Los Romanones, a por la herencia de 500 millones de la condesa Tatiana

Entre los bienes de la condesa está el Palacio de los Golfines de Abajo, en plena Ciudad Monumental; el Palacio de los Arenales, que funciona como un hotel de cinco estrellas; y la Casa de la Corchuela, situada en Aldea Moret. Además, también figuran 4.500 hectáreas de terrenos rústicos. En total, se estima que Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno tenía una fortuna global valorada en algo más de 500 millones de euros, con propiedades rústicas y urbanas en diferentes puntos del país, como Madrid, Ávila o Cáceres.

La fundación que lleva su nombre, constituida en abril de 2012, gestiona toda la herencia de la condesa desde su muerte. Pero una querella viene ahora a cuestionar el papel de esta fundación y a reclamar la herencia de Tatiana Pérez, grande de España y también marquesa de Santa Marta y marquesa de la Torre de Esteban Hambrán.

El juzgado madrileño admitió a trámite el pasado 6 de octubre una querella criminal presentada por Miguel Figueroa Griffith y los hermanos Borja Ussía Figueroa e Ignacio Ussía Figueroa, según han confirmado a este diario fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Madrid y avanzó el sábado El Mundo en su suplemento La Otra Crónica.

Los querellantes son primos hermanos entre sí y guardan una relación de parentesco con la condesa de Torre Arias. El primero de ellos, Miguel Figueroa Griffith, es el hijo pequeño de Aline Griffith, la condesa viuda de Romanones, conocida también por su faceta de escritora y de antigua espía. Su marido, Luis de Figueroa y Pérez de Guzmán el Bueno, era primo hermano de Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno.

La condesa de Romanones, vinculada a Extremadura por su finca Pascualete (situada en Santa Marta de Magasca), nunca vio con buenos ojos que la herencia de la condesa de Torre Arias acabara en manos de una fundación. Ahora la familia Romanones lucha en los tribunales por la herencia. La querella habla de la comisión de un supuesto delito de estafa. Y la lista de querellados está formada por la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y por cuatro miembros de la junta de su patronato.

Los destinatarios son Teodoro Sánchez Ávila, presidente de la fundación y administrador de la condesa de Torre Arias hasta el final de sus días; Rosa Oliva Oliva, vicepresidenta; José Marcos Picón Martín, secretario; y Manuel Gerardo Tarrío, vocal. También aparece como querellada la empresa Inversiones Tirema S.L., fundada por Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno y dedicada al alquiler de bienes inmuebles.

Tras admitir a trámite la querella, el juzgado madrileño practicará una serie de diligencias, según explican desde el Tribunal Superior de Justicia. Por un lado, la Policía Judicial investigará la actividad de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, así como la de la empresa Tirema S.L.

Además, se realizará una prueba pericial caligráfica para determinar si la firma de la condesa fallecida fue falsificada o no en su testamento o en el acta de creación de la fundación que lleva su nombre. Por último, se solicitará a la clínica donde fue tratada la aristócrata en sus últimos años un informe sobre su estado de salud para saber cómo se encontraba cuando adoptó las decisiones relativas a su herencia.

Este diario se ha puesto en contacto con la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Álvaro Matud, responsable de relaciones institucionales de la fundación, ha preferido mostrarse prudente. Se ha limitado a decir que, de momento, no han recibido ninguna notificación judicial sobre este asunto. «Estamos muy tranquilos», ha apostillado Matud.

La Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno tiene su sede principal en el Paseo del General Martínez Campos, en Madrid. Entre sus fines están el estudio y cuidado de la naturaleza, el apoyo a la investigación científica y la formación de la juventud. Por otro lado, también promueve la divulgación de su legado histórico-artístico. En 2015 decidió abrir al público el Palacio de los Golfines de Abajo, situado en pleno corazón del casco histórico. Es una de las joyas arquitectónicas del patrimonio cacereño, que ha recibido la visita de 36.000 personas desde su apertura.