Recogida de producto en una finca cercana a Medellín. ESTRELLA DOMEQUE
HOYAGRO

El tomate pierde producción por el calor

Dificultades ·

Cuando queda aún mucho producto que coger, el sector extremeño asume que será una campaña de pérdidas en un contexto además de precios más bajos

Viernes, 5 de septiembre 2025, 02:00

Este año nos ha venido todo mal. Mucha lluvia y tardía. Temperaturas realmente extremas y enfermedades como la esclerotinia que hace mucho tiempo que no ... las veía». Las palabras son de Ildefonso Cabanillas, agricultor de la pedanía pacense de Novelda del Guadiana. Está en plena campaña de recolección del tomate y de las 18 hectáreas que previó en febrero sembrar se ha quedado en apenas cinco por los precios que finalmente ha aceptado pagar la industria. Y ahora va a sacar menos kilos de los previstos.

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«Malos o muy malos precios, que hacen imposible la rentabilidad en muchos casos y rendimientos por hectárea muy por debajo de los habituales. Esta campaña ha sucedido la tormenta perfecta para salir todo mal», sentencia Cabanillas.

A este productor de las Vegas Bajas del Guadiana le queda por recoger más de la mitad del tomate que sembró. En las Vegas Altas la cosecha va a avanzada, pero con los mismos síntomas que los anticipados por Ildefonso.

Las olas de calor han dañado los cultivos y bajará también el rendimiento por hectárea

«Ahora tocar penar. Tras dos años muy buenos, en kilos y en precios sobre todo, este año va a ser un paso atrás», sentencia el gerente de Casat, Bartolomé Martínez.

Casat es una sociedad agraria de transformación con sede en Don Benito. Suele gestionar cada campaña alrededor de 230 millones de kilos de tomate. Su destinatario mayoritario es la industria Pronat, igualmente asentada en el término municipal dombenitense.

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Los contratos sellados entre los productores y la industria recogen para esta campaña una horquilla de entre 107 euros por tonelada en la franja más baja (más el abono del transporte desde las parcelas a las fábricas), pagados por la industria privada, y los 115 euros por toneladas que abonarán las cooperativas.

Los precios de la campaña pasada fueron históricos, como también los rendimientos cosechados: entre 130 y 150 euros. Durante años, se ha rondado los 100 euros, pero se disparó durante y después de la pandemia por la demanda y por también un sobresaliente aumento de los costes de producción.

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Una trabajadora selecciona tomate en Pronat. ESTRELLA DOMEQUE

Con estos precios, este 2025 va a ser el segundo año con menos hectáreas sembradas de tomate en las últimas once campañas. El dato más bajo en lo que va de siglo en Extremadura son las 14.235,45 hectáreas plantadas en 2013. En el otro extremo, las 28.000 hectáreas de 2005.

Según datos ofrecidos a HOY por la Mesa del Tomate, los contratos firmados por los productores contemplaban a cierre del mes de febrero que se iban a cultivar esta campaña 19.828,60 hectáreas. Era 3.134 menos de las del año pasado, cuando fueron 22.962.

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Porcentualmente implica una caída del 14% de terreno cultivado. Pero con toda seguridad, una vez se conozcan los datos finales tras el cierre de superficie en junio, el número de hectáreas va a ser aún menor.

Este año se cosechará hasta finales de septiembre por el inicio tardío de las labores

«Vamos a estar finalmente en unas 19.000 hectáreas. Se van a caer fincas previstas de tomate en las Vegas Bajas del Guadiana sobre todo, donde ha llovido más y tenemos tierras más fuertes», aventuraba a HOY Ildefonso Cabanillas hace dos meses.

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Desde entonces el factor climatológico decisivo ha sido el calor. El persistente calor. Por el día y por la noche. La planta no ha tenido respiro en una fase clave de crecimiento.

Sostienen los tomateros que el cultivo puede aguantar los cuarenta grados de temperatura máxima durante muchos días, pero el problema es que han sido dos semanas y media con máximas desorbitadas, en el entorno constante de los 42-43 grados, y que las temperaturas mínimas no han bajado de los 21 grados. «Y sin frescor por la noche, la planta no tira», sentencia el gerente de Casat.

Martínez remarca además que el trasplante del tomate desde los invernaderos a las parcelas se hizo «corriendo y tarde», sin que las superficies estuvieran lo «suficiente oreadas en muchos casos por el exceso de lluvias».

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Mucho tomate tardío, especifica, con la floración igualmente retrasada, se va a perder por el calor, tanto diurno como nocturno, en esta campaña.

Estima que la reducción general de Extremadura puede estar más cerca del 15% que del 20%, aunque no se atreve a cuantificar el impacto. Otros protagonistas del sector elevan la estimación de caída de kilos por hectárea.

«No se puede generalizar porque es muy difícil hacerlo pero he conocido agricultores que me han dicho que no van a sacar más de 30.000 kilos por hectárea. Y eso es una barbaridad. No es el normal. Otros, en cambio, me dicen que van a perder, como todos, pero no tanto. Quizás entre un 15% de media», señala el productor de Novelda.

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En las últimas campañas, en Extremadura se habían asentado unos rendimientos medios por hectárea de 90 toneladas cosechadas, incluso más, pero este año se va a estar muy alejado de esa cifra, que permitía en parte compensar unos precios no tan elevados.

Las primeras estimaciones de la organización agraria La Unión en plantaciones medianas y tardías indicaban a mediados de agosto que en esta campaña los rendimiento medios van a oscilar entre las 65 y 70 toneladas por hectárea. Eso significaría que en la región se llegaría a una producción aproximada de las 1.413.000 toneladas, muy por debajo de las 1.880.000 contratadas.

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En esta campaña la rentabilidad del cultivo va a estar muy cuestionada. Incluso se puede asegurar que va a estar en situación de números rojos para los productores de tomate.

«Es que se había extendido el mensaje entre algunos productores de que si producimos mucho, como otros años, nos puede compensar el recibir un precio bajo. Esto nos debe hacer meditar mucho para decidir la próxima campaña el camino que debemos seguir», dice Ildefonso Cabanillas. «Jugártelo todo a una producción muy alta y no pelear más por precios más altos es muchísimo riesgo», añade.

«Esta campaña, ya de salida, con el exceso de agua y lluvia tardía, la reducción de superficie y unos precios firmados de 107 euros por tonelada, ya se partía de una situación de estar en el filo de la navaja. Pero es que es una navaja muy afiliada y va a ser muy dañina en esta campaña», concluye el agricultor de Vegas Bajas, comarca con la cosecha más tardía que en las Altas.

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Anticipa Domingo Fernández, presidente del grupo cooperativo Acopaex, que este año habrá tomate en muchas parcelas de la región hasta el 20 de septiembre, «y hasta final de mes en Vegas Bajas».

Subraya Fernández que efectivamente se van a sacar menos kilos de los comprometidos en los contratos ante la industria.

«La media de rendimiento va a estar entre las 80 y las 90 toneladas, por debajo en todo caso de las 90. Y eso conlleva menos kilos que los firmados ante la industria. Los condicionantes del tiempo han sido decisivos este año», analiza Fernández. De esta manera, el sector tomatero vuelve a tener un mal año tras dos campañas, casi tres, «bastante buenas», admite.

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