Borrar
Iñaki Urdangarin.
Los diez hitos que han marcado el 'caso Nóos'

Los diez hitos que han marcado el 'caso Nóos'

Los cuatro años y medio de instrucción han estado plagados de sobresaltos y vaivenes inesperados

Melchor Sáiz-Pardo

Jueves, 7 de enero 2016, 07:49

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Desde luego, no fue una instrucción tranquila ni mucho menos previsible. Los cuatro años de investigación del 'caso Nóos' que desembocaron en el juicio que comienza el próximo lunes en Palma de Mallorca fueron una "montaña rusa judicial", en palabras de uno de sus principales protagonistas. Las sorpresas y giros inesperados marcaron el devenir de este sumario que, al final, también acabó con un desenlace, una infanta de España sentada en el banquillo, por el que nadie hubiera apostado cuando en la primavera de 2010 comenzó la investigación de esta trama.

El convenio

Primavera de 2010

El 'caso Nóos' comenzó por pura chiripa. Un convenio entre el Gobierno balear y el Instituto Nóos para organizar por 1,2 millones de euros, el primer Illes Baleares Forum, que fue hallado por casualidad entre una montaña de papeles que nada tenían que ver con la futura investigación, fue el origen del sumario. El fiscal no dio crédito cuando apareció el nombre de Iñaki Urdangarin.

La confesión

11 julio de 2011

Fue el primer interrogatorio de Diego Torres, la persona que aparecía como responsable de Nóos en el convenio. Ni el fiscal Pedro Horrach ni el juez José Castro esperaban nada de esa declaración. Sin embargo, Torres, ya enemistado con Urdangarin, decidió tirar de la manta. Reveló que el exduque se lucró de los contratos con las administraciones balear y valenciana a través de su sociedad, Aizoon, y admitió que el marido de la infanta usaba su posición en la Casa Real para conseguir contactos con los responsables políticos.

El harakiri

25 y 26 de febrero de 2012

En su primera declaración ante el juez como imputado, Urdangarin, que volvería a declarar un año después, no reconoció nada. Es más, se esmeró en presentarse ante el juez como una víctima de Diego Torres, al que prácticamente culpó de haberle embarcado sin saberlo en la trama societaria que tenía el Instituto Nóos para desviar dinero público a sus bolsillos privados. Fue, su harakiri judicial. Había declarado la guerra a su exsocio.

La venganza

Abril 2012-abril 2013

El interrogatorio de Urdangarin desató la venganza de Torres en forma de siete andandas de mails comprometedores para, en teoría, probar que la Casa Real estaba al corriente de todo lo que se cocía en el Instituto Nóos. En aquellos correos, otrora imposibles de airear, incluso se apuntaba la intermediación de don Juan Carlos a favor de su yerno ante la princesa Corinna. Esos mails pusieron en el centro del huracán judicial a la Zarzuela y a varios de sus altos cargos como el conde de Fontao, asesor legal del Rey, o al entonces secretario de las infantas Carlos García- Revenga. En aquellas correspondencias electrónicas también se apuntaba que Cristina de Borbón echó una mano en alguno de los negocios de su marido.

El gran giro

Finales de 2012

Los mails de Torres al principio parecieron un mero intento por empantanar el proceso involucrando a la Casa Real, pero lo cierto es que poco a poco el mensaje de que la infanta estaba vinculada a las corruptelas de su marido fue calando en los juzgados de Palma, y en particular en el juez Castro. Sorpresivamente, en cuestión de unas semanas, el magistrado, que hasta entonces había rechazado los intentos de Manos Limpias de meter en el caso a la hija del entonces jefe del Estado, decidió apuntar contra ella. Y llegó el día, aquel 3 de abril de 2013, en que imputó a Cristina de Borbón por haber ayudado a su marido a ganarse a las autoridades para conseguir contratos públicos.

El divorcio

Inicios de 2013

La decisión de Castro de señalar a la infanta provocó otra gran sorpresa: el 'divorcio' de facto entre el magistrado instructor y el fiscal Anticorrupción Pedro Horrach, una pareja que durante la última década y trabajando casi como una única persona, había sido el terror de los corruptos de Baleares. Horrach descartó, a pesar de los mails y los informes que apuntaban a que la exduquesa se había beneficiado del dinero de Aizoon, cualquier responsabilidad de la mujer de Urdangarin. Su tesis, mantenida hasta ahora, es que jamás supo nada de los negocios de su marido. Es más, que él casi se aprovechó de su personalidad bondadosa. Su postura, muy cercana a la de los abogados defensores de la infanta, le valió pasar en cuestión de días de héroe a villano.

Las exculpaciones

23 de febrero de 2013

Fue la vuelta a los juzgados de Urdangarin. Ya ni siquiera trató de defenderse como la primera vez. La estrategia de los correos electrónicos le había pasado factura y dejado en una situación de difícil defensa procesal. Todos sus esfuerzos fueron para tratar de alejar a la Casa Real del foco del proceso para y, sobre todo, tratar de exculpar a su mujer, sobre la que pendía la espada de Damocles de la imputación.

El camino

7 de mayo de 2013

Al principio pareció una victoria judicial de la infanta, pero en realidad fue su perdición. La Audiencia Provincial de Palma de nuevo dio la campanada. Suspendió la imputación de la exduquesa por las acusaciones relacionadas con su participación en el Instituto Nóos, pero al mismo tiempo abrió la caja de los truenos al señalar al instructor el camino que debía seguir para llevar a la hermana de Felipe VI al banquillo: colaboradora de un delito fiscal por su ayuda para que su marido defraudara con Aizoon más de 337.138 euros a Hacienda en 2007 y 2008.

El paseíllo

8 de febrero de 2014

Diez meses le costó al juez interrogar a la infanta, quien contra viento y marea se negaba a hacer el paseíllo y que recurrió y torpedeó, con la ayuda de la Fiscalía, todas las resoluciones para llamarla a declarar. Hasta que se rindió ante la evidencia de que la Audiencia Provincial le iba a obligar a dar explicaciones de todos modos. La exduquesa hizo el paseíllo, pero poco más. Sorprendentemente, la primera mujer de la Familia Real española con licenciatura universitaria (y máster internacional) se refugió tras el papel de esposa ignorante y dedicada a cuidar de sus hijos. Cristina de Borbón fue un frontón durante seis horas y media. Llegó a responder con 569 evasivas a las demandas de información.

El desenlace

22 de diciembre de 2014

Las elusiones de Cristina indignaron al instructor, que ya para entonces había abierto una gran investigación fiscal para acorralar a la infanta, con la oposición frontal de Hacienda y Anticorrupción. El 25 de junio de 2014, Castro concluyó el sumario. «Hay sobrados indicios de que Cristina de Borbón y Grecia ha intervenido, de una parte, lucrándose en su propio beneficio y, de otra, facilitando los medios para que lo hiciera su marido», fue una de sus frases en el escrito que le acusaba de colaborar en dos delitos fiscales y el blanqueo de capitales de su marido. La sorpresa, de nuevo, la dio el 7 de noviembre de 2004 la Audiencia Provincial al quemar la última tabla de salvación de la exduquesa y confirmar definitivamente que debía ser procesada por los fraudes al fisco, aunque no por lavar dinero. El 22 de diciembre de 2014, el juez Castro envió al banquillo de manera irrevocable a la hermana del actual jefe del Estado.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios