Vuelven las obras a las Concepcionistas de Mérida y la plaza se abrirá a finales de 2026
Las excavaciones arqueológicas recién concluidas han documentado un cementerio con tumbas de las religiosas que custodiaron el convento
Quince meses. A finales de 2026 se podrá pasear por lo que hoy es un solar lleno de escombros, excavadoras y restos arqueológicos en la ... plaza de la Constitución. Está costando mucho tiempo y dinero convertir el antiguo convento de las Concepcionistas en un espacio público. Se acaban de ir los arqueólogos y han vuelto los albañiles. Y por lo que dijo ayer el alcalde cuando visitó el recinto, poco se parecerá a la que se diseñó originariamente. Las excavaciones arqueológicas han obligado a modificar el diseño – de ahí el retraso acumulado – y la famosa pérgola central con los pivotes de hormigón que llevaba finalmente no se pondrá. Está por ver si el nuevo horizonte que maneja ahora el gobierno local se cumple porque no se han cumplido ninguno de los anunciados.
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En 2019 compró el Ayuntamiento este recinto de casi tres mil metros cuadrados en pleno centro de la ciudad. Ocupaba toda una manzana entre Concepción, Santa Beatriz de Silva, San Francisco y plaza de la Constitución. 800.000 euros costó, muy por debajo del valor de mercado. Llevaba diez años cerrado porque la religiosas se fueron en 2009. Llegaron cuando se levantó en 1588 por el colonizador Francisco Moreno de Almaraz, que mandó parte del dinero que hizo en América para el convento. Estamos, por tanto, sobre un terreno que pocos han pisado en quinientos años.
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El gobierno local se comprometió a preservar el cuerpo del presbiterio y las portadas exteriores de la iglesia. En noviembre de 2021 se licitó por 2,5 millones de euros. Se puso como fecha de apertura el primer trimestre de 2023. Pero llegaron las excavaciones arqueológicas previas y los planes iniciales se congelaron. El estudio de los restos antes de las obras han costado 800.000 euros y las modificaciones han obligado a un sobrecoste 450.000 euros para adaptar lo inicial al final. Por tanto, lo que empezó por 2,5 millones de euros y dos años se ha ido a cuatro años y casi tres millones. «Mérida tiene un problema que todo el mundo conoce y a la vez también es una oportunidad. La aparición de restos retrasan los proyectos, pero igualmente nos da más información sobre la ciudad y nos permite seguir incrementando el patrimonio arqueológico», explicó el alcalde de Mérida.
Antonio Rodríguez Osuna aclara que muchos de los elementos sustanciales del proyecto inicial van a desaparecer, pero la contrapartida es que se conservan elementos arqueológicos enterrados hasta antes de la obra.
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Las modificaciones se han decidido en una comisión mixta en la que participan Junta, Ayuntamiento y empresa constructora.
De esa mesa a tres han salido los cambios urbanísticos y también las decisiones sobre los restos que se integran y los que se documentan y se tapan. Aclara el alcalde que han decidido excavar rincones del solar que no eran necesarios como el coro de la antigua iglesia.
Y destaca que han documentado un pequeño cementerio en el que se enterraban las religiosas de la congregación del convento. Hay restos óseos y enseres como crucifijos y rosarios en las tumbas. Aunque prefiere el alcalde esperar a los informes que redacte el Consorcio con detalle. «El Consorcio y la Junta de Extremadura son los que pueden informar mejor porque son los responsables del patrimonio arqueológico de la ciudad, el Ayuntamiento lo que hace en este caso es pagar las excavaciones en solitario». Insistió el alcalde en los 800.000 euros de estudios arqueológicos que han sufragado para poder hacer la obra.
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Y ahora que la arqueología ha hecho su trabajo, llega el momento de urbanizar. Hasta finales de 2026.
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