Si Cáceres tendrá o no un buda gigante de casi 50 metros y un complejo turístico dedicado a esa religión oriental sigue siendo una incógnita ... casi cuatro años después de que se diera a conocer el llamado proyecto Gran Buda. En todo este tiempo hemos asistido a muchas declaraciones y gestos oficiales, firmas de protocolos, hermanamientos entre ciudades y hasta viajes oficiales a Nepal, pero hemos visto pocos avances firmes encaminados a hacer del centro budista una realidad. Se sabe que hay un terreno ofrecido por el anterior gobierno municipal en el monte Arropez y que existen dos proyectos registrados en la Junta de Extremadura, uno para erigir la estatua gigante y otro para instalar una parte del pabellón que llevó Nepal a la exposición universal de Milán en 2015, una estructura desmontable donde está previsto ubicar un centro de interpretación de la naturaleza. Pero hace ya más de un año de todo eso y a día de hoy la sensación, que comparten los promotores es que todo está parado, aunque desde la Fundación Lumbini aseguran que siguen trabajando las relaciones públicas con los países y los inversores asiáticos interesados en colaborar.
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El principal escollo con el que se topan ahora los promotores se llama Rafael Mateos. El alcalde viene reiterando desde que ganó las elecciones de mayo que solo apoyará el proyecto si se desarrolla en su totalidad tal y como estaba concebido inicialmente, es decir, un gran complejo budista que atraiga al turismo. Recordemos que la Fundación Lumbini anunció, aparte de la estatua, más de una decena de templos 'patrocinados' por otros tantos países asiáticos, una residencia para 20 monjes, varios miles de metros cuadrados de jardines y otras instalaciones orientadas a los visitantes, como librería, biblioteca, centros de artesanía o salas de yoga y meditación.
Montar todo eso en Arropez es, hoy por hoy, imposible. El monte se encuentra en plena ZEPA Llanos de Cáceres-Sierra de Fuentes, un espacio protegido donde no se pueden construir estructuras que tengan carácter permanente. La Junta de Extremadura dijo en enero de este año que la estatua gigante y el centro de interpretación que plantea la Fundación Lumbini como una primera fase del proyecto sí se pueden hacer sin cambiar la ZEPA, pero Mateos no se conforma con eso, no quiere medias tintas, de modo que su llegada a la alcaldía supone un frenazo a las intenciones de los promotores de empezar por ahí con la esperanza de que, en un futuro, Bruselas acepte el plan que tiene la Junta (o que tenía el gobierno de Fernández Vara) de modificar los límites de varias zonas protegidas de la región, entre ellas la que afecta a Arropé. Son demasiados condicionantes, y así parece verlo también la Fundación Lumbini, cuyo responsable de relaciones institucionales, Ricardo Guerrero, ya ha avisado esta semana de que la ciudad puede quedarse sin Gran Buda a menos que en breve se empiecen a ver avances por parte de las administraciones competentes. La amenaza no parece inquietar al gobierno municipal del PP, cuya falta de entusiasmo es patente por un proyecto que ni considera suyo ni entiende qué tiene que ver con Cáceres.
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