'Los empalaos' de Valverde de la Vera viven su particular 'madrugá'

La pequeña población de Valverde de la Vera, que ronda los 450 habitantes, vivió el jueves su noche más especial y esperada del año. La de los Empalaos, un rito de penitencia disciplinante que estuvo muy extendido en España en la Edad Media.

Aquí, en concreto, se remonta al siglo XVI, cuando la orden de la Cofradía de Nuestro Señor Jesucristo ya realizaba estos actos de penitencia. Entonces se llamaban Hermanos de Disciplina; más de medio siglo después se transformaron en la Cofradía de la Vera Cruz y Pasión de Cristo y finalmente en Empalaos, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en 1980.

Una promesa o 'manda' lleva a los penitentes a realizar este vía crucis por las calles de la localidad, en el que el empalao camina descalzo llevando sobre sus hombros un timón de arado sujeto por una soga de esparto que le rodea pecho y brazos desnudos. Una enagua blanca le cubre de cintura para abajo y de la mitad de sus brazos penden un par de vilortas, con tres aros cada una, y una toga, símbolo del Crucificado. Un velo blanco que sujeta con una corona de espinas cubre su rostro, sobresaliendo por encima de la cabeza dos espadas cruzadas. Todo ello colocado previamente de una manera exquisita por familiares y amigos, siguiendo otro ritual.

A partir de ahí esperan 14 estaciones, 14 cruces repartidas por el casco urbano en plazas, estrechas calles o a ambos lados de la carretera EX 203, la carretera de la Vera, que tiene que cortarse al tráfico con cierta frecuencia para permitir el recorrido, que suele completarse en unos 45 minutos.

Ante esas cruces deben arrodillarse, al igual que ante los nazarenos y en el momento de cruzarse con otro empalao, en señal de respeto mutuo. En absoluto silencio, y siempre acompañados, ante la atenta mirada de vecinos y de miles de visitantes, que llegan a dejar sus vehículos a unos 2 kilómetros del casco urbano, en los márgenes de la carretera, ante la concentración de personas que se produce y que obliga a un considerable despliegue de seguridad.

Sobre todo en los momentos previos y en la salida de los primeros empalaos, a partir de las doce. Más tarde, en torno a la una o una y media de la madrugada las calles empiezan a vaciarse, sin esperar a los penitentes más tardíos, aquellos que prefieren salir cuando la presencia de espectadores es mucho menor para hacer un recorrido más íntimo.

A la par salen también el Cirineo, que se oculta bajo una manta y alumbra el paso del empalao con un farolillo, o nazarenos y nazarenas. Todos ellos representados en el monumento en homenaje a la tradición inaugurado hace varias semanas, realizado por el escultor extremeño Pablo Lapeña, y del que ha podido disfrutarse por primera vez.

El sábado se repetirá el vía crucis saliendo quienes no lo hicieron del jueves al viernes, pero deben hacerlo antes de las 00.00 h., que es cuando se inicia la procesión del Encuentro.

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