Psicología
Lara Ferreiro, psicóloga: «Durante un incendio, el cerebro entra en un estado de supervivencia extrema»Ferreiro analiza el impacto psicológico de los incendios en tres fases: durante la emergencia, tras la evacuación y en el proceso de adaptación posterior
La ola de incendios que azota a España y, en particular, a Extremadura en los últimos días no solo deja un balance devastador en términos materiales y medioambientales. El impacto psicológico en quienes viven de cerca estas catástrofes es profundo.
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Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta, explica cuáles son las reacciones más habituales de los afectados antes, durante y después de un incendio, así como las secuelas psicológicas que pueden quedar.
Cómo reacciona la mente en medio de un incendio
«Durante el incendio, cuando se está produciendo, hay mucha angustia y ansiedad», comienza explicando Ferreiro. Según detalla, las personas suelen reaccionar de tres maneras distintas. «La primera es escapar, huir del lugar y se produce el efecto túnel. La segunda reacción es el altruismo, personas que rápidamente entran en acción, intentando ayudar a otras o a sus seres queridos a evacuar. Y el tercero es congelación y shock».
En ese momento, el cerebro cambia de funcionamiento y «se produce una desconexión de la zona lógica y te pones en zona amígdala, que es la zona del miedo. El cerebro entra en un estado de supervivencia extrema», explica.
«De las tres cosas más traumáticas para un ser humano están la muerte de un ser querido, una guerra y sufrir catástrofes naturales como un incendio»
Laura Ferreiro
Psicóloga
La angustia y el miedo durante la evacuación
Cuando la evacuación ya se ha producido, los sentimientos no desaparecen. «Esta es una etapa muy angustiosa, hay mucha incertidumbre, miedo«, apunta Ferreiro. Además, señala que en este contexto se genera «un efecto contagio a nivel social, es decir, nos dejamos contagiar por esas emociones negativas del resto con el que estamos compartiendo ese momento».
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El pensamiento suele derivar hacia lo peor y «se produce en tu cerebro la disonancia negativa, pues te imaginas lo peor. Un 70% de las personas, cuando están evacuadas, tienen esta disonancia negativa de 'va a ser fatal, mi casa se va a quemar, va a ser horrible, tenemos que empezar de cero'. Y luego un 30% de personas reaccionan de forma esperanzadora, apoyándose en frases como 'lo importante es que estamos vivos, estamos bien por suerte'».
Ferreiro subraya la importancia de la atención psicológica temprana en estas situaciones. «Es fundamental trabajar la esperanza, transmitir calma y aplicar técnicas de ansiedad y relajación. Además, resulta clave hablar con los afectados en las primeras 48 horas para prevenir la aparición de un trauma», señala.
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Tras el incendio: la regla de las tres semanas
El proceso de adaptación tras un incendio tiene lo que la experta denomina la «regla de las tres semanas». «La primera semana es de shock, de no creerte lo que ha pasado. La segunda semana se suelen tener emociones muy intensas, incluso de culpa. Y después en la tercera semana llega la adaptación. Si durante más de un mes no puedes dormir, estás triste, lloras o tienes ansiedad, habría que ir a terapia», explica.
Uno de los efectos más comunes es lo que se conoce como ecoduelo o duelo ambiental y «es el proceso psicológico de tristeza, de rabia, por ver todo tu entorno arrasado. Este tipo de duelo es muy doloroso, hay gente que lo vive igual que cuando pierde a un ser querido».
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Las secuelas pueden derivar en fobias o incluso en estrés postraumático. «Del 30 al 40% de las personas pueden desarrollar un trauma llamado trastorno de estrés postraumático. La ayuda comunitaria reduce mucho este trauma», indica.
«Se puede desarrollar pirofobia, pánico o ansiedad a todo lo relacionado con el fuego»
Laura Ferreiro
Psicóloga
Piromanos e incendiarios: los perfiles detrás de los fuegos
Ferreiro recuerda que «el 90% de los incendios, aunque en algunos casos puedan deberse a las altas temperaturas, están provocados por los seres humanos». Y diferencia entre dos perfiles por un lado «el piromano es una persona que no se le puede imputar ningún delito y no puede ir a la cárcel porque tiene un trastorno de control de impulsos. Se calcula que hay menos de un 1% en España de pirómanos reales».
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En cambio, el incendiario actúa con premeditación, pues «suelen hacerlo de forma muy planificada, en grupo, y la motivación suele ser económica o de venganza».
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