Dos agentes del equipo REDO de la Guardia Civil de la comandancia de Cáceres. Jorge Rey
Extremadura

Equipo REDO: la Unidad de la Guardia Civil que intenta poner freno al odio

Agentes especializados del instituto armado se adentran sin uniforme en lugares donde brota el racismo o rastrean en Internet para detectar a los autores de comentarios homófobos

Álvaro Rubio

Cáceres

Domingo, 25 de mayo 2025, 07:47

«Hay que ir armado por la calle siempre, si aparece algún moro a tocar los cojones, navajazo al cuello y listo. Para que llore ... mi madre que llore la suya». Este es solo uno de los 18 mensajes racistas y con alto contenido violento contra personas negras, migrantes y musulmanes que, entre diciembre de 2023 y febrero de 2024, un hombre publicó en la red social X. Por ello la Audiencia Provincial de Cáceres le ha condenado en este mes de mayo a dos años de cárcel por delito de odio.

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El hombre fue denunciado por la Guardia Civil tras una investigación del Equipo de Respuesta a los Delitos de Odio (REDO) de la comandancia de Cáceres, lo que evidencia la labor que realizan los miembros de esta unidad que lleva en funcionamiento desde abril de 2022. En Badajoz hay otra y a ellos se suman sus homólogos de la Policía Nacional.

Son agentes especializados en la caza del odio, es decir, infracciones motivadas por prejuicios racistas, religiosos, étnicos, de género, orientación sexual, discapacidad o cualquier otro factor que discrimine a un grupo.

Se adentran sin uniforme en lugares donde brota el racismo y rastrean en Internet para detectar a autores de comentarios homófobos. Lo hacen durante horas e incluso meses con la ayuda de especialistas en OSINT (Inteligencia de Fuentes Abiertas), una técnica cada vez más utilizada por la Guardia Civil para investigar delitos, sobre todo los cometidos por delincuentes que se esconden tras una pantalla.

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Con ello recopilan información a la que se puede acceder sin un mandamiento judicial como determinar la provincia en la que se encuentra el supuesto autor. «Si luego son necesarios otro tipo de datos también se solicita ese mandamiento», apunta una de las agentes del REDO de la Guardia Civil de Cáceres.

«Realizamos investigaciones de posibles delitos o incidentes de odio en el que concurran grupos especialmente violentos, en ámbitos deportivos o a través de Internet. Por ejemplo, todo lo que viene en redes sociales es perseguible de oficio. No hace falta una denuncia», detallan desde el REDO.

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Y es que precisamente es ahí, en el mundo virtual, donde se originan más casos. «Internet es un vehículo frecuente de discurso del odio. En las redes sociales es donde más delitos de este tipo se dan, especialmente en forma de insultos, amenazas o mensajes discriminatorios, sobre todo por la falsa sensación de impunidad y el anonimato», indican. Sin embargo, los hechos más graves suelen ocurrir en entornos físicos, con agresiones.

Investigaciones

Las investigaciones de estos agentes pueden durar meses. «La gente aprende a ocultarse cada vez más. Lo más complicado es probar la motivación discriminatoria contra un colectivo e identificar al autor en entornos digitales. No es fácil dar con ellos, pero hay herramientas», reconocen a HOY agentes de la benemérita cacereña. «Muchas veces las víctimas pueden aportar pruebas a través del teléfono o mensajes de WhatsApp. La declaración de la persona afectada es muy importante, así como dejar constancia de la frase literal discriminatoria», añaden los agentes.

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Cuando inician la investigación, intentan que nada se escape. «En Internet se toman evidencias digitales para que no se eliminen. Los equipos especialistas pueden encontrar teléfonos o correos electrónicos que te lleven sobre la pista. El autor puede estar al lado o muy lejos», afirman para explicar una labor en la que la víctima es el centro de todo.

Los Cuerpos de Seguridad han investigado 210 delitos de odio en Extremadura desde 2014, año en el que comenzó el registro

No es fácil que denuncien y, por eso, intentan ofrecer espacios y un acompañamiento que se lo haga más fácil. «Los puestos de la Guardia Civil están en los pueblos y ahí se conocen todos. A veces hasta son familiares de quienes recepcionan la denuncia o no quieren que les vean entrar o salir. Ante eso pueden ir a otros puestos en otras localidades y lo coordinamos», apunta una de las agentes del REDO. «Se ofrece a la víctima una atención sin prejuicios, que es el temor que muchas veces tienen. A la hora de tomar la denuncia se intenta tener más privacidad para que la persona se abra», añade.

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En esa labor también cuentan con el apoyo de organizaciones sociales y de los agentes de la Guardia Civil distribuidos por diferentes unidades territoriales. Asimismo, mantienen un contacto continuo con la fiscal para delitos de odio y discriminación de cada una de las provincias.

De este modo, detectan sobre todo insultos y amenazas en redes sociales, pintadas ofensivas o amedrentamiento verbal o gestual por raza u orientación sexual. Las agresiones físicas se suelen dar menos.

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Xenofobia e ideología

Desde 2014, año en el que se empezaron a registrar los delitos de odio en las estadísticas del Ministerio del Interior, en Extremadura se han investigado 210 casos. Los que más se dan son por racismo y xenofobia, con 59 hechos conocidos; seguidos de 58 relacionados con la ideología y 32 por la orientación sexual, según los datos que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, la policía autonómica y las locales proporcionan al sistema estadístico de criminalidad.

En 2023, último año con datos disponibles en Interior, se registraron 21 casos en la región extremeña, los mismos que en 2022 y cinco más que en 2021.

En Extremadura, los especialistas aseguran que «no hay un elevado número en comparación con otros delitos, pero no afectan a una sola persona o una familia, sino a todo un grupo que comparten las características por las que alguien ha sido atacado», explican desde el REDO de la Guardia Civil de Cáceres. «Tiene un gran impacto y por ello se les presta mucha atención a pesar a ser pocos casos», añaden.

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Inciden en que «la discriminación no ha aumentado», sino que «la visibilidad es mayor y la confianza de las víctimas para denunciar también». La sociedad empieza a saber que hay profesionales formados específicamente en la caza del odio.

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