Las saetas volverán a romper el silencio del Miércoles Santo placentino

El cielo vuelve a sembrar dudas sobre la celebración de una de las procesiones más emblemáticas de la Semana Santa placentina. La Hermandad de Jesús Nazareno, también conocida como la Cofradía del Silencio, se prepara para salir este Miércoles Santo desde la Catedral, siempre y cuando el tiempo lo permita. A las 9 de la noche, sus cuatro pasos echarán a andar en un recorrido circular que abarca algunas de las calles más representativas del centro histórico: Blanca, Trujillo, Ancha, Coria, San Nicolás, Rúa Zapatería, Plaza Mayor, el Rincón de San Esteban y, finalmente, regreso a la Catedral. Un trayecto de entre tres y tres horas y media, que el año pasado tuvo que recortarse por la amenaza de lluvia.

Este año, la cofradía ha logrado mantener una alta participación de costaleros. De los 150 de 2023 se pasó a los 188 en 2024 y en esta edición se contará con 180, por lo que se consolida así la implicación de los hermanos. En total, unos 500 cofrades desfilarán ataviados con túnica y caperuz morados, sin banda musical, como es tradición desde 2016. Solo se oirá el sordo golpeteo de las horquillas de madera, marcando el ritmo solemne de la marcha.

Los niños, como en la pasada edición, volverán a tener su papel protagonista. Serán cerca de 500 los pequeños que participarán. La hermandad adquirió 40 trajes el año pasado y ha sumado este año otros 10 más para asegurar que los más jóvenes también puedan vivir la experiencia, con vestimentas que irán heredando los nuevos integrantes.

En algunos rincones del recorrido, el silencio será roto por las saetas de Jorge Peralta, que volverá a emocionar con su voz en el cañón de la Salud y el Rincón de San Esteban. A ello se sumará el coro Cum Iubilo, que cantará en la plaza de San Nicolás para añadir un toque solemne.

El desfile procesional irá narrando, paso a paso, los momentos más intensos de la Pasión. Abrirá la marcha La Oración en el Huerto, una talla de José Jerique de finales del siglo XIX, en la que Jesús aparece acompañado del ángel que le anuncia su destino. Este paso será llevado por 46 costaleros, seis más que el año anterior.

Le seguirá el Ecce Homo, una imagen del siglo XVII, obra anónima, de tamaño natural y expresividad conmovedora, con lágrimas en el rostro. Será portado por 32 costaleros.

Después, el Nazareno tomará el relevo, con su cruz a cuestas. Esta imagen de vestir, también del siglo XVII y firmada por José Jiménez, lucirá una túnica morada con bordados dorados, donada por una devota de Córdoba. Lo cargarán 54 costaleros.

Y cerrará la procesión Nuestra Madre Dolorosa de la Esperanza, una obra en madera policromada del escultor Luis Marco Pérez, realizada en 1959. Su trono, también diseñado por él, será llevado este año por 60 costaleros, ocho menos que en la edición anterior.

En caso de que la lluvia impida la salida, la Hermandad no se quedará en silencio. Se celebrará un acto religioso en el interior de la Catedral, reservado únicamente para los cofrades, con una duración aproximada de una hora. Allí, la música tomaría el protagonismo: Jorge Peralta entonaría sus saetas y el coro Cum Iubilo pondría voz al recogimiento.