Abel Bautista, consejero de Presidencia, acompañó a Pizarro. J. C. R.

Plasencia

El tirón del Lunes Menor le gana terreno al Martes Mayor

Fiesta de Interés Regional. La antesala consolidó su auge con mercados, folclore, un desfile de moda extremeña y el divertido concierto de Los Toreros Muertos

Juan Carlos Ramos

Martes, 5 de agosto 2025, 07:38

Lo que hace apenas unos años era una antesala tranquila del Martes Mayor, poco a poco se ha ido convirtiendo en la jornada central de ... la fiesta por derecho propio. El Lunes Menor ha dejado de ser un aperitivo para muchos placentinos y visitantes, que encuentran en la programación cultural y el ambiente festivo de este día razones suficientes para llenar las calles del centro histórico incluso antes del día grande. La edición de 2025 ha confirmado esa tendencia. La temperatura –con picos de hasta 40 grados– no desanimó a nadie. Plasencia vibró con fuerza, en una jornada que sigue ganando identidad y protagonismo.

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La fiesta arrancó oficialmente a las 20.00 horas con la inauguración del mercado de artesanía y gastronomía. El alcalde, Fernando Pizarro, encabezó el tradicional recorrido institucional acompañado de autoridades regionales y provinciales. Este año, el mercado reúne cerca de 130 puestos de venta artesanal, alimentaria y textil, llegados desde distintos puntos del país y repartidos por la calle Blanca, Coria, plaza de San Nicolás, plaza de San Vicente Ferrer y otras zonas del casco antiguo. Aunque el calor aún apretaba, los paseos entre tenderetes se animaron pronto: cerámicas, quesos, embutidos, mieles, cuero, lino… y muchos curiosos buscando sombra o una cerveza fría bajo toldos improvisados.

A las 21.00 horas comenzó el tradicional pasacalles folclórico, que recorrió el mercado y la plaza Mayor, tiñendo la tarde de música, trajes regionales y mucho ritmo. La Asociación de Amigos del Folclore Extremeño Chispa abrió el desfile, seguida del grupo Sabor Añejo y los tamborileros Santiago Béjar. Pero la gran atracción de este año fueron, sin duda, Las Carantoñas de Acehúche. Su imponente presencia –pieles, cornamentas y máscaras salvajes– captó la atención de grandes y pequeños: unos se asombraban, otros se reían, y no faltaron quienes pidieron una foto o se apartaron con nerviosismo a su paso.

La noche siguió con una de las apuestas más innovadoras: el desfile de moda artesanal Yunteros, obra del diseñador J. M. Cruz. A las 22.30 horas, la plaza de Ansano se transformó en una pasarela abierta donde se mostró una evolución del traje tradicional extremeño hacia propuestas contemporáneas con esencia rural. Los aplausos fueron generosos y el público, entregado a una propuesta que sorprendió por su calidad estética y coherencia con la identidad local.

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El cierre llegó en forma de fiesta colectiva más allá de las 23.00 horas. Los Toreros Muertos tomaron el escenario de la plaza Mayor con la ironía y el descaro que les caracteriza. Pablo Carbonell, desatado, conectó con el público desde el primer acorde. 'Mi agüita amarilla' fue himno generacional, y con 'Yo no me llamo Javier' la plaza entera coreó entre risas y abanicos. La fiesta duró más allá del último acorde, con decenas de personas aún bailando bajo las luces cálidas del casco antiguo.

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