«No hay pueblos ricos o pobres, hay pueblos con más o menos cultura»
El arqueólogo resalta la riqueza que tiene la región, «que hay que valorarla»
Versado en mil batallas, el arqueólogo, profesor ya jubilado e investigador, Martín Almagro Gorbea, lleva trabajando en la región cerca de 70 años y, «con eficacia, hace 50». Hijo adoptivo de Medellín, se considera «conciudadano de Hernán Cortés, una de las figuras más señera de la historia». Además, recuerda que este municipio pacense es la última ciudad civilizada de occidente en el mundo antiguo. Por tanto, pertenecer a esta localidad, «para un arqueólogo es de enorme satisfacción, como para cualquier persona con cultura y sensibilidad».
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Entre los numerosos trabajos que ha realizado, destaca el estudio que hizo en Medellín, de sus raíces tartésicas. «Fue un estudio tan exhaustivo que no hay uno igual de otra ciudad tartésica». Considera, igualmente, que ha escrito muchos artículos y liderado investigaciones, por «un deseo de conocer a fondo una tierra con tanta riqueza arqueológica como Extremadura».
Aunque ha trabajado en otras zonas, insiste en la belleza de la región. «Su paisaje tiene igual de importancia que cualquier monumento». También insiste en saber valorar la riqueza que tiene. Ejemplo de ello son las costumbres ancestrales, reflejadas, en muchos casos, en fiestas populares de los pueblos.
Resalta igualmente su estudio de peñas sacras. De hecho, considera que es un potencial turístico, como el entorno por donde están situadas. No tiene dudas de que ese paisaje está vinculado a la historia de la región. «Son dos caras de la misma moneda».
Cuando habla de Extremadura, recalca, en cada momento, la importancia que ha tenido a lo largo de la historia.
Ante la pregunta sobre la aportación de las administraciones para resaltar ese legado, Martín Almagre coge aire antes de contestar. Considera que la respuesta tiene dos aspectos. Uno es el aumento de la inversión para la cultura y, por tanto, la educación. «No hay pueblos ricos o pobres, hay pueblos con más cultura o menos cultura». Además, hay que ser conscientes del patrimonio que se tiene. Considera que se puede unir patrimonio, paisaje y disfrute de las personas. No tiene dudas de que la cultura supone desarrollo y, por tanto, riqueza para los pueblos.
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Jubilado de la docencia, sigue investigando. Está inmerso en ese estudio de peñas sacras, que son tradiciones antiquísimas. Recientemente, se ha interesado por cómo se orientaban con sistemas prehistóricos los pastores trashumantes. «Jamás han tenido mapa ni GAS y no se han perdido. Son las gentes que han formado Extremadura y son la clave de por qué los conquistadores extremeños hacían tantos descubrimientos en el Nuevo Mundo», añade.
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