El seguro agrario sigue creciendo

Que el seguro agrario continúe una línea ascendente podría ser una buena noticia, en tanto en cuanto supone un mayor compromiso de los productores con su actividad y dota de mayor estabilidad al sector. Pero tiene una lectura negativa, debido a que su crecimiento va paralelo a un aumento paulatino de los siniestros, lo que puede ser un síntoma de alteraciones climatológicas crecientes y, por tanto, debería reforzar la preocupación medioambiental de la sociedad. Quizás, tendría que ser un indicador medioambiental objetivo a tener en cuenta.

Yendo a lo concreto y al pasado inmediato, desde comienzos de 2021 se han dado una serie de fenómenos meteorológicos adversos, como la borrasca Filomena; y otras más habituales, como las heladas o tormentas de granizo, que han generado importantes daños para el sector. En este contexto las indemnizaciones han aumentado alrededor de un 22% con respecto al mismo periodo de 2020, llegando a alcanzar los 461 millones de euros. Todavía mayor ha sido el incremento de superficie afectada, que con 930.600 hectáreas en toda España, ha repuntado un 70%.

En todo caso se trata de daños muy significativos, sobre todo si se comparan con el total de 2020, año en que las primas imputadas alcanzaron los 797 millones de euros con un valor de la producción asegurada de 15.214 millones de euros, las cifras más altas en los 40 años de historia de Agroseguro, y un 6,7% más que en 2019. En total, el pasado año se contrataron 416.000 pólizas, un 4,8% más que en 2019.

En el caso de Extremadura las frecuentes tormentas acompañadas de pedrisco provocaron graves daños en cultivos herbáceos y frutales, como el tomate y la cereza. En concreto, en esta región el número de pólizas suscritas supero las 31.200, lo que supone un aumento por encima del 3% con respecto a 2019, asegurando un capital de más de 1.130 millones de euros y una producción de 41 millones de toneladas, un 3,5% más. Sin embargo, el crecimiento ha sido menor que el de la media nacional, que solo en el caso de la producción repuntó más del 13%.

Pero ni 2020 ni 2021 son años excepcionales, y se puede pensar en una tendencia, quizás vinculada a un cambio climático profundo, como mencionábamos al principio, ya que los cuatro últimos ejercicios están entre los cinco con más indemnizaciones abonadas y mayores siniestros de toda la larga historia de Agroseguro.

Hay que recordar que España es el país europeo en el que más se ha desarrollado el modelo de seguro agrario, tanto por la variedad de riesgos a los que da cobertura como por la producción asegurada. Solo países como Canadá o Estados Unidos tienen sistemas que superan nuestras coberturas.

El seguro agrario español cuenta con un importante apoyo de fondos públicos de la Entidad Estatal de Seguros Agrarios (ENESA), que se completa en con aportaciones de las propias comunidades autónomas. Una subvención media del 51,4% del total del coste de cada póliza, incluyendo los gastos de prima comercial, Consorcio e impuestos, dependiendo del riesgo asegurado. Para ello se articula anualmente un convenio que fija las bases de colaboración entre ENESA, que concede subvenciones a la contratación de las pólizas, y Agroseguro que las gestiona en representación de un pool de más de veinte entidades aseguradoras. El convenio vigente para 2021 supone un presupuesto de las arcas del Estado de más de 253 millones de euros, un 20% más que en 2020. Un aumento consecuente con la evolución creciente de siniestros y contrataciones.

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