Menos soja, más sostenible
ANÁLISIS AGRARIO ·
Dentro de las materias primas existe una fuerte dependencia de esta proteaginosa, aunque se ha trabajado mucho para reducirla, y en dos décadas se ha conseguido pasar de un 25% a un 12%JUAN QUINTANA
Lunes, 19 de julio 2021, 08:39
Apuntábamos hace unos meses en este mismo espacio como en 2020 el impacto de la pandemia se dejó notar en todos los sectores cárnicos en ... mayor o menor medida. En consecuencia el sector de los piensos para animales de granja se vio directamente afectado cayendo su volumen de negocio en un 4,6%, con un valor final de la producción de más de 24 millones de euros en nuestro país. Extremadura ocupa la octava posición del ranking nacional, de acuerdo con la información aportada por la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac). De esta forma España se sitúa como segundo productor europeo de piensos, por detrás de Alemania, perdiendo un liderazgo que previsiblemente se podría recuperar en próximos años.
Otro hecho relevante es el incremento de los precios de los piensos, como consecuencia del encarecimiento de las materias primas en el último año. Una tendencia que no se prevé revierta en los próximos meses. Esto se ha debido, entre otros aspectos, al fuerte aumento del consumo en el mercado chino de maíz y soja, donde la producción ganadera ha experimentado un importante crecimiento, en particular debido a la paulatina recuperación de la Peste Porcina Africana.
Algunos de los retos a los que se enfrenta ahora el sector son la reducción de piensos medicamentosos y también garantizar la sostenibilidad medioambiental de las materias primas importadas. Sobre este segundo punto hay que destacar el caso de la soja, por su tradicional vinculación con la deforestación, sobre todo en los grandes países productores latinoamericanos. Dentro de las materias primas continúa existiendo una fuerte dependencia de la soja, aunque se ha trabajado mucho para reducirla, y en dos décadas se ha conseguido pasar de un 25% a un 12%.
En este sentido la Fundación Cesfac con el apoyo de IDH (Sustainable Trade Initiative) ha realizado un interesante análisis sobre el suministro responsable de la soja empleada por la industria del pienso en España. El objetivo es sentar las bases para incorporar esta proteaginosa responsable, en las fórmulas de nuestros piensos y avanzar así hacia un abastecimiento sostenible. Un planteamiento que encaja perfectamente con la idea de que el medioambiente es un problema global que no se puede solucionar aplicando restricciones locales y trasladando el problema a Estados terceros. Algo, por cierto, no bien entendido por las autoridades europeas, que permiten, o al menos no evitan en muchos casos, la entrada en Europa de productos que no cumplen con las mismas restricciones exigidas a nuestras producciones; algo que dota de más valor a esta iniciativa empresarial.
Las conclusiones de este trabajo muestran que se puede considerar con bajo riesgo de deforestación el 71% de la soja importada desde Brasil y el 91% de Argentina. En conjunto, un 78% del total importado de ambos países.
El sector se ha mostrado mayoritariamente a favor de potenciar la soja sostenible, si bien es cierto que por el momento no hay una mayoría de empresas que tengan controlado este parámetro. Al final no deja de ser una línea de acción alineada con una estrategia general del sector, que busca un mayor compromiso medioambiental. La mayor limitación a este proceso de cambio es que la sociedad todavía no demanda de forma generalizada este tipo de soja y, por tanto, tampoco los ganaderos. El primer paso es la toma de conciencia por parte de los diferentes agentes de la cadena, desde el productor en origen de la soja hasta el consumidor, pasando por la industria del pienso, el ganadero, la industria transformadora y la distribución; sin olvidar a las propias instituciones nacionales e internacionales.
Lo normal, y dadas las actuales corrientes de consumo, es que en no mucho tiempo, y si se informa adecuadamente al consumidor, se podría garantizar este compromiso en los productos cárnicos y repercutir su valor añadido en el precio final. Porque no hay que olvidar que estas autorregulaciones requieren certificaciones, lo que encarece el producto.
Más
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión