Jaume Clotet recibió en 2024 el Josep Pla por 'La hermandad del ángel caído', al que ha seguido 'La calavera del apóstol'. EFE

Jaume Clotet

«La ruptura se puede arreglar, aunque Junts tiene descontado que Sánchez es un caradura»

Autor ahora de novelas de éxito, el exjefe de Comunicación del Govern con Puigdemont augura que el 'procés', «pendular», revivirá

Lunes, 8 de diciembre 2025, 00:04

Dicen de él que es el 'Dan Brown catalán'. Jaume Clotet (Barcelona, 1974), periodista e historiador, amplía ahora sus horizontes como escritor de ficción, tras ... conquistar a los lectores de su tierra, con las ediciones en castellano de 'La hermandad del ángel caído' –premio Josep Pla 2024– y 'La calavera del apóstol'. Antes, en la vida del 'procés', fue el director de Comunicación de la Generalitat. Así que la literatura da pie a hablar de política. O al revés.

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–¿Que hace un chico como usted en un sitio como este?

–(Ríe) Hago estos libros para evadirme a mí mismo. Aunque, en verdad, yo no leo este género, nunca he leído a Dan Brown; y pensaba que no sabía escribir este tipo de cosas. Pero me divierte, me relaja. Y lo que pretendo es que a la gente le ocurra lo mismo. Si mi trabajo, o mis hijas, me impiden escribir durante 20 años, no me pasa nada. Pero cuando tengo unos meses por delante, escribo novelas. Tuve un cambio laboral, tiré de las ideas que tenía en un papel y, luego, utilicé la convocatoria del Pla como un mecanismo periodístico: necesitaba tener una fecha de límite de entrega.

–¿Y qué quería contar?

–Uno, un 'thriller' para que el lector se lo pase bien; y si no, que lo deje, un libro no es un convento. Dos, me gusta mucho hablar de mi país, de Cataluña, es lo que conozco. Y tres, me interesa muchísimo el tema del bien y del mal en la Iglesia. Yo no soy creyente, pero me gustaría serlo. O no creo en Dios, pero sí en la iglesia, me gusta que existan Cáritas, el Papa, los misioneros… La historia de la humanidad es mejor con la Iglesia. Y a mucha gente esto le fascina.

–¿El 'procés' llegó hasta donde lo hizo porque, en buena medida, era una cuestión de fe?

–Lo que había era un gran enfado, la sensación de que se había roto un pacto. El paso de los años tras el franquismo y el recorte del Estatut llevó a muchos independentistas a pensar 'hemos llegado hasta aquí'. Para mí, el 'procés' no se ha terminado, porque las causas no se han resuelto. Esto es un péndulo. Ahora vamos hacia otro lado y dentro de unos años iremos hacia otro, también en función de quién gobierna en Madrid.

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–¿El Gobierno de Sánchez está representando una 'conllevancia' para el secesionismo?

–El catalán es un señor pragmático que compra el marco del mal menor, aunque a mí me cueste mucho entenderlo. Pero como es inevitable un Gobierno PP-Vox en algún momento, va a haber aquí un 'efecto rebote'. Me sorprende cuando se subraya que el independentismo ha caído al 40%, porque sigue siendo mucho. En el año 90 era el 6%.

–¿Se tendrían que haber ido ya Puigdemont y Junqueras?

–No sé si ya, pero el futuro pasa por una renovación y lo saben. O deberían saberlo. Pero la amnistía ha de completarse al cien por cien.

–Estuvo muy cerca del expresident...

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–Todavía lo estoy.

–Fuera de Cataluña, encarna casi al diablo sobre el que usted novela.

–Es alguien valiente, cuando el catalán medio no lo es. También es muy tozudo y muy consciente de cosas que a otros se les pasarían por alto: por ejemplo, nunca sale sin americana y corbata. Y se sorprendía mucho cuando alguien le engañaba con la palabra dada. Sabe que hay cosas que no dependen totalmente del Gobierno, como el catalán en Europa. Pero también cree que hay otras que no quieren arreglar, como la publicación de las balanzas fiscales. Cuando no tuvo Presupuestos, se sometió a una cuestión de confianza. Para él, el cumplimiento de las reglas es muy importante.

–¿Y no las incumplió al desbordar la Constitución y el Estatut?

–Eso es verdad, pero, para él, por encima de la Constitución está lo que dice la gente en este país.

La pared y la espada clavada

–¿La ruptura de Junts con el PSOE es irremediable?

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–No, esto se puede arreglar. A lo mejor el PSOE solo cumple cuando, entre la espada y la pared, ya le han clavado la espada. A los dos les conviene seguir con el pacto. Para Junts, si no se cumple, fuera; y si se cumple, es su tarjeta de presentación electoral. Y al PSOE, para recobrar la mayoría de la investidura. La lógica política, que no siempre se cumple, lleva a pensar que eso se va a recomponer.

–¿Haciendo qué?

–Cumpliendo lo que se puede cumplir, como la multirreincidencia o las inversiones. No es la panacea, pero pone monedas en la máquina hasta que lleguen las cosas grandes: el retorno del president, que es fundamental; el catalán en Europa; quizá las competencias en inmigración; y la financiación. Cuando Sánchez dice que esta es una ocasión histórica para resolver definitivamente el conflicto, eso no va a suceder. Pero entiendo que lo diga porque tiene que decirlo. Todo el mundo sabe que Sánchez es un incumplidor y un hipertáctico, que firma cosas y luego chuta la pelota. Creo que Junts tiene descontado que está ante un actor que es un caradura.

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–El discurso de Feijóo ante el empresariado catalán, ¿cómo le suena a un independentista?

–Pues o no da para más o está muy mal asesorado. Si el PP quiere una relación con Puigdemont o con Junts, hay perfiles en Cataluña para ese papel de mediación. Pero no lo buscan, o no lo saben hacer, o no creen en ello. Está todo muy, muy, muy roto.

–¿Qué dice el auge de Aliança de la Cataluña post 'procés'?

–Le quito todo el hierro que se le pone a veces. La situación política catalana se ha homologado en esto con la de otros países. En toda Europa hay partidos populistas, islamófobos y antiinmigración.

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–Alababa al principio a la Iglesia católica. ¿La islamofobia de Aliança enlaza con la distinción de los inmigrantes, según su fe, que opera también en otros lugares?

–Ese componente antiislámico es europeo, por razones históricas y por los derechos conseguidos, que no sé si van a estar garantizados en otras circunstancias o que aquellos países no garantizan. Este miedo existe. Y no basta con decir ante esos partidos 'usted es un racista', si un día te ganan con el 25% de los votos. La seguridad pública es la primera política de izquierdas; porque detrás está la libertad de trabajo, religiosa, sexual, todo. Abandonar esta batalla me parece un error enorme.

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