La finca extremeña que fue el escenario de un clásico literario en el cine
Cáceres y Trujillo escondieron los escenarios perfectos para llevar al cine La Celestina
Extremadura esconde escenarios de película, y no es casualidad. Directores, equipos de arte y fotografía, y productores ponen su mirada en nuestra tierra durante sus recorridos de scouting, descubriendo rincones perfectos para llevar sus historias a la gran pantalla. En Cáceres y Badajoz se han rodado desde clásicos del cine hasta grandes producciones actuales, como 'Juego de Tronos', transformando nuestra tierra en escenarios de fantasía y aventura. Y entre todos esos rodajes, hay una historia especial: la tragicomedia de Calisto y Melibea encontró en Extremadura el escenario perfecto, con castillos y fincas que hoy siguen guardando los secretos de aquel filme.
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En 1996 se llevó al cine un clásico de la literatura, La Celestina, una historia que encontró en Cáceres y Trujillo las localizaciones perfectas. Producida por Andrés Vicente Gómez y dirigida por Gerardo Vera, las calles de Cáceres acogieron esta ambiciosa producción que adapta la obra dramática escrita por Fernando de Rojas en el S. XV.
Se filmaron escenas en la Ciudad Monumental, incluyendo plazas como la de Santa María y San Jorge, así como en parajes como el Castillo de Las Arguijuelas, que hoy es el lugar perfecto para un 'sí, quiero' mágico, y Casa de la Enjarada a las afueras de la ciudad. Allí se encontraron los escenarios perfectos para la casa de Calisto, la de Melibea, un mercado medieval y una capilla.
Hasta aquí se trasladaron Penélope Cruz, para dar vida a Melibea, Terele Pávez para convertirse en Celestina, un Juan Diego Botto que hizo de Calisto y otros rostros más que conocidos que formaron parte del reparto, como Maribel Verdú, Jordi Mollà, Nathalie Seseña o Lluís Homar.
La Enjarada
A pocos kilómetros de abandonar la capital cacereña, camino de Badajoz, una majestuosa construcción se divisa desde la carretera.
Surge sobre el campo de manera imponente, airoso, proclamando el señorío sobre aquellas tierras de la familia que la levantó allá por el siglo XVI. Esta casa es el resultado de la unión de varias casas de campo adquiridas por los Saavedra. Tras el matrimonio de Leonor de Saavedra con Juan de Sande Carvajal, la propiedad pasó a manos de los Carvajales. Fue su hijo, Francisco Carvajal, quien en torno a 1543 emprendió una gran reforma de estas casas de campo, dándole a la Quinta el aspecto que hoy conserva. Los diversos escudos esgrafiados en la fachada y otras partes de la construcción aún proclaman el Señorío de los Carvajales sobre el territorio circundante.
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No obstante, la Quinta de la Enjarada no se llamó así hasta 1678 cuando se conforma el Condado de la Enjarada siendo creado este título nobiliario por el Rey Carlos II de España a favor de Juan de Carvajal y Perero, quien era el regidor de Cáceres y es el I Conde de la Enjarada. De ahí el nombre.
Se trata de una imponente construcción que se alza sobre los característicos berruecos graníticos, con dos alturas, gruesos muros de granito y robustos contrafuertes. Destacan sus pórticos: la planta baja con arcos escarzanos y la superior con arcos de medio punto sostenidos por columnas toscanas. Cuenta también con una capilla del siglo XV, de planta cuadrangular, mampostería y sillería, con una galería abierta visible desde la carretera.
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De gran valor histórico y artístico, la Quinta alojó a Felipe II en 1538 y ha servido de escenario para películas como La Conquista del Paraíso, donde sus caballerizas fueron pintadas a modo de frescos que aún hoy, aunque deteriorados, se conservan. Su belleza es tan singular que ya había acogido otras producciones cinematográficas con anterioridad, como la pelicula 'La Conquista del Paraiso'.
Actualmente es propiedad de los Labayen, ligados al título de la Quinta, aunque la construcción se encuentra en un estado de conservación precario y va deteriorándose con el tiempo.
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