Navalvillar vela armas para su noche más esperada
Mañana se celebra en Pela la popular carrera de 'La Encamisá', Fiesta de Interés Turístico Regional que arrastra gran tradición
FRAN HORRILLO
Domingo, 15 de enero 2017, 09:57
El pasado 6 de enero la tradicional bajada del santo eclipsó, sin duda, a la festividad de los Reyes Magos en Navalvillar de Pela. Ese día, el Patrón San Antón Abad bajó en una multitudinaria procesión desde su ermita hasta la Parroquia Santa Catalina de Alejandría. La procesión contó, además, con la presencia de numerosos jinetes ataviados con el traje típico, que volverán a enfundarse de nuevo la noche de La Encamisá, del 16 de enero.
Por su parte, ese mismo día de Reyes y hasta el 15, la niña Marta Cano, al toque del tambor, ha estado realizando el mismo recorrido de la carrera acompañada por los chiquillos del pueblo, que al finalizar sus salidas, por la mañana y por la tarde, han recibido un rico 'biñuelo'.
El caso es que con la bajada del santo y con la 'tamborilera', Navalvillar de Pela ha digerido mejor una espera que se inició ya hace 365 días. A los peleños, que vivieron con intensidad su última Encamisá, se les ha hecho eterno este año, pero ya velan armas para vivir su noche más especial, la de San Fulgencio.
Desde octubre, Pela lleva preparando sus fiestas, que vivirán mañana lunes su momento álgido con La Encamisá. Una Fiesta de Interés Turístico Regional que cumple ya 31 años desde su declaración como tal y que destaca por su peculiaridad y la tradición que arrastra de muchos años de antigüedad, ya que representa unos hechos que se remontan a la época medieval cuando los árabes, queriendo conquistar la zona, atacaron el pueblo. La población local, siendo un número mucho menor y desprovista de armas con las que luchar, para confundirlos y hacerles creer que estaban muchos más de los que realmente eran, recurrieron a una estrategia. Encendieron numerosas hogueras por diferentes calles formando un círculo, montaron a caballo vestidos con amplias camisas, aparentando mayor corpulencia, y pasaron repetidas veces por el mismo sitio dando gritos con el propósito de formar una gran algarabía que ahuyentara a los invasores. Y lo consiguieron. Este hecho es el que se conmemora cada año en 'La Encamisá'.
La noche de mañana no es más que el punto álgido de las fiestas patronales en honor a San Antón Abad, aunque la jornada arrancará bien temprano, ya que a las 7 de la mañana, los tractores y remolques saldrán a la sierra de Pela a recoger la leña, que arderá horas más tarde, en las 23 lumbres que se encienden a lo largo del recorrido. La leña está compuesta principalmente por matorrales y jara. Y los remolques que se encargan de recogerla son estacionados en puntos estratégicos y tendrán la misión de obsequiar a todos los visitantes con vino y 'biñuelos' a lo largo del recorrido.
A las 5 de la tarde, los jinetes, ataviados ya, se dirigen a la parroquia Santa Catalina, para que el santo patrón bendiga sus caballos.
Los jinetes se preparan con su vestimenta típica: gorro multicolor puntiagudo en la cabeza, pañuelo multicolor al cuello, camisa blanca, faja roja o negra, pantalón de paño o pana negro, botas y zahones de cuero. Y a los caballos se les coloca: el cabezón, el pecho petral y las campanillas, la montura, la manta de madroños y el encintado de la cola. Unas indumentarias que aportan una gran vistosidad a la fiesta.
Tras la bendición de los animales todo está preparado. La jara lista para ser quemada en la hoguera, los remolques dispuestos para obsequiar con vino y 'biñuelos', la charanga que guiará a la infantería afinando instrumentos, los jinetes y los caballos engalanados en la Plaza de España, la bandera y el tambor preparados para dar las tres vueltas de rigor y en el balcón del Ayuntamiento, el mayordomo de la Cofradía, que espera impaciente ofrecer su 'pregón' a la multitud. Este año se estrena como mayordomo Raúl Asensio, que con los tres vivas que lanzará tras su pregón, dará rienda suelta a la celebración más esperada de Pela.