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¿Qué ha pasado hoy, 27 de marzo, en Extremadura?
El yacimiento está minado de silos.
Una casa de ricos y almacenes de grano

Una casa de ricos y almacenes de grano

Se han descubierto una treintena de silos, once tumbas de cristianos humildes y una vivienda solariega del siglo XVIII | Las excavaciones en el primer solar del Campillo están a punto de terminar tras cuatro meses de trabajo

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Jueves, 1 de enero 1970

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Adentrarse en el yacimiento arqueológico del Campillo es descubrir que esta parcela de 1.700 metros cuadrados entre las calles Jarilla, Peralillo, Costanilla y San Lorenzo es un campo de silos, al menos, desde el siglo XI. Hasta una treintena de hoyos utilizados para almacenar grano a lo largo de los siglos se han excavado y vaciado en los casi cuatro meses que se lleva trabajando en el terreno, el primero en el que han entrado los arqueólogos.

La pregunta que falta por responder es de quiénes eran y a quiénes abastecían. Y no va a ser fácil abordar a esta cuestión dado que la trama urbana medieval y moderna en esta parcela está prácticamente arrasada.

Lo que sí se sabrá cuando termine la investigación de los materiales es en qué épocas se hicieron estos silos. Esto es así porque en todos ellos se han sacado abundantes restos de cerámica, huesos y metales, arrojados a estos depósitos cuando dejaban de servir para almacenar cereales y legumbres.

De momento, el arqueólogo director de la excavación del Campillo, José Manuel Márquez, tiene la certeza de que, al menos, hay silos de los siglos XI, XV y XVII. «En términos generales, lo que más ha aparecido son cerámicas de época islámica muy interesantes, aunque casi todo el material está fragmentado. También sabemos que hay loza del siglo XV porque tienen reflejos dorados y del XVII de series muy conocidas de Talavera como la de las mariposas o los helechos».

El arqueólogo José Manuel Márquez muestra restos de la cerámica musulmana.
El arqueólogo José Manuel Márquez muestra restos de la cerámica musulmana.

Estas son las primeras claves, a falta de estudiar por una parte todo el material extraído de los silos y por otra, de investigar las semillas y carbonos encontrados en la tierra, que aportarán información sobre qué consumía la población y cómo era el entorno ambiental del Badajoz medieval y moderno.

El hallazgo de estos silos no permite deducir, de momento, que esta parcela del Campillo ya estuviera ocupada por viviendas durante el periodo de dominación musulmana de la ciudad. Al contrario, lo escarpado del terreno y la cantidad de silos y grandes hoyos hallados para la extracción de materiales de construcción, hacen pensar que no era una zona fácilmente habitable. «No hay prácticamente restos constructivos medievales, salvo un murete aislado. Esto es porque ha habido mucha alteración del solar, sobre todo a inicios del siglo XX cuando se hicieron todas las casas sociales de Peralillo, que arrasaron con lo poco que quedaba. Por eso es muy difícil interpretar el urbanismo islámico en este solar al menos hasta que tengamos toda la planimetría» reconoce el arqueólogo.

Entre estos hondos almacenes de grano, también se han descubierto durante las excavaciones once enterramientos cristianos que refuerzan la posibilidad de encontrar cerca los restos de la vieja iglesia y hospital de Santa Catalina, ya apuntado en las catas arqueológicas previas a la excavación.

El singular empedrado del patio de la casa descubierta.
El singular empedrado del patio de la casa descubierta.

Solo una de las tumbas halladas se conserva en perfecto estado. De ella se ha extraído el esqueleto de una persona adulta, de la que aún se desconoce su sexo. Entre la tierra que cubría la osamenta ha aparecido una moneda del siglo XVI, por lo que todo apunta a que el cuerpo es de este periodo. Parece que también, confirma Márquez, el resto de las tumbas halladas son coetáneas porque aparecen todas al mismo nivel de suelo, aunque en algunas de ellas solo quedaban algunos huesos, porque fueron arrasadas por las construcciones posteriores.

De lo que no tiene dudas el arqueólogo es que todos los enterramientos son cristianos. «Los restos óseos tienen una orientación canóniga con los pies a levante, la cabeza a poniente y las manos cruzadas sobre el pecho o a la altura de la pelvis».

La aparición de estos enterramientos hace pesar que puedan estar vinculados con alguno de los tres centros católicos que había en el Campillo por aquellas fechas. Podría tratarse del núcleo funerario de la antigua iglesia de San Salvador, que dio nombre al barrio (ubicada a la altura del baluarte de San Pedro), de la vieja iglesia y hospital de Santa Catalina (la más próxima a donde han aparecido los restos) o bien del convento y hospital de las Trinitarias (en la calle San Lorenzo). Esta última cuestión podría despejarse conforme se extienda la excavación del Campillo a las parcelas próximas.

El hecho de que las tumbas hayan aparecido en el entorno de templos también permite deducir que los cuerpos que han aparecido se corresponden con personas de origen humilde, ya que las familias de mayor rango social y económico era enterradas dentro de las iglesias.

Hueco dejado pr la osamenta del enterramiento mejor conservado.
Hueco dejado pr la osamenta del enterramiento mejor conservado.

En el otro lado del yacimiento, el más pegado a la calle San Lorenzo, se han sacado a la luz los restos más llamativos, que pertenecen a una casa solariega del siglo XVIII de alguna familia rica de Badajoz a la que todavía los arqueólogos no le han puesto apellidos.

La estructura que se ha descubierto apunta a una vivienda con entidad, que ocupa un tercio del yacimiento arqueológico. «No es una casa sencilla, al contrario, hay elementos muy trabajados como los retos de una puerta, el pavimento del patio central, la zona productiva o el aljibe», detalla Márquez. En este último están trabajando ahora mismo, vaciando los escombros, restos óseos y cerámicas arrojados a este pozo de tres metros de profundidad.

De la casa, llama la atención la zona trasera de trabajo. «No sabemos si hacían aquí matanzas u otro tipo de producción», comenta el arqueólogo. En ella hay una estructura de piedra en forma de anillo que, confirma Márquez, «es un postizo que se hizo en el siglo XIX y que parece un horno de pan». También sorprende el curioso empedrado del patio, que se conserva en buena medida, y los restos del solado de ladrillo rojo que se puso encima más tarde.

Lo que podría conservarse

Debajo de esta casa solariega, se han hecho catas que apuntan a más silos. «Sabemos qué hay debajo, por eso no vamos a bajar más en esta zona del solar», argumenta el arqueólogo. Precisamente, algunos de los restos más singulares de esta vivienda son los que podrían integrarse en la futura plaza de nueva creación que está proyectada en este terreno, dentro del proyecto de regeneración urbanística que el Ayuntamiento tiene para el Campillo. «Apostamos por conservar el pavimento y el aljibe, ya que los silos son difícilmente conservables y aquí además podrían ser muy peligrosos porque hay muchos y son muy profundos», valora.

En cualquier caso, la decisión sobre los restos que han aparecido la tendrá que tomar el servicio de Patrimonio de la Junta de Extremadura cuando concluya la excavación, a la que todavía le quedan al menos dos semanas. Después el trabajo se concentrará en el laboratorio para analizar el material y componer el puzle completo con la distribución de todos los silos y las tumbas halladas.

«No hay grandes revelaciones. Los sondeos previos nos daban una buena aproximación de lo que podía aparecer. Con la excavación se han confirmado e incrementado los hallazgos por la cantidad de silos que han aparecido», concluye el arqueólogo.

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