María González, extremeña en Brasil: «La mayoría de brasileños cree que el asalto no irá más allá»
«Lo ocurrido es grave, pero la mayoría no cree que vaya a dar pie a una gran crisis en el país», apunta la empresaria de Badajoz
María de Guadalupe González Ballester vive en Brasil, pero la noticia de lo que estaba ocurriendo en ese país en el que ella vive ... desde hace una década, el asalto que abría portadas de periódicos y telediarios en todo el mundo, se la dio su madre desde Badajoz. «Yo estaba en un churrasco, que es algo muy popular aquí los fines de semana, y me sonó el teléfono -cuenta desde su casa en São Paulo-. Era mi madre. Se lo cojo y me dice '¿Qué es lo que está pasando en Brasil?' En ese momento, yo no sabía nada. Lo comenté, me lo confirmaron y entonces me puse a buscar información».
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Lo que estaba ocurriendo era que miles de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro habían asaltado tres sedes oficiales: el Supremo, la Presidencia y el Congreso. Las tres están en Brasilia, la capital oficial del país, a 1.005 kilómetros -más de doce horas en coche- de donde vive la extremeña, que tranquiliza al afirmar que el episodio no ha trastocado sus rutinas.
Nacida en Badajoz capital hace 40 años, González es una de las responsables de VSV Euroglobal, consultoría especializada en internacionalización de empresas, de la que son socios su pareja (el brasileño Ernani Vidor), otros dos extremeños (José María Sánchez Mora y Pablo Vila Sánchez) y el gaditano Daniel Rodríguez. Empezaron su camino de la mano de la Cámara de Comercio de Badajoz y hoy tienen sedes en España, Portugal, Francia, Alemania, Inglaterra, Perú, Colombia, Chile, México, Brasil e Israel. El padre de María es Manuel Ángel González, que fue director en Badajoz de Antena 3 Radio y de Onda Cero. El mes que viene hará diez años de su fallecimiento.
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«Aquí, cuando hablas de lo que ha pasado con gente más mayor, lo que te cuentan es que no es la primera vez que ocurre algo parecido -comenta la extremeña-. Te explican que hace unos diez años ya pasó algo similar, esa vez con la población indígena como protagonista». «Aunque no sea algo nuevo, se está viviendo con preocupación, más después de los seis años que llevamos de agitación política, tras el procesamiento de Lula da Silva, porque a ningún país le gusta tener como presidente a alguien que ha sido condenado por delitos graves».
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«En São Paulo, donde yo vivo, el asalto no ha cambiado nuestras rutinas. Brasil es un país enorme, estamos a mil kilómetros de Brasilia»
maría de guadalupe gonzález ballester
Empresaria extremeña residente en Brasil
Hay que recordar que Da Silva, que presidió Brasil de 2003 a 2010, fue sentenciado en 2017 a 12 años de cárcel por corrupción, aunque solo estuvo en prisión 19 meses, al ser su condena anulada por defectos procesales. En octubre cosechó su tercera victoria electoral, y el pasado 1 de enero inició su mandato. Ahora, ha acusado a su antecesor en el puesto, el ultraderechista Jair Bolsonaro, de amparar el asalto a las sedes oficiales, por el que ya se ha detenido a más de 1.200 personas.
«Un país muy dividido»
«Brasil es un país muy dividido políticamente», sitúa María de Guadalupe González, que recuerda que la última victoria en las urnas de Lula da Silva fue por la mínima (en concreto, obtuvo el 51% de los votos, frente al 49 de su rival). Esta fractura política tiene su traslación a la esfera social, y entre una y otra ayudan a dibujar el contexto de una situación que la extremeña sigue con interés no solo por ser su país de acogida y el natal de su pareja, sino también porque en él han nacido sus dos hijos, que tienen seis y dos años.
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«Yo digo que son brasiñoles, porque tienen la doble nacionalidad», bromea la empresaria de Badajoz, que aporta una clave más para entender qué está pasando en ese país con tamaño de continente. «El nuevo ministro de Hacienda -explica- anunció la vuelta del impuesto a los carburantes, que había sido retirado para compensar la subida de la inflación, y eso ha generado un malestar social importante». «De hecho -continúa González-, aquí hay quien teme que la situación se agrave y pueda degenerar en algo parecido a la huelga de camioneros que hubo hace unos años (fue en mayo de 2018), que estuvo cerca de generar el estado de guerra».
Aunque haya quien albergue ese miedo, María de Guadalupe afirma también que «la mayoría considera que lo ocurrido, que ha sido grave y preocupante porque supone atentar contra la democracia, no irá más allá y no supondrá ninguna gran crisis en el país». «Eso sí -aprecia-, pondrá a Lula más aún en el foco». Ya ha puesto, claro, a Bolsonaro, al que no solo su sucesor sino también muchos brasileños acusan de estar detrás de un asalto que recuerda al vivido en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021, poco después de que Donald Trump perdiera las elecciones.
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