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El capitán Pajuelo es llevado a hombros por el césped del Romero Cuerda. :: JM Romero
El Villanovense regresa  a Segunda B con grandeza

El Villanovense regresa a Segunda B con grandeza

Cerca de 3.000 seguidores empujaron a los serones desde el graderío del Romero Cuerda en una tarde para la historia

RODRIGO MORÁN

Lunes, 26 de mayo 2014, 07:55

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Siéntanse orgullosos del Villanovense si son seguidores del fútbol extremeño. Si no lo son, admiren su modélica gestión de club y el compromiso y solidaridad de su plantilla. Reconozcan el inmenso trabajo de un club más humilde de lo que su fachada verde dibuja y con más corazón de lo que sus festejos constantes evidencian. No hay cohetes ni fuegos artificiales que hayan iluminado su temporada. El ascenso ha llegado desde la prudencia, la cautela, el sacrificio, el 'partido a partido', la filosofía cobista, la 'confianza cero'. factores intangibles que no entienden de monedas. Así ha alcanzado la gloria este Villanovense. Otra vez de Segunda B. Esta vez por la puerta grande. Ganando y goleando. Venciendo y convenciendo. Cobrándose rápido la penitencia de una injusta traición del fútbol. La de hace doce meses ante el Zamora. Ayer cerró esa deuda. Zanjó el pasado. Abrió una ventana nueva al futuro. De bronce. Con más experiencia. Y, quizá, con una afición más enganchada. Cuando los elementos fusionan, el Villanovense ha resultado imparable.

Tumbó a la Gimnástica de Torrelavega en Cantabria, cuando le mostró en pocos minutos sus hechuras de campeón. Le dejó un par de asaltos sobre el ring, pero sobre el tapete del Romero Cuerda bastaron tres bofetadas para mandar al rival a la lona y abrocharse el cinturón de Segunda B. No puede escribirse sobre el papel la mezcla de emociones y sensaciones que dejó el final del partido. Imagínense. Pero como muchos guardarán el periódico, quédense con el relato de otro partido para la historia.

Enchufados

Apareció el Villanovense de las grandes citas. Ese conjunto huracanado en ataque que somete al enemigo a una asfixiante presión arriba y ahoga en la medular cualquier obra de creación visitante. Da igual quienes jueguen. Ese es parte del éxito de Cobos. La gestión ejemplar de un vestuario unido, solidario y comprometido. El equipo antes que el futbolista. El ejemplo claro, el de Moraga, suplente toda la temporada y titular en las dos finales del año. Ayer como capitán. Y su partido, colosal.

Suya fue la banda derecha, de donde vino el primer centro de Trinidad que José Ángel cabeceó a manos de Iván Cabrero. Y en Moraga arrancó el primer gol. Un cambio de banda espléndido que Anxo bajo al piso para endiablar el partido. Desde el control al pase atrás hubo un puñado de hechizos más propios de un mago que de un futbolista. Pero es Anxo, la magia viva del Villanovense. El pase atrás no lo remataba nadie hasta que una locomotora llamada Trinidad apareció sin bocina ni frenos para atropellar el balón y romper las redes de la portería cántabra. Locura.

Capotazo de José Ángel

Para una salida por la puerta grande el cartel necesita de buenos toreros. Y el del Villanovense no faltó a la cita. Anxo banderilleó a su par de nuevo por la izquierda. El rechace de su centro lo encontró Curro, cuya primera estocada se topó con el palo. Y en el segundo rechace, entrando a matar, José Ángel mató a la Gimnástica. De cabeza. Capotazo y estocada. Rumbo a Segunda B.

Desnortados e impotentes, los de Torrelavega ni asomaron por el balcón de Fuentes. Entonces apareció en escena el pistolero. Juanfran, el pichichi serón, cazó dentro del área otro rechace para colocar suave, al palo corto, el tercero y definitivo. Desde su gol hasta la celebración, una alfombra roja por donde desfilaban los ganadores de un ascenso de categoría. La fiesta acabó como de costumbre. Con invasión de campo, celebración con cava, foto de familia y un mayúsculo gesto en las camisetas del ascenso dirigido hacia el malogrado José Luis Montes: «va por ti, bigotes». Otro detalle que los hace más grandes. La Segunda B ya espera al Villanovense. Por la puerta grande.

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