Pasan los días y Cáceres va digiriendo –también olvidando un poco– el resultado de las elecciones que le han quitado el bastón de mando a ... Luis Salaya para dárselo a Rafael Mateos, pendiente aún de si pacta o no con Vox, aunque este domingo la ciudad tiene la mirada puesta en el estadio Nuevo Colombino de Huelva, donde a partir de las ocho el CP Cacereño se juega el ascenso a la Primera RFEF. No estará solo. Le acompañan 800 incondicionales, que parecen muchos para lo que se estila aquí en materia de desplazamientos deportivos, pero que podrían haber sido bastantes más si las directivas de ambos clubes se hubieran entendido mejor en el reparto de las entradas.
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Decía que el interés por la actualidad política municipal va decreciendo, aunque los apenas cinco días que aún tenemos por delante hasta que el próximo sábado se constituya la nueva corporación pueden ser determinantes para saber lo que nos espera esta legislatura. Lo único seguro es que Rafael Mateos será el alcalde de Cáceres, pero se desconoce la configuración de su equipo de gobierno y hasta qué punto se verán condicionadas sus políticas por el previsible acuerdo con Vox.
La visión centralista con la que el partido de Abascal afronta todas las negociaciones que tiene pendientes con el PP tras las elecciones, entre ellas la que afecta al gobierno de Extremadura, no beneficia a Rafael Mateos, que puede ver cómo Cáceres se convierte en simple moneda de cambio dentro de un juego nacional de estrategias sin ni siquiera entrar a analizar las necesidades de la ciudad. En el caso de que se produzca una negociación auténtica habrá que ver también lo que el PP local, que en principio sí tiene cierta autonomía en lo que respecta al Ayuntamiento, está dispuesto a sacrificar a cambio de la estabilidad que un pacto le proporcionaría de cara a los próximos cuatro años. Puede que Vox se conforme con compromisos de tipo simbólico, como no tocar la Cruz o promover en el espacio público demostraciones de lo que sus dirigentes entienden como patriotismo, pero también es posible que quiera ir más allá y trate de imponer su agenda en las políticas municipales para asuntos tan delicados como los servicios sociales o la violencia de género, donde el Consistorio tiene muchas y muy importantes competencias. En el ámbito económico no deberían tener problemas para entenderse, ya que ambos partidos apoyan, al menos sobre el papel, la bajada de impuestos locales y facilitarles la vida a las empresas.
Pero eso será a partir del lunes. Hoy domingo el protagonista es el Cacereño, que puede darle a la ciudad una de las grandes alegrías deportivas de los últimos tiempos, que también hace falta. ¡Suerte!
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