¿Qué ha pasado este viernes, 5 de diciembre, en Extremadura?
Santiago Domínguez, alcalde socialista de Ladrillar y sus alquerías, en el bar de una de ellas, Cabezo, con el paisaje quemado de fondo. andy solé

«En el incendio de Las Hurdes, parte del operativo falló»

«Al inicio del fuego, los helicópteros no echaron agua y el frente cogió fuerza», denuncia el alcalde de Ladrillar, que lamenta también «las restricciones que impone estar en la red Natura»

Domingo, 24 de julio 2022, 09:35

El alcalde de Ladrillar sabe que su relato no va a gustar en algunos despachos, pero tiene la valentía de contarlo y asume el precio ... que pudiera tocarle pagar. Le puede el dolor por ese paisaje negro que tiene enfrente y a sus espaldas, a su derecha y a su izquierda. En él nació hace 42 años, se crio y vive. En la última semana apenas ha dormido, y se le nota.

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«Desde el primer momento, desde que salió el incendio, vimos que venía mal», recuerda Santiago Domínguez. «¿Ve aquel alcornoque de allí arriba, junto a unos canchales?», pregunta señalando a un alto que hay por detrás de las casas del pueblo. «Justo por encima, que hay un atajo de monte –sitúa el regidor–, ahí cayeron dos rayos».

Eran las cuatro menos diez del lunes 11 de julio, y acababa de empezar el incendio que en los días siguientes crecería hasta devorar 3.239 hectáreas de la parte alta de la comarca cacereña, la que linda con Salamanca. Cuando saltó la chispa inicial, el retén de Las Mestas (a diez minutos en coche de Cabezo) estaba lejos. En concreto, había acudido a ayudar en las tareas de extinción de un incendio declarado en Santa Cruz de Paniagua.

Dos ancianos a los que socorrer

Al alcalde de Ladrillar y sus alquerías (Cabezo, Las Mestas y Riomalo de Arriba, todas ellas evacuadas por culpa del fuego), le avisaron de que tenía un incendio. Y a partir de ahí, Santiago Domínguez apenas descansó. «En siete días, he dormido dos noches», cuenta el regidor socialista, que se movilizó nada más conocer que había llamas en Cabezo, donde a diario duermen «unas 40 ó 45 personas», detalla.

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El fuego se quedó al pie de varias viviendas en Cabezo, alquería de Ladrillar que fue desalojada. andy solé

Llamó a un vecino de esta alquería, y cogió el coche y se dirigió a ella. «Ya bajando desde Ladrillar, que es donde yo vivo, vi el humo. El fuego en sí era pequeño entonces. Vi venir a los helicópteros. Primero uno, que soltó a los componentes del retén y sobrevoló el incendio por arriba y se marchó. Luego vino otro e hizo lo mismo. Me encontré en la pista forestal a un retén, y me preguntaron que cómo podían llegar al fuego. Yo les dije que ni se les ocurriera meterse ahí». Al incendio, cuenta Domínguez, «le dio tiempo a bajar el teso, y entonces ya cogió fuerza». «Se metió en el pinar, y no tardó ni cinco minutos en llegar a las casas».

Durante todo ese tiempo, él se movió de un lado a otro e hizo varias llamadas de teléfono, algunas con problemas para entenderse con quien estaba al otro lado porque en la zona, la cobertura va y viene. Es un mal endémico de una parte de Las Hurdes. Habló con vecinos, con agentes del Medio Natural, con otros alcaldes de la zona... «Al presidente de la Mancomunidad le pedí que fuera preparando dos edificios que hay en Casares de las Hurdes que podían servir de albergue, porque iba a hacer falta alojar allí a gente de Ladrillar y de Cabezo».

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Lo que funcionó y lo que no

La queja del alcalde es que «en los primeros minutos del incendio, en Cabezo ningún helicóptero descargó agua sobre las llamas, porque lo que querían evitar era que el fuego llegara al parque natural de Las Batuecas», asegura. «Una parte del operativo falló, se tomaron decisiones difíciles de entender», añade.

También reseña lo que sí funcionó. «Los retenes de tierra hicieron muy buen trabajo, protegiendo el pueblo», agradece Santiago Domínguez, que ayudó a varios vecinos de Cabezo a abandonar la localidad. Entre ellos, a dos abuelos que permanecían en la población cuando el resto se había marchado ya.

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«Los retenes de tierra hicieron muy buen trabajo, protegiendo el pueblo»

Les protegió del humo que ya contaminaba las calles metiéndoles en un coche, hasta que gestionó el mejor modo de sacarles de allí. «Al final les bajó un agente del Medio Natural, pero ya les habíamos conseguido una ambulancia», relata el regidor, que cree que un factor clave para explicar por qué ocurren estos incendios tan voraces es la acumulación de maleza en el monte. «Desde que estamos dentro de la red Natura 2000, aquí no hay quien haga nada», asegura.

«Unos cabreros de Ávila –cuenta– se interesaron en instalarse aquí. Propuse a la administración hacer unas naves, y me dijeron que en ese sitio que yo decía, no se podía. Si es que hasta para hacer obra en el casco urbano tienes que pedir mil permisos».

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