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¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
RESOLUCIÓN

«Se les olvidó hacerle el trasplante a mi marido porque alguien se fue de vacaciones»

El SES indemniza con 45.000 euros a una familia por no haber realizado en los tiempos establecidos un trasplante de médula

PPLL

Viernes, 25 de febrero 2011, 08:53

Miguel Rodríguez tenía 46 años cuando le diagnosticaron un mieloma múltiple (cáncer de médula) en el Hospital Materno Infantil de Badajoz. Tras luchar contra la enfermedad durante meses y someterse a quimioterapia los facultativos le aconsejaron que se sometiese a un trasplante autólogo (un cultivo de las propias células del paciente).

Dicho proceso consiste en dos partes: la primera es una movilización (obtención de progenitores normales de médula ósea 'stem-cell' o células madres) y una segunda que es el trasplante en sí mismo, que debe tener lugar quince días o un mes después, según los expertos médicos.

Miguel nunca pudo someterse a la segunda parte del proceso. «No se lo hicieron porque simplemente se les olvidó, porque coincidió con las vacaciones de verano, así de simple», resume Jorge Palacio Rodríguez, el abogado de la familia. Su viuda, Manoli Bueno Martín, que estuvo al lado de Miguel durante todo el proceso, piensa exactamente lo mismo.

El SES ha reconocido que tienen razón, aunque no en esos términos. El responsable médico que elaboró el informe de inspección expone en un estudio elaborado después de que la familia denunciara los hechos que el tiempo establecido para realizar dicha intervención era de entre 15 días y un mes después de la movilización. El doctor apunta, además, que «desconoce el motivo de diferir (aplazar) el trasplante autólogo» de Miguel.

Manoli asegura que a ellos en ningún caso se les advirtió que existían esos plazos establecidos. Es más, explica que cuando se interesó por conocerlos le mintieron. «Cuando pregunté cuánto tiempo podía pasar hasta que le realizaran el trasplante a Miguel la doctora que llevaba el caso me mintió porque me dijo que el protocolo establecía de seis a nueve meses», recuerda dolida.

Tres años después de la muerte de Miguel, el 6 de noviembre de 2007, su familia se siente satisfecha de que el Servicio Extremeño de Salud haya reconocido que existieron «una serie de actuaciones negligentes considerables» en un informe oficial realizado por la Inspección de Servicios Sanitarios y Prestaciones de la Consejería de Sanidad y Consumo de la Junta de Extremadura.

En él se especifica que Miguel terminó el ciclo de quimioterapia el 15 de junio y se le realizaron nuevos análisis el 11 de julio. Entonces se determina que el estado de la médula era «totalmente normal, confirmando el éxito del tratamiento». Añade que según los facultativos que realizaron el seguimiento, el trasplante debería haberse realizado en la primera semana de agosto.

«La doctora informa al paciente el día 27 de julio de que le llamarían a finales de agosto o principios de septiembre para realizar el trasplante», continúa la evaluación, que añade que a mediados de septiembre el paciente tuvo que ser ingresado a causa de fiebres altas que no desaparecían. Ese mismo mes le realizan nuevos análisis de médula y detectan que vuelve a estar afectada por el cáncer en un 89%», subraya.

«Durante todo ese tiempo no dejamos de ir y venir al hospital. Mi marido estaba muy flojo, pero nosotros creíamos que era normal y ninguno de los médicos que lo atendieron me advirtieron de lo contrario. Nosotros lo vimos deteriorarse día a día, pero seguimos confiando en los facultativos. Si hubiera sabido que teníamos un tiempo limitado para que le hicieran el trasplante habría movido cielo y tierra para que se lo hicieran», relata Manoli emocionada.

La Inspección concluye en su informe que después de conseguir reducir las células cancerígenas a mínimos, dejaron que nuevamente se reprodujera el cáncer con consecuencias fatales. «La doctora se incorpora de sus vacaciones en octubre», añade.

Negligencia probada

«A la vista de lo expuesto parece claro que ha habido una serie de actuaciones negligentes considerables, unas cometidas en primera instancia por la mutua (que retrasó el primer diagnóstico seis meses), y otras cometidas por los servicios médicos de la Junta de Extremadura», concluye el informe oficial.

El caso se ha resuelto de forma amistosa entre las dos partes sin que se haya celebrado el juicio por satisfacción extraprocesal. Manoli y sus hijos demandaron al Servicio Extremeño de Salud y han recibido una indemnización de 45.000 euros. Jorge Palacio, su abogado, explica que con esa cantidad se busca compensar «la pérdida de expectativa de derecho».

Los expertos médicos argumentan que «antes de utilizarse la quimioterapia, el promedio de supervivencia de Miguel era de unos meses, pero con la introducción de la quimioterapia, el pronóstico mejoró significativamente, con un pronóstico de supervivencia de tres a cinco años». Ese tiempo de vida es lo que busca compensar la indemnización.

A la familia esta explicación no le convence demasiado. Manoli afirma que conoce casos en los que el paciente ha sobrevivido mucho más tiempo de lo que se establecía en las primeras previsiones. En cualquier caso, denuncia que la negligencia podría haber afectado a cualquier persona, independientemente de sus posibilidades de superar la enfermedad. Por eso quiere contar su caso, para que no vuelva a pasar.

«Yo conozco casos de otras personas que han muerto en las mismas circunstancias que Miguel, sólo que no han denunciado y por eso he decido dar el paso, para que la opinión pública lo sepa y no vuelva a suceder», subraya.

«Somos personas y no animales ni conejillos de indias. Los médicos deberían ser más humanos con las personas. Que tengan cuidado con el próximo paciente al que traten porque podría ser un familiar suyo o ellos mismos», reflexiona.

Recuerda con dolor todas las 'vueltas' que tuvo que dar su esposo por la diversidad de criterios de cada uno de los facultativos que lo atendían. «Sentía que tenía que luchar cada día contra la enfermedad y con parte del equipo médico. Un doctor me decía un día que Miguel tenía que someterse al trasplante para sobrevivir y la doctora, por ejemplo, nos advertía que era algo muy doloroso y nos aseguraba que podía vivir perfectamente sin él», recuerda.

Plantea, además, que con este tipo de negligencia perdemos todos los extremeños. «Es verdad que tenemos muchos adelantos en nuestra sanidad, pero deberíamos utilizarlos mejor. El SES se gastó un montón de dinero en tratar a mi marido y él sufrió mucho y no sirvió para nada ni una cosa ni la otra, porque resulta que llegó el mes de agosto y la doctora responsable se fue de vacaciones. Eso es engañar a las personas y al propio sistema», opina.

Para terminar quiere darle un consejo a las personas que estén pasando en estos momentos por lo mismo que ella y su familia pasaron. «Les recomendaría que no se queden con ninguna duda. Que lo pregunten todo, porque los médicos nos hablan como si nosotros tuviésemos que saberlo todo y eso no es así», subraya.

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