Técnicos de la Junta comienzan a medir los ruidos de bares de la Madrila
La Sala Submarino, que lleva ocho meses cerrada, acaba de poner un limitador de sonido como el que permitió la reapertura de Latinos y la discoteca Down
SERGIO LORENZO
Viernes, 16 de noviembre 2012, 13:19
Una rata se paseaba por la entrada de la Sala Submarino, a las doce de la mañana de ayer, mientras en su interior tres técnicos de Contaminación Acústica de la Junta de Extremadura realizaban las mediciones de ruido. La presencia del roedor no extrañaba a un vecino, «el local lleva mucho tiempo cerrado, también han salido de este sitio bastantes cucarachas», detallaba.
La Sala Submarino es uno de los ocho locales de la Madrila precintados por orden de la Audiencia de Cáceres el pasado 12 de marzo, hace ya ocho meses, mientras el Juzgado número 3 decide si estos locales y otros, hasta llegar a 16, son responsables de la contaminación acústica de esta zona de la ciudad.
Al mes de estar cerrados, en abril, el Juzgado pidió a la Junta que de manera urgente enviara a sus técnicos a los ocho locales para hacer unas nuevas mediciones de ruidos. Los técnicos no se han puesto manos a la obra hasta ayer, pero el Gobierno de Extremadura ha indicado que la culpa de la tardanza en las mediciones no es suya, sino del juzgadopor haber tardado mucho tiempo en contestar unas preguntas técnicas sobre cómo realizar las mediciones.
En este tiempo, cuatro de los locales precintados han reabierto: En junio lo hacía la Sala Barroco y el Pasadena Copas, y hace 20 días la discoteca Down y el bar Latinos.
De los otros cuatro locales que siguen cerrados, los gerentes de dos ya han dicho que no quieren seguir explotando estos bares: se trata del Machiavello y La Belle. Los otros dos restantes son La Cuerda y la Sala Submarino.
Ayer por la mañana llegaron los técnicos de la Junta para comenzar a hacer las mediciones. El primer local fue el Pasadena Copas, con actividad desde el pasado mes de junio. Los técnicos pedían silencio a los periodistas y fotógrafos que estaban en la calle mientras medían el ruido desde el interior. También controlaron el sonido procedente del local desde la calle y en un piso inmediatamente superior. El gerente del local comentaba que esperaba que estas mediciones, las quintas que se hacen, confirmen que el Pasadena no contribuye a la contaminación acústica de la zona.
Lo mismo hicieron luego en la Sala Submarino, mientras un vecino recalcaba que desde que el local está cerrado puede dormir. «Antes no había manera, porque estaban hasta las 11 de la mañana, tiene licencia para ser un bar de los que abren a primera hora de la mañana para tomar los churros, pero sin música».
La Sala Submarino está intentando reabrir cuanto antes, y para ello la empresa de Cáceres Cecor S. L., dedicada a la ingeniería acústica, le acaba de instalar un limitador de sonido, idéntico al que se han colocado en la discoteca Down y Latinos, que ha hecho que la Audiencia permitiera su reapertura el pasado 25 de octubre. Para la Audiencia,estos aparatos impiden «no solo que el sonido supere los decibelios permitidos en la norma, sino que el mismo pueda manipularse sin dejar constancia». En estos dos locales la policía local controla cada 15 días los limitadores para ver si el sonido ha sobrepasado el límite fijado. Según técnicos de sonido, con un determinado programa añadido a los limitadores, la Policía Local podría conocer al momento los decibelios que está emitiendo cada local de copas.
Las mediciones de la Junta seguirán, dos locales por semana, para terminar antes del 6 de diciembre.