María Guardiola | Presidenta de la Junta de Extremadura

Día de Extremadura 2025

Extremadura, la libertad de elegir lo nuestro

Sólo puedo arrancar este texto con mi apoyo y mi recuerdo a los afectados por los incendios que este verano han golpeado Extremadura, y mi compromiso para la recuperación de todas las zonas afectadas. En estas circunstancias, y más que nunca en esta fecha, me siento orgullosa de mi tierra y del trabajo que tantas personas hicieron para controlar las llamas. Personas que contribuyeron a parar esa destrucción, arriesgando incluso sus vidas. Somos una comunidad valiente, comprometida y solidaria. El dolor es terrible, pero que nadie se sienta solo. Extremadura está unida y estará a la altura tras estos terribles acontecimientos.

Este 8 de septiembre, Día de Extremadura, reafirmamos nuestra capacidad para decidir quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Esa es la verdadera libertad de nuestra tierra. Quedarnos, construir aquí nuestro futuro, ser parte de un cambio profundo; de la construcción colectiva que estamos viviendo.

Extremadura atraviesa un momento importante en su historia democrática. Tras muchos años, hemos recuperado la iniciativa. Ya no admitimos tutelas, ni que otros hablen por nosotros, ni aceptamos ser decorado en decisiones que se toman lejos de aquí. Hoy somos nosotros quienes trazamos el rumbo, con dignidad, con orgullo, somos los protagonistas de nuestro progreso.

Esa libertad se muestra de muchas formas. La tiene el emprendedor que encuentra un lugar para crecer, el investigador que desarrolla proyectos punteros en su propia región, o las muchas familias que ven en su tierra oportunidades y no solo despedidas. La tienen estudiantes, autónomos, empleados públicos y personas que quieren su tierra y que dan lo mejor de sí mismos para que crezca, para que mejore.

Por eso, esta transformación es fruto de un empuje común y de decisiones valientes. Transparencia frente a opacidad en la gestión, diálogo frente a enfrentamiento, exigencia frente a discursos huecos. Un cambio que tiene rostro: el de los jóvenes que están regresando con ganas y con ideas nuevas, el de las empresas que innovan y arriesgan, y el de muchos profesionales que por fin encuentran el apoyo y el reconocimiento que merecen.

La honestidad institucional es fundamental para entender a esta renacida Extremadura. Porque los extremeños siempre han tenido derecho a conocer y comprender las decisiones que les afectan. No hay democracia sin información veraz ni progreso sólido y perdurable sin confianza.

Nuestra región se ha ganado el respeto de otras comunidades, más allá de los colores políticos. Aquí hablamos siempre con humildad, porque ese es nuestro carácter, pero no ocultamos nuestra ambición, porque eso es lo que nos exige la ciudadanía. Debe haber coherencia entre nuestros compromisos y sus resultados. El respeto, la confianza y la unidad solo se logran con trabajo serio, con dedicación y con respeto a lo público.

La identidad extremeña afronta los nuevos desafíos sin complejos. Tenemos una historia extraordinaria, pero no estamos anclados a ella. Cultura, paisajes y tradición son la base de una vanguardia única, distinta, llena de convencimiento, de raíces y de aspiraciones. Por eso, el talento extremeño brilla en la investigación, la creación, el campo y las aulas. Un talento que no conoce fronteras y que es nuestro mayor activo y una garantía de futuro. Ahí están los homenajeados este año. Esas medallas, merecedísimas, son para la ejemplaridad y para la esperanza.

Los pilares del futuro se están anclando hoy a la tierra. Por eso es fundamental la participación ciudadana. Para hacer más horizontales las decisiones. Para conseguir resultados duraderos. Los extremeños han elegido moderación frente a extremismo, debate frente a manipulación, interés común frente a objetivos individuales. Esa actitud cívica es el verdadero motor de cambio.

La estabilidad que hoy disfrutamos es el resultado de decisiones responsables. De un clima sin crispación. Que permita planificar, atraer inversión, dar confianza a las familias y perseguir un mañana sin incertidumbres innecesarias. No vamos a perder el camino.

Porque Extremadura encara sus nuevos retos con optimismo y con serenidad. Es tiempo para ello. Somos conscientes de nuestra fuerza y tenemos claro hacia dónde vamos: hacia una tierra próspera, justa y sostenible, donde cada persona pueda desplegar su talento sin barreras.

Este Día de Extremadura se renueva un compromiso común: el recuerdo de que la región la hacemos entre todos y que nuestros logros son fruto del esfuerzo compartido.

El lema de este año, «Nuestra luz, nuestro rumbo», muestra esa realidad. Porque la luz que nos guía la hemos prendido entre todos y el rumbo que seguimos es el que ha elegido la ciudadanía. Y hacia ese puerto vamos, con un aliento común y una convicción que no entiende de mareas ni de obstáculos.

Extremadura necesita estabilidad, serenidad, ambición y trabajo. Huir de las tutelas, de las excusas y de los matices. Elegir qué quiere y cómo lo quiere. Y así lo estamos haciendo. Juntos. Paso a paso. Sin detenernos y sin conformarnos.

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