáñez no precisan ningún tipo de mantenimiento, al contrario de otros tipo de casa nido que necesitan ser desinfectadas periódicamente.
«Como los murciélagos entran gateando por la parte inferior, los excrementos caen al suelo y se mantienen limpias», detalla este experto.
Todas tienen las mismas medidas e Ibáñez ha invertido cinco horas en hacerlas.
No suponen ningún tipo de peligro para los pasantes, ni existe riesgo de caída, dado que están muy ancladas. Han sido colocadas en árboles de las especies jacarandas y casuarinas; y en la caseta de los guardas del parque.
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La madera que se ha utilizado para hacerlas ha sido donada del servicio de intervención rápida del Ayuntamiento. «Les pedí el material y a partir de ahí las he confeccionado», cuenta Ibáñez.
Cada refugio está hecho siguiendo el patrón de otros existentes, por lo que el maestro jardinero no tiene duda de que «tarde o temprano harán su función». De hecho, no descarta añadir algún refugio más en un futuro.
«Es un granito más de arena para continuar con la lucha biológica, que no deja de ser el camino que tenemos que seguir, alejándonos cada vez más del uso de pesticidas y haciéndolo de manera natural», concluye.
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