Acto de homenaje en recuerdo a Imane Saadaoui, asesinada por su pareja en Valencia de Alcántara. ARMANDO MÉNDEZ

Imane y nuestro fracaso

ANÁLISIS ·

Existe una violencia contra la mujer por el mero hecho de serlo que la sociedad a duras penas está consiguiendo frenar

Pablo Calvo

Cáceres

Domingo, 6 de noviembre 2022, 07:30

Puntual a su cita, el calendario nos trajo la festividad de Todos los Santos y el día de Difuntos, del mismo modo que este fin ... de semana rememoramos la negra riada de Badajoz que se llevó una veintena de vidas en el tránsito del 5 al 6 de noviembre de 1997. Pero no estaba previsto en el almanaque que Imane tuviera que decirnos adiós. La vecina de nacionalidad marroquí de Valencia de Alcántara fue asesinada por su esposo, confeso del crimen y ya en prisión por estos hechos. Una docena de mujeres han muerto en la región en los últimos 20 años a manos de sus parejas.

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Existen muchas incógnitas por resolver en este caso que acaba de iniciar su andadura judicial. Por ejemplo, el motivo que llevó a la pareja inmigrante a instalarse en Valencia de Alcántara, sin ningún vínculo familiar y sin que él tuviera una actividad laboral clara ligada a la zona. Pero la principal duda es si no se podría haber evitado la muerte de Imane Saadaoui; la joven ya había sufrido un episodio de violencia y se encontraba bajo el paraguas de las instituciones correspondientes, que le habían prestado atención, a ella y a su bebé, en la Casa de la Mujer y luego con seguimientos periódicos en los servicios dispuestos en su mancomunidad. Parece que por el lado de la atención social y psicológica el sistema habría funcionado de modo razonable, procurando hacer el acompañamiento de una mujer que ya era víctima de violencia de género.

Sin embargo, no existía una orden de alejamiento ni otras medidas de protección contra su asesino, inmerso en adicciones reconocidas, al no apreciar delito la fiscalía en las conductas denunciadas por Imane en su momento, ni haber otras pruebas que así lo indicaran. Se tendrán que revisar en profundidad los protocolos y el modo en que se han podido cumplir a la vista de los trágicos hechos de esta semana, teniendo siempre presente dos cosas: el culpable de toda muerte es su autor y nadie más; y, segundo, los fracasos como este a la hora de proteger a una víctima revelan lo complejo del problema al que nos enfrentamos como sociedad.

Habrá que revisar si los protocolos funcionaron, pero el único culpable es siempre el autor del crimen

El próximo 25 de noviembre se celebrará el día de eliminación de la violencia contra la mujer y la comunidad llega con unas cifras que ahondan en esta preocupación: durante el segundo trimestre del año las extremeñas presentaron 10 denuncias cada día como víctimas de violencia machista. Sin duda, sentir la proximidad de los servicios de atención, la mayor empatía por parte de las autoridades y cuerpos de seguridad y el desarrollo de una conciencia para no normalizar comportamientos que en el pasado se pasaban por alto, influyen en ese crecimiento de las estadísticas. Pero aunque sea cierto que cada vez se denuncia más, lo fundamental es que existe una violencia contra la mujer por el hecho de serlo que la sociedad a duras penas está consiguiendo frenar. El joven rostro de Imane nos recordará nuestro propio fracaso.

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No tranquiliza conocer, además, que entre las generaciones más jóvenes, nacidas en otras circunstancias sociales y culturales y destino de las políticas educativas y de prevención que se han ido implementando, los comportamientos de violencia machista con distintos niveles de graduación siguen siendo muy frecuentes.

Ni satisface tampoco asistir a debates extremistas entre quienes reducen al varón, a todos los varones también por el hecho de serlo, a la condición de persona destinada sin remisión a maltratar mujeres; y, por otro, quienes siguen manteniendo que se trata de un problema inventado y como mínimo muy exagerado con el mejor fin de cobrar subvenciones o, en determinados casos concretos, lograr ventajas frente al otro.

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Este ruido social, partidista, político y mediático solo contribuye a debilitar la atención que como sociedad debemos prestar al problema de la violencia machista, que requiere de una coordinación y de unos niveles de atención superiores entre todas las administraciones.

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