«Nos organizamos para atender lo mejor posible a los niños cuando vimos el intenso humo y las cenizas en el campamento»
120 personas de un campamento de scouts de Badajoz, entre niños y monitores, fueron evacuadas en la noche del sábado por la gravedad que adquirió el incendio de Valdecaballeros
Lo que iba a ser una jornada de ocio y aventura se convirtió en una prueba de improvisación con evacuación de emergencia incluida. Es lo que están viviendo durante las últimas horas unos 120 usuarios de un campamento de verano que desarrollan dos grupos de scouts pacenses. En total, 25 monitores y más de 80 niños de entre 5 y 19 años pertenecientes a los grupos de Pedro de Valdivia (de la barriada del Gurugú) y de la parroquia San José, ambos de la ciudad de Badajoz, tuvieron que ser desalojados en la noche de este sábado de las instalaciones en las que pasaban unos días de vacaciones por las dimensiones que adquirió el incendio de Valdecaballeros.
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El intenso humo del fuego, que comenzó a mediodía del sábado pero que se agravó a lo largo de la tarde, obligó a los recursos de seguridad a evacuar a estos 120 usuarios que estaban instalados en el poblado de Guadisa (en la provincia de Cáceres). Se trata de un núcleo de viviendas que fue construído para el alojamiento de personal y trabajadores mientras duró la construcción de la presa de Cíjara y que ahora se usa a modo de descanso y recreo vacacional. Aparte de estos dos grupos de scouts, en Guadisa también se encontraban numerosas familias que igualmente tuvieron que ser desalojadas de la zona. Casi 200 personas de este poblado así como unas 300 del poblado de Cijara fueron llevadas a Valdecaballeros de manera preventiva por motivos de seguridad.
El más de centenar de miembros del campamento de verano organizado por los scouts de Badajoz llegaron el pasado lunes 14 de julio a estas instalaciones para pasar diez días de entretenimiento. La previsión era quedarse allí desarrollando diferentes actividades hasta el día 24 de este mes. La semana transcurría con normalidad hasta la tarde de este sábado, cuando empezaron a ver mucho humo y notar un fuerte olor a quemado. «Estuvimos viendo humo toda la tarde pero a las 20 horas se intensificó muchísimo e incluso empezaron a caer cenizas en la zona en la que estábamos», narra a HOY Cecilia Masedo, una de las monitoras.
Ante esta situación, y sin saber la gravedad que horas después alcanzaría el fuego, los monitores decidieron reunirse y organizarse por si en algún momento las circunstancias empeoraban. «Decidimos no decir nada a los niños y actuar con normalidad pero creímos necesario empezar a organizar las cosas más importantes por si tuvieramos que salir de allí de manera repentina en algún momento», añade.
Los responsables priorizaron coger las medicinas de los menores así como sacos, ropa y otros utensilios de primera necesidad. «Nuestra intención era no alarmar a los jóvenes así que continuamos con la programación prevista hasta la cena», destaca Masedo.
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En torno a las 21 horas, manifiesta, llegaron agentes de la Guardia Civil para informar de la situación a toda la gente que se encontraba en el poblado de Guadisa. «Aquí hay muy poca cobertura y es complicado a veces conectar con el teléfono móvil», destaca esta monitora.
El viento había extendido rápidamente las llamas y en cuestión de pocas horas se pasó de 500 a 2.000 hectáreas quemadas. Por esta razón, y ante el intenso humo que seguía llegando a este área, los efectivos de seguridad optaron por evacuar a los grupos de scouts y a las diversas familias que había en Guadisa. En torno a las 22.15 horas, todos fueron trasladados en autobuses al pabellón municipal de la localidad pacense de Valdecaballeros.
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«Desde el Ayuntamiento nos habilitaron dos buses para poder llevarnos a todos y Cruz Roja desplegó rápidamente todo lo necesario para montar un albergue provisional en el que poder quedarnos. En todo momento intentamos mantener la calma, pero inevitablemente algunos niños se empezaron a poner nerviosos».
Para tranquilizar a los pequeños y mantenerlos distraidos, los monitores tiraron de juegos y canciones. «En el trayecto hasta el pabellón donde fuimos alojados vimos las impresionantes llamas y grandes columnas de humo. En todo momento nuestra prioridad ha sido la seguridad de los usuarios y que estuvieran bien atendidos. Que se sintieran en calma», insiste.
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También contactaron con sus padres y familias, que han estado informados de la situación.
A lo largo de la mañana de este domingo, este grupo ha tratado de continuar con su rutina. Han seguido haciendo sus habituales reuniones y actividades, aunque adaptándose a la nueva situación generada por la alerta del incendio.
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