Alcaldesa gracias a un lapicero y dos papelitos

Once de la mañana del viernes pasado. Palacio de Justicia de Mérida. En una de sus salas, la mano de un funcionario va a elegir, indirectamente, al alcalde de Aljucén, con algo más de 250 vecinos y a 15 kilómetros de la capital. Su alcalde electo, José María Mendoza (PP), falleció inesperadamente hace dos semanas. El Ayuntamiento, con dos concejales populares y otros dos socialistas, debe determinar quién será el quinto. Se sabrá a través de un sorteo singular. El instrumental: dos pequeños papeles y un lapicero.

Al tener entre 100 y 250 habitantes, los aljucenses eligen a sus representantes mediante listas abiertas, votando a la persona, no a una lista. Hace dos meses, decidieron dar su apoyo a tres candidatos que se presentaron bajo las siglas del PP y a dos que lo hicieron por las del PSOE. Al morir uno, la vacante no se cubría echando mano del siguiente en la lista. Se cubría con el siguiente candidato más votado.

Pero había empate. En el 22-M, Manuel Antillano Velázquez (PP) y Jesús Rodríguez Vázquez (PSOE), recibieron 93 votos cada uno. A sorteo. Quien salga, además, decidirá la Alcaldía. «Le pedimos (PSOE) que no se presentaran por cómo se producía, con la muerte de un concejal, que, además era el alcalde. Pero dijeron que aspiraban a gobernar», reflexiona Antillano, de 44 años, vigilante de seguridad en Mérida.

«Más que nervios por saber si salía la papeleta con mi nombre o la contraria seguía desilusionado porque creía que los otros no querían tener el nuevo concejal de esta forma», indica. Cuando salió su nombre del lapicero en el que, a modo de bombo, se habían introducido los dos papelitos, Antillano sólo dijo una frase: «hay justicia».

Dos días después, el domingo, el Pleno eligió a María Dolores Ledesma Colchón, teniente de alcalde con Mendoza, como alcaldesa. En un pueblo mayoritariamente de hombres, a través de una camino electoral diferente al habitual de listas cerradas (art. 184 de la ley orgánica del Régimen Electoral General de 1985), esta ama de casa de 43 años, casada y con dos hijos, asume el compromiso de cerrar el polideportivo y remodelar el colegio, entre otras iniciativas. Y trabajará por 200 euros al mes.

«Son las cosas que quería José Mari (Mendoza) y voy a pelear para conseguirlas. También para que se hagan más viviendas de protección», indica esta almendralejense que hace diez años vino a Aljucén por amor y ahora es su regidora gracias a un rocambolesco destino.