José María Gil Tamayo defiende la independencia y responsabilidad de los cardenales al elegir. :: HOY
SOCIEDAD

El cónclave vaticano busca un papa «muy de nuestro tiempo»

El extremeño José María Gil Tamayo, que ejerce como portavoz junto al padre Lombardi, dice que debe conocer a hombres y mujeres del siglo XXI

M. BARRADO TIMÓN

Martes, 12 de marzo 2013, 01:18

El sacerdote pacense José María Gil Tamayo considera previsible que, sin tardar mucho, y en esta misma semana haya un papa en el Vaticano, elegido por el cónclave de cardenales que esta tarde se encierra entre las paredes de la Capilla Sixtina para encontrar ese nombre. La previsión no es baladí si se tiene en cuenta que José María Gil Tamayo ha formado parte de la «troika» de informadores que, encabezada por el portavoz vaticano padre Federico Lombardi, viene informando del contenido de las reuniones de cardenales (congregaciones generales se llaman) que se han celebrado previamente al cónclave que comienza esta tarde.

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Este «párroco de Badajoz» como se define Gil Tamayo, explica su misión en el Vaticano como «provisional» y dice que terminará en cuanto el nuevo papa empiece su pontificado y él se vuelva, «con mucha alegría», a su iglesia de San Juan Bautista de la capital pacense que tanto echa de menos. Atrás habrán quedado jornadas de esfuerzo para informar sobre esta elección que agita inevitablemente al mundo católico y que ha reunido en el Vaticano a 5.600 periodistas pertenecientes a más de 1.000 medios de comunicación de 65 países del mundo.

Gil Tamayo no pertenece, sin embargo, al grupo de trabajadores que prestará servicio en el Vaticano durante estos días y que tuvieron ayer que jurar guardar el secreto de cuanto vean y oigan en el curso de las reuniones. «¡No, no, yo no juro! Yo soy periodista también y lo tenemos muy difícil», dice entre risas a través del teléfono que suena en el colegio español que acoge habitualmente a los religiosos que terminan sus estudios superiores en Roma.

Honestidad y deseo de satisfacer el derecho a la información de la opinión pública y los fieles católicos son las máximas que han regido la acción de esta «troika» que, a cambio pide también «honestidad en el tratamiento informativo» y que «no haya contagios de literatura fantástica». «Lo que no sabemos, no lo sabemos -dice Gil Tamayo- y no podemos inventarlo».

A su juicio, se ha producido «un buen entendimiento» en estos días entre Vaticano y medios de comunicación y dice que, desde la Iglesia, «estamos en la línea de que sea la realidad la que mande, aunque a veces se estropee un buen titular».

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Gil Tamayo reconoce que el cónclave «está muy abierto», según han dicho hasta la saciedad los vaticanistas, que no encuentran en las horas previas a la celebración de tan definitiva reunión ningún nombre destacado que parta como favorito en la elección. El sacerdote extremeño recuerda el famoso dicho de que «quien entra papa en el cónclave sale cardenal» y enumera una serie larga de nombres de papas anteriores cuya elección fue una auténtica sorpresa a pesar de las listas elaboradas por los vaticanistas.

Lo mismo podría pasar en esta ocasión, ya que, según Gil Tamayo, los cardenales se mueven con una gran libertad y «su decisión no la marca la agenda mediática ni política y más en un mundo globalizado como el de hoy, en el que puede salir el papa de un país o de otro». «Yo siempre digo que como tienen el pasaporte vaticano, todos los cardenales tienen la misma nacionalidad», bromea.

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Afirma Gil Tamayo que la percepción sobre la elección de papa de quienes trabajan en el Vaticano es diferente a la de los periodistas que hacen listas de «papables» y tratan de acertar el resultado. «Esto sólo se entiende desde el análisis de fe -asegura; un cónclave no es una junta general de accionistas que elige un presidente de una compañía multinacional ni es un parlamento con grupos de distintas tendencias que elige a un jefe de Estado. Aquí se está en otra dimensión, que a veces es difícil de entender por parte del gran público pero que sí entienden los católicos».

Perfil

José María Gil Tamayo no elude referirse al «perfil» que deberá tener el nuevo papa y que, según los teletipos informativos, ha sido objeto de intervenciones en las diez congregaciones generales celebradas en estos días, junto a otros asuntos diversos como temas de evangelización, informes sobre la situación económica del banco vaticano o sobre «como puede mostrar la Iglesia el rostro de Dios en un mundo secularizado».

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El sacerdote recuerda que el contenido de las congregaciones generales es secreto y defiende que los cardenales buscan «independencia, libertad y reserva para que su decisión no esté influenciada por presiones exteriores porque se trata del acto más grave que hacen ante Dios, ante la Iglesia y su conciencia; para ello juran hacerlo con rectitud de intención y elegir al que creen más idóneo». De todo ello se ha generado una especie de «retrato robot» que demanda para papa «un hombre experto en el conocimiento de la Humanidad, de hombres y mujeres del siglo XXI, alguien muy de nuestro tiempo y a la vez profundamente espiritual».

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