La brecha

Todos con Taylor

Jacinto J. Marabel

Lunes, 11 de marzo 2024, 07:26

Ya tenemos candidatos al trono del Imperio. Los partidos del burro y el elefante han elegido a dos octogenarios para regir nuestros destinos. Hasta aquí ... nada que objetar, puesto que hasta el más acérrimo edadista estará de acuerdo conmigo en que lo importante no es el chasis, sino que el motor carbure. Ocurre que, mientras a ambos se les presume buena salud, nadie apostaría un ápice por saber si aún les queda algún mueble en la cabeza o los perdieron todos en la última mudanza de la Casa Blanca. Biden, que se matriculó en primero de Obama y suspendió oratoria en el segundo semestre, ha soltado la perogrullada esa de que la senectud no afecta a las personas, sino a las ideas. Y aunque es cierto que las de Trump son más rancias y viejunas que el timbre de la Pirámide, también es verdad que está a años luz del otro a la hora de colarnos el mensaje a golpe de clic.

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Y aquí es donde la cochina tuerce el rabo. Porque buena parte de la campaña, por no decir toda, se va a decidir en las redes sociales y no hay que ser ningún Nostradamus para presagiar la que se nos avecina cuando el candidato del cutis naranja se lleve el premio gordo. Trump, que arrasó en el 'Supermartes', obligando a Nikki Haley, última esperanza del republicanismo moderado, a echar el cierre, es un toro embolado dispuesto a salir del cajón para incendiar el mundo. Los mandamases de Rusia, China, Israel o Argentina, que se frotan las manos con sus bramidos, ya han comprado el abono para la temporada, convencidos que no habrá diestro que descabelle al morlaco.

Pero igual es diestra. Se llama Taylor Swift y es una megaestrella del pop. Es la primera mujer que ha ganado cuatro Grammy al mejor álbum musical del año y las cifras que la rodean son mareantes. Solo su última gira de conciertos generó 10.000 millones de dólares, una cantidad brutal, por encima del PIB de países como Kosovo, Guinea o Mauritania. Ha vendido más discos que habitantes tiene España y se estima que sus dos únicas actuaciones en nuestro país, programadas para el 29 y 30 de mayo en el Santiago Bernabéu, impulsarán la economía de Madrid a niveles estratosféricos.

Y es que Taylor es también un fenómeno de masas en el ciberespacio: entre Instagram y X suma 373 millones de seguidores. Desde aquí ha criticado a Trump, desmontando sus bulos y apoyando las políticas demócratas a favor del colectivo LGTBI. Taylor es un referente para la juventud norteamericana y el mayor escollo del republicano en su carrera a la presidencia. Duele reconocerlo, pero en este desdichado tiempo que nos ha tocado vivir, faltos de líderes e ideas que entusiasmen a los ciudadanos, la opinión de una influencer puede llegar a inclinar la balanza a favor de uno u otro candidato electoral. Quiero creer que la política con mayúsculas aún no ha muerto, pero mientras tanto, todos con Taylor.

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