José Orantos Sánchez-Rodríguez | Director de HOY Diario de Extremadura
Día de Extremadura 2025
Nuestras voces no se alzan lo suficienteExtremadura no puede permitirse pasar desapercibida en el conjunto de España. No puede tolerar que nuestros handicaps históricos se queden en el chiste y el meme del tren mientras, unos y otros, se reparten la 'túnica' de nuestros recursos naturales
Viernes, 5 de septiembre 2025
A pesar de ser aquellos que vieron nacer y participaron de forma activa en aquella genial iniciativa que fue la Semana de Extremadura en la Escuela, los mismos que aprendieron en clase el himno de Extremadura y que, por primera vez, llevaron prendido en su ropa un alfiler con tres cintas: verde, blanca y negra, miles de extremeños pertenecen a una generación cuyo verdadero himno ha sido, durante muchos años, el 'Extremaydura' que Robe Iniesta grabó para su Rock Transgresivo.
Esos extremeños crecieron en el convencimiento de que somos tierra de conquistadores porque «no nos quedan más cojones» y «si no puedes irte lejos, te quedarás el pellejo». Esos extremeños llegaron al convencimiento figurado de que, si no salían a buscarse la vida fuera de su tierra, acabarían en Monfragüe alimentando buitres negros con su propia carne.
Con el paso del tiempo es fácil comprender por qué los extremeños se saben de memoria las letras de Robe y nunca se han aprendido del tirón lo de la patria de glorias, la tierra de historia y la tierra de encinas.
Gran parte del talento de esa generación se marchó para engrandecer a todos aquellos territorios que ahora nos niegan el pan y la sal y nos ven como al niño que nadie quiere adoptar en el orfanato.
Visto en perspectiva, es evidente que no hubo un solo responsable de aquella 'generación perdida' y no es cierto que nadie hiciera nada para que se perdiera como motor del desarrollo de la región.
Aquella fue la primera generación que tuvo a su disposición una Universidad de Extremadura, gracias al empeño de algunos que se jugaron algo más que el bigote para conseguirlo y aquella fue también una generación que convivió con iniciativas como 'Extremadura UNA', el empeño del entonces director de este periódico, Antonio González-Conejero, por encauzar esfuerzos y voluntades por el desarrollo de nuestra región.
«Con el paso del tiempo es fácil comprender por qué los extremeños se saben de memoria las letras de Robe y nunca se han aprendido del tirón lo de la patria de glorias, la tierra de historia y la tierra de encinas»
El 28 de enero de 1976, González-Conejero, murciano de nacimiento y que ejerció como director de HOY entre los años 1970 y 1982, publicó en el diario Ya de Madrid un artículo de fondo que tituló 'Extremadura no existe'. Aquella publicación originó una enorme controversia entre quienes lo consideraron una ofensa de un forastero y quienes estimaron que aquello no era más que la espoleta que muchos necesitaban para hacer explotar un sentimiento regionalista que ayudara a dinamizar un territorio que, entre unos y otros, habían ayudado a languidecer.
Entre quienes supieron ver la intención de aquel artículo se encontraba su amigo y luego sucesor al frente de HOY, Teresiano Rodríguez Núñez, quien, años después, destacó la importancia que aquel escrito tuvo como «acicate para que los extremeños se unieran de una vez y levantaran la voz ante la situación de semiabandono en que los sucesivos gobiernos tenían a Extremadura».
En ese análisis, que HOY publicó al día siguiente en sus páginas centrales, González-Conejero hacía un repaso a los déficits que Extremadura arrastraba desde décadas atrás. Afortunadamente, casi cincuenta años después, muchos de aquellas rémoras han sido subsanadas y algunas, aunque persisten, han pasado a ser casi intrascendentes. Con el paso del tiempo, resulta curiosa su preocupación por la adscripción de las provincias extremeñas a distintas diócesis eclesiásticas o el ámbito de influencia de distintas regiones militares sobre el territorio de nuestra región. En tiempos de 'streaming' y fibra óptica es chocante comprobar cómo una de las grandes preocupaciones era la cobertura televisiva y que los extremeños aún no podían ver la segunda cadena de RTVE.
Más allá de las anécdotas, lo preocupante es lo que, cinco décadas más tarde, sigue siendo vigente en aquel artículo. El director de HOY decía textualmente «cuando de las comunicaciones se dice que nace el conocimiento y el entendimiento entre los pueblos y los hombres, ir de Cáceres a Salamanca o Badajoz, o de Badajoz a Córdoba, Sevilla, Ciudad Real o Huelva, es tan arriesgado como desagradable y molesto». Cierto es que de esas conexiones se salva las que nos conecta con la capital salmantina, pero los actuales usuarios de la N-430, N-432 o N-523 podrían firmar debajo de este extracto.
Hoy, aquella 'Extremadura UNA' debería tener la misma vigencia que en 1976. Es cierto que muchos de aquellos déficits no son más que un mal recuerdo y que el desarrollo en el que estamos instalados nos equipara a las sociedades de nuestro entorno, pero no hay más que traspasar los límites territoriales de nuestra región para comprobar que resta mucho por hacer y que no tiene pinta de que nadie vaya a venir a hacerlo por nosotros.
No podemos perder ninguna oportunidad de alzar nuestras voces lo más alto posible para reivindicar lo que nos corresponde. No debemos pedir ni permiso ni perdón por hacernos oír donde haga falta para denunciar que tenemos el mismo derecho que cualquier otro español a ser escuchado y a tener las mismas oportunidades que cualquiera de salir a delante en nuestra tierra y desde nuestra tierra.
No pedimos para nuestra región más que lo que otros ya tienen. Solo queremos tener la posibilidad de poder desarrollarnos al mismo ritmo que se desarrolla nuestro potencial generador de riqueza. No queremos ser la gran desconocida, no queremos ser el patio de recreo para el 'finde' de otros, no queremos ser el sol, el agua y la tierra de la que otros se aprovechen, queremos ser la tierra en la que nuestras futuras generaciones nazcan, crezcan y desarrollen sus carreras profesionales sin tener que repetir el camino que se vieron obligados a tomar sus ancestros y para ello tenemos que alzar más nuestras voces...