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Juan González del Pino, especialista en artrosis de la mano: «Los tratamientos modernos pueden devolver la movilidad y eliminar el dolor»

La artrosis de la mano provoca dolor, inflamación y deformidad en los dedos, afectando la calidad de vida, especialmente en mujeres mayores de 50

Jueves, 25 de septiembre 2025, 12:12

Aproximadamente el 8% de la población adulta de España, lo que supone casi 4 millones de personas, padece artrosis en una o ambas manos, siendo una de las patologías más frecuentes asociadas al envejecimiento. La artrosis de la mano se caracteriza por el desgaste progresivo del cartílago en las articulaciones. Provoca dolor, inflamación y, en muchos casos, deformidades que limitan la funcionalidad en tareas cotidianas, además de impacto estético y posible malestar emocional.

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Esta dolenci afecta en mayor medida a mujeres mayores de 50 años (4 a 1 en comparación con hombres).

Para el Dr. Juan González del Pino, director del Instituto de la Mano del Hospital Universitario Ntra. Sra. del Rosario de Madrid, «la artrosis de la mano, aunque común y a menudo incapacitante, no es una sentencia de por vida. Los tratamientos modernos, especialmente los quirúrgicos, ofrecen soluciones efectivas que permiten a los pacientes recuperar la funcionalidad, eliminar el dolor y mejorar la estética de sus manos. Ante los primeros síntomas conviene buscar ayuda especializada en expertos en patología de la mano y muñeca, pues el diagnóstico temprano y tratamiento adecuado pueden devolver a los pacientes independencia y calidad de vida».

Junto a los doctores Carlos Vaquero Comino y Violeta González del Pino, son un referente en nuestro país con más de 30.000 intervenciones realizadas en la mano y la muñeca.

Artrosis de la mano: ¿qué es y cómo se manifiesta?

La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta las articulaciones. En la mano, se presenta con mayor frecuencia en las puntas de los dedos, las articulaciones medias de los dedos largos y la base del pulgar, conocida como rizartrosis.

Suele comenzar con dolor e inflamación que puede ser intermitente en las primeras etapas. Con el tiempo, los episodios inflamatorios o «brotes» se vuelven más frecuentes, lo que puede llevar a deformidades visibles, como «dedos torcidos o montados unos sobre otros», especialmente en las puntas. Además de dolor, provoca deformidades que pueden limitar funciones esenciales de la mano: escribir, abrocharse un botón o sostener un vaso.

En las articulaciones medias el dolor y la pérdida de movilidad dificultan la flexión de los dedos necesaria para tareas que requieren fuerza o precisión, como abrir un bote o girar una llave.

La rizartrosis es una de las formas más incapacitantes; afecta a la base del pulgar y se estima que el 50% de las mujeres mayores de 65 años presentan algún grado de afectación. En los hombres, aunque menos frecuente, suele ser más limitante. Provoca una dislocación en la base del pulgar, que genera una deformidad característica y un dolor que dificulta la pinza, esencial para cortar alimentos, vestirse o manejar herramientas, entre otros.

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Los pacientes, con el avance de la enfermedad, pueden volverse dependientes de su entorno, pero su impacto va más allá de lo físico pudiendo generar frustración y afectar la autoestima, retraimiento social o a evitar actividades que expongan las manos, especialmente en mujeres.

Tratamientos no quirúrgicos y quirúrgicos

«Los tratamientos iniciales suelen ser conservadores», explican los especialistas: antiinflamatorios, frío local, férulas, fisioterapia o infiltraciones. «Funcionan en etapas tempranas o leves, pero si el dolor y la limitación aumentan, la cirugía es la opción más efectiva para recuperar función, aliviar el dolor y mejorar la estética», añaden.

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«Gracias a los avances en anestesia regional, la cirugía es segura incluso en pacientes mayores, con ingreso mínimo y recuperación completa en pocos meses», señalan.

Respecto a los tipos de artrosis:

Dedos largos: fijación con tornillos de titanio permite recuperar funcionalidad en 6-8 semanas y elimina el dolor.

Articulaciones medias: mini-prótesis de carbón pirolítico logra recuperación en 3-4 meses, mejorando dolor y estética.

Rizartrosis (base del pulgar): artroplastia de interposición, usando un tendón propio como «almohadilla», alcanza cerca del 98% de éxito, recuperando movilidad y fuerza sin prótesis, con resultados permanentes y sin necesidad de nueva cirugía.

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