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La impresionante colección de motocicletas de la RDA. B. J.

La Historia que se puede tocar

Berlín ·

El Depósito del Museo de la RDA contiene 360.000 objetos característicos de la vida cotidiana de la Alemania comunista

Beatriz Juez

Berlín

Sábado, 8 de noviembre 2025, 20:12

La Alemania comunista ya es Historia, pero no ha caído en el olvido. Treinta y cinco años después de la reunificación, aún se puede viajar ... a la desaparecida República Democrática Alemana (RDA) sin necesidad de recurrir a una máquina del tiempo, sólo a través de los objetos cotidianos. Inaugurado en 2006 en el corazón de Berlín bajo el lema 'La Historia que se puede tocar', el museo de la RDA está dedicado a la historia, vida y cultura cotidiana en el desaparecido Estado entre el 8 mayo de 1945 y el 2 de octubre de 1990.

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Todo lo que no se puede mostrar en la exposición permanente por falta de espacio, se almacena en el Depósito de este centro privado, situado en el barrio de Marzahn. El local, que abrió en marzo sus puertas, acoge una de las mayores colecciones de objetos cotidianos de la Alemania del Este: 360.000 objetos que utilizaron a diario los ciudadanos almacenados en un moderno hangar con salas climatizadas. La visita hará las delicias de los amantes de la Historia, de los curiosos y de aquellos que aún sienten 'Ostalgie', un término usado para referirse a la nostalgia de la vida en la antigua República.

Productos habituales en los hogares de la Alemania comunista. B. J.

El depósito, a la vez centro de investigación, taller de restauración y lugar de recuerdo, permite al visitante adentrarse en las bambalinas del museo dos o tres veces al mes. Se puede visitar de forma independiente o con un guía y, salvo en el caso de la sala de exposiciones 'Klub der Funktionäre' (Club de los funcionarios), no hay ninguna exposición curada; es decir, ninguna muestra en la que las obras hayan sido seleccionadas y organizadas por especialistas. La mayoría de las piezas son donaciones de antiguos habitantes de la RDA. Por eso detrás de cada objeto se esconde una historia personal.

Como un almacén de Ikea

Cuando uno entra en el hangar tiene la impresión de adentrarse en el almacén de una tienda Ikea: largas filas de estanterías que llegan hasta el techo con cajas de cartón y palés de madera repletos de variopintos objetos. Las piezas más voluminosas y pesadas se almacenan en el suelo. En las estanterías de la primera sala hay de todo: televisores y uniformes de soldados, pasando por juguetes, lámparas, vajillas, carritos de niño, un surtidor de gasolina, una camisa de joven pionero, la mesa de sonido del grupo de rock del este Silly, un fichero de la temida Stasi y las puertas del demolido Palacio de la República de Berlín oriental. Pero, a diferencia de la tienda de muebles sueca, ningún objeto está a la venta. Todos han sido minuciosamente catalogados a la espera de formar parte de una exposición sobre la vida cotidiana en la Alemania Oriental.

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En el museo abundan las imágenes de líderes políticos. B. J.

El emblema de la RDA -un martillo y un compás rodeados por un anillo de espigas de centeno- recibe al visitante. 'RDA-URSS: viva nuestra alianza fraternal', reza uno de los carteles de la primera sala. Tampoco falta el escudo de la Juventud Libre Alemana (FDJ). Otro cartel recuerda que en 1973 Berlín oriental acogió el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, que reunía a los militantes de organizaciones de partidos comunistas, principalmente de los países de la órbita soviética.

La mayoría de las piezas son donaciones de antiguos habitantes de la RDA. Detrás de cada objeto hay una historia

En una esquina del depósito se acumulan sin orden desde pancartas de las manifestaciones pacíficas del antiguo Estado y unos esquís hasta una estatua de Lenin y una fotografía de Erich Honnecker, presidente de la República Democrática Alemana entre 1976 y 1989. Los objetos más frágiles -libros, documentos, postales, fotografías y obras de arte- se acumulan en otra sala más pequeña, junto a carteles de nombres de calles desaparecidas, como la Leninallee de Berlín oriental. El Club de los Funcionarios mantiene el mobiliario original: sillones de color verde oliva y un trofeo de cuernos procedente del pabellón de caza Hubertusstock, la casa de huéspedes donde Honecker recibía a los invitados de Estado.

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Uno de los platos fuertes aparece al final de la visita: la impresionante colección de motocicletas de la RDA y un par de Trabant, el coche de bajo coste típico de la Alemania comunista fabricado en Sajonia. Había que esperar años para lograr un 'Trabi', como se conoce a este coche que se dejó de fabricar en 1991 y hoy es objeto de deseo de coleccionistas.

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