Los técnicos examinan el estado de las viviendas del edificio incendiado en Navalmoral

Un edificio peculiar, de más de un siglo de existencia, ocupado en estos momentos por ocho familias que, en algunos casos, han tenido que ser realojadas y que tardarán en poder regresar a sus domicilios debido al estado en el que ha quedado la primera planta, la directamente afectada por las llamas que devoraron la techumbre y hicieron caer la madera y las tejas al interior.

Junto a ellos bomberos y técnicos estudiaban la situación del edificio, lógicamente precintado, acompañados por representantes del Gobierno municipal, que en la noche del domingo se encargaron de ese realojo, junto con el personal de Cáritas.

El olor a humo es todavía perceptible y la imagen de la mitad del tejado dantesca, en contraste con la fachada, puesto que a simple vista las casas de la planta baja «se han salvado», como apuntaba uno de sus propietarios, al margen de los daños que pueda haber causado el abundante agua que tuvieron que lanzar los bomberos.

Entre los vecinos presentes también había quien destacaba la actuación de una persona que al pasar por la zona en la tarde del domingo avisó a los ocupantes del inmueble para que abandonaran las viviendas al ver las primeras señales de humo desde la calle, evitando así males mayores, puesto que hay que recordar que no hubo heridos.

No obstante algunas personas sí necesitaron ser atendidas en el hospital Campo Arañuelo por inhalación de monóxido de carbono o sufrir crisis de ansiedad.