La muerte de más de un centenar de civiles tras abrir fuego el Ejército israelí contra una multitud desesperada que intentaba recoger alimentos de un ... convoy de ayuda humanitaria retrata con toda crudeza la dramática situación en la que se encuentra Gaza, así como la urgencia de un alto el fuego en un conflicto enquistado que está a punto de cumplir cinco meses. La indignante matanza del pasado jueves ha merecido una contundente condena de la comunidad internacional y la exigencia de una investigación independiente. En ello han coincidido el secretario general de la ONU, Estados Unidos, la Comisión Europea, Alemania y Francia, entre otros. Es dudoso que esas reacciones vayan a tener algún efecto sobre Benjamín Netanyahu, cuyas excusas para intentar justificar la masacre ayudan a explicar por qué está cada día más solo en su respuesta al ataque terrorista de Hamás. Parar una guerra que se ha cobrado más de 30.000 vidas constituye una imperiosa necesidad. A la vista de que las presiones de Joe Biden a Israel se han revelado por ahora insuficientes, la tregua que negocian EE UU, Egipto y Qatar es la única esperanza a corto plazo para detener esta sangría siquiera de forma temporal.
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